XVIII.- La vida deja de ser como la conocíamos

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Esa semana Chaeyoung tuvo que viajar a la ciudad para certificar su nivel de francés y también para que junto con su madre y hermana comprarán los nuevos modelos de vestidos que estaban de moda, ya que aquellas dos eran aficionadas a esto.

Esos 8 días lejos de Mina le parecieron eternos, entre las boutiques que visitaban y las ansias de tener entre sus brazos el calor de su Minari, todo se volvía más insoportable. Además estaba el factor de que jamás compartió las mismas aficiones que su madre y hermana, ella siempre fue más afín a su padre y a sus gustos.

El regreso fue un domingo por la tarde/noche, así que realmente no pudo encontrar algún pretexto para ausentarse de su casa, ya que casi era hora de la cena y además tenía que asearse y por supuesto mostrarle lo que había comprado a Nayeon que sin avisar llegó a su casa.

Las horas le parecieron eternas, sabía que para Mina tenía que estar siendo igual, la espera había sido mucha, tampoco Mina pudo ir ese mismo día a recibirla ya que en su casa los domingos eran familiares, y entre los niños de su hermano mayor, Jin, y ayudarle a sus hermanas con la cena, no pudo ausentarse.

Pero el lunes llegó y las ansias por verse crecieron, solo que Chaeyoung no podía, ya que recibía clases personalizadas, y Mina tampoco, ya que le tocaba ese día en la mañana atender el restaurante de su familia.

Sin embargo Chaeyoung procuró terminar pronto con sus clases para bajar a comer con su familia y luego correr hasta la casa de Mina, donde le dejó una nota con Jihyo, diciéndole que la esperaba "en el lago", obviamente no la esperaría precisamente en el lago, más bien en la habitación de aquella cabaña, pero no podía arriesgarse a que Jihyo o alguien más leyera sobre su lugar secreto y pudiesen descubrirlo, y peor aún descubrirlas ahí adentro mientras se dan algún beso o algo más comprometedor.

Chaeyoung se fue casi corriendo a aquel lugar donde se encargó de llenarlo de las últimas flores que quedaban de aquel verano, pues ya estaba cerca el otoño, podía sentirse en el frío viento que bajaba de las montañas.

También llevo una botella de licor que tomó del estudio de su padre, a parte de algunos aperitivos y postres que había traído de su viaje para Mina, ademas en su bolsillo tenía un regalo especial también para Mina, lo había comprado con todo su cariño sin que su madre o Jeongyeon se dieran cuenta, fue una misión casi imposible, pero lo logró, y supo que a Mina le encantaría.

Casi dos horas habían pasado cuando llegó Mina. Ni bien cruzó la puerta se tiró a los brazos de Chaeyoung, esta última sin pensarlo la recibió con un fuerte y cálido abrazo.

Permanecieron así por un tiempo, Mina, rodeándola por el cuello y Chaeyoung por la cintura, al soltarse Mina automáticamente buscó tomar las manos de Chae mientras la miraba a los ojos y con su mejor voz de niña consentida le dijo, — Chaeyoungie, no sabes cuánto te extrañé, por favor no te vuelvas a ir.— Chaeyoung le contesto en el mismo tono, — Tu tampoco te imaginas cuánto te extrañé Minari, y no, no te preocupes, la próxima tu vas conmigo.— Acabó haciendo un puchero en el cual estiraba su labio inferior.

Mina sin poder resistirse más ante tal muestra de ternura se lanzó a besarle. Mientras se besaban repetidamente no paraban de decirse entre beso y beso que se amaban y que se habían extrañado.

Minutos después ya más tranquilas, ambas medio recostadas en aquel viejo sofá, Mina recostando su espalda sobre el torso y el pecho de Chaeyoung viendo hacia la ventana, mientras Chaeyoung observa a Mina y juega con su pelo, nadie emitía palabra alguna, hasta que Chaeyoung decidió romper el silencio diciendo mientras miraba embobada el rostro de su contraria, — No sabes lo feliz y afortunada que me siento en este preciso momento, ya que amo y me ama la mujer más hermosa del universo.— Mina con una sonrisa tímida la miro a la cara diciéndole, — Ay Chaeyoungie, tú vas a hacer que muera de amor cualquier día de estos, eres tan dulce conmigo.— Tomó la mejilla de su contraria mientras se acerca diciendo, — Te amo Chaeyoungie.— Y la besó.

120 AÑOS (MICHAENG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora