XXX.- Por favor quédate que llueve afuera

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El curso que impartió Chaeyoung junto con su profesor y dos de sus compañeros terminó, no sin un par de tartamudeos por parte de Chaeyoung al darse cuenta cómo Mina la miraba desde su asiento, con esos ojos de fuego y esa sonrisa pícara que aún que rara vez se presentaba en ella, Chaeyoung sabía exactamente lo que estaba pasando por la mente de su amada.

En un momento Chaeyoung se sonrojó aparentemente de la nada, solo Mina entendió la razón de aquello. La razón era que Mina estaba pensando en cosas, cosas no muy santas por hacer con Chaeyoung cuando pudieran volver a estar a solas.

Mina por lo general parecía tranquila y serena, pero a la hora de intimar siempre fue bastante atrevida, y siempre estaba dispuesta a quedar extenuada por amar a su hermosa novia, incluso se sorprendía a ella misma con lo que podía llegar a sentir o hacer a solas con Chaeyoung, por que aún que ambas eran inexpertas pues en realidad ninguna de las dos jamás habían tenido algo íntimo con alguien más, en la alcoba, cuando estaban a media luz, era otra cosa, Mina podría jurar que en aquellas sesiones donde hacían el amor, había llegado a delirar, y por su parte Chaeyoung casi podría jurar que había tocado el cielo mientras perdía la conciencia al estallar de placer al lado de Mina.

En estos últimos tiempos habían tenido más la oportunidad de explorar un poco que le gustaba a una y a la otra, y así mismo fue como Chaeyoung descubrió que su tierna corderita, a solas podría transformarse en un lobo feroz, y así fue como Mina supo que Chaeyoung daría hasta su último aliento por hacerla sentir bien.

En cuestión de piel se complementaban tan bien, jamás lo dudaron, aquello tenía que ser una de las ventajas de amar y conocer tanto a quien era tu pareja.

Por fin la ponencia terminó y Chaeyoung pudo escaparse a comer con Mina, el profesor de hecho estuvo de acuerdo, ya que al ver el dulce rostro de la chica, a la que por cierto le cambiaron el nombre por el de Mirna, por cualquier cosa que pudiera pasar, no pudo negarse a dejar que Chaeyoung fuera con ella, ya que para nada le pareció una amenaza, además, le contaron que se conocían de hace mucho tiempo atrás y eran muy buenas amigas, y el obviamente noto la complicidad y excelente química entre ambas.

En la comida fue más que nada darse miraditas y tomarse de la mano por debajo de la mesa, ambas suspiraban totalmente enamoradas mientras se miraban a los ojos.

Hablaron de varias cosas, pero el punto más importante es cómo se mantendrían en contacto y con que frecuencia. Mina por su parte prometió escribir todos los días, pero no sabía que tan rapido Chaeyoung recibiría las cartas.

Por su parte Chaeyoung prometió igual darle contestación a todas y cada una de sus cartas, también hizo que le jurara que cuidaría de ella y que no saldría del área de paz, y que cualquier mínima cosa le avisara, que no permitiría qué nada le pasara y que jamás se pondría en ninguna clase de peligro, que por sobre todas las cosas cuidara de su corazón por que dentro estaba ella y si su amor era tan grande debía cuidarlo, para el día que pudieran volverse a ver, volvieran a amarse como a diario, como siempre.

Los días volaron teniéndose la una al lado de la otra, el viernes había llegado. Esta sería su última tarde juntas, así que decidieron pasarla paseando en un bello parque para después caminar al hotel de Chaeyoung discretamente tomadas de la mano.

La despedida sería difícil así que tomaron la decisión de subir a la habitación de Chaeyoung para darse un último beso.

Ya en la habitación ambas se abrazaron con fuerza, queriendo quedarse así para siempre, sintiendo que nada puede hacerles daño, sabiendo que tienen a su lado a la persona que aman y que está les corresponde completamente, quedarse así, simplemente sintiendo el calor de la otra, sin preocupaciones, sin nadie que las señale por amarse.

120 AÑOS (MICHAENG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora