XXVI.- Esto es amor

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Las horas pasaron, el momento de decir adiós se acercaba cada minuto que pasaba. Mina y Chaeyoung no habían podido estar ni un solo segundo sin sentir el contacto de la otra.

Lisa se contuvo, ya que por naturaleza era habladora pero ahora solo se dedicó a observar en silencio y con una enorme sonrisa como las otras dos no paraban de darse miraditas y sonrisitas tontas y enamoradas, a Lisa le parecía encantadora la manera en que aquellas dos se comportaban, pues para sus adentros sintió que así debía verse el amor de verdad. Y aún que odiaba tener que despertarlas de aquel sueño donde solo ellas dos eran protagonistas, les hizo saber que era hora de despedirse.

Chaeyoung y Mina se miraron a los ojos con tristeza, definitivamente no querían estar separadas una vez más, no estaban preparadas para estar tan cerca y tan lejos a la vez, pero tenían que hacerlo, ya habían platicado por las últimas dos horas y media, pero no era suficiente, ni siquiera habían podido darse otro beso, ya que Lisa estaba presente y les daba pena, Lisa les avisó como el chaperon de Chaeyoung ya hacía señas desde afuera, así que las apresuró diciéndoles, - Ya tienen que despedirse por hoy, pero les juro que estaremos buscando momentos y lugares para que se sigan viendo, por ahora vámonos Chaeyoung, pero para que vean que soy buena les daré oportunidad de cuidar mientras ustedes se despiden con un beso más.- Y les giño un ojo, Mina y Chaeyoung sonrieron un poco sonrojadas y asintieron.

Lisa volteo hacia la gente dentro de la cafetería y luego de cerciorarse que nadie las miraba les dio una señal para despedirse, Mina y Chaeyoung se miraron en silencio por unos segundos, luego su vista bajo a los labios de su contraria, y sin pensarlo más se fueron acercando lentamente hasta besarse, primero levemente, solo como un roce que era más que nada para sentirse la una a la otra, pero segundos después el beso se volvió voraz, necesitado, hambriento, tanto tiempo sin el contacto de la boca de la otra hizo que la batalla entre sus lenguas fuera despiadada, y que el control que habían mantenido por todo ese tiempo en el café, desapareciera, haciendo que ambas se quedaran sin aliento, pero aún deseando más contacto, así que con la respiración entre cortada aún seguían sus labios unidos y entre pequeños besitos se repetían una y otra vez "te amo" sinceros y llenos de sentimiento, ambas volvieron a cerrar sus ojos y juntando sus frente se abrazaron fuertemente, como queriendo jamás volverse a separar, Chaeyoung por último le dio un corto beso que Mina recibió con gusto, justo entonces Lisa las volvió a la realidad diciendo aún sin voltear a donde estaban sentadas despidiéndose, — Chicas apúrense, que el chaperon de Chaeyoung está por entrar al local en cualquier momento.-

Chaeyoung entonces tomó con sus manos las mejillas de Mina para luego decirle mirándola a los ojos, - Minari, amor mío, no sabes como te voy a extrañar hasta que podamos volver a estar juntas.- Mina le respondió también viéndola a los ojos, - Voy a estar contando los minutos para volver a verte Chaeyoungie.- Le dio un besito y luego dijo, - Te amo Chaeyoungie.- Chaeyoung le respondió, - También te amo, mi Minari hermosa.-

Les costó pero tuvieron que dejarse ir poco a poco y justo cuando el chico que acompañaba a Chaeyoung iba hacia la puerta del café ellas soltaron sus manos.

Se dijieron adios con el llanto casi cayendo de sus ojos, pero con la esperanza de que estando cerca podrían inventar cualquier otra cosa con el pretexto de estudiar.

Mina vio como Chaeyoung y Lisa cruzaban la puerta del café, suspiró al observar cómo Chaeyoung le daba una última mirada triste, pero a la vez cómplice y amante, sabía que Chaeyoung siendo como era, aferrada y terca, encontraría maneras para estar viéndola en esa semana en que ella estaría en la ciudad.

Y así fue, los siguientes días con ayuda de Lisa se vieron un par de veces en el café, y otra vez más en el salón de artes de la universidad, se daban besos furtivos, y caricias deseosas de más contacto, no les alcanzaba el tiempo para poder observarse, decirse lo mucho que se amaban y lo mucho que querían estar una al lado de la otra.

120 AÑOS (MICHAENG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora