Bien

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Lo único que Draco podía pensar ese día era: M I E R D A.

Los días en San Mungo eran pacíficos, muchos casos de alergias en niños junto madres y padres primerizos, además de los ingresados en el hospital.

Draco estaba sentado en su escritorio ordenado, mordía su lapicero insconcientemente y vagaba su mirada por la hoja de papel dónde el Ministerio plasmaba las medidas de seguridad, medicinas, recursos...

Su celular sonó en su bata y lo sacó viendo el identificador, dónde salía que era un número desconocido. Atendió.

—Buenos días ¿Draco Malfoy?.

—Buenos días ¿quién habla?.

—Habla el Auror Edwards— dijo la voz a través del auricular, frunció el ceño confundido ya que pocas personas en el mundo mágico empezaban a usar celulares —Fui llamado por su sobrino, dijo que era una emergencia y usted es el número de emergencia. Lamento informarle que Andrómeda Black falleció.

Draco parpadeó aturdido, boqueó e intentó hablar pero ninguna palabra salió de su garganta. Su mente volvió a procesar una vez, y otra, y otra vez lo dicho por el hombre.

«Lamento informarle que Andrómeda Black falleció»

«Andrómeda Black falleció»

«Falleció»

—¿Señor? ¿Sigue ahí?

—¿Cuándo? ¿Cómo?— las preguntas salieron atropelladamente —No diga nada, voy enseguida.

Draco se levantó de su escritorio abruptamente, lanzó el bolígrafo junto los documentos en la mesa y se quitó su bata dejándola en la silla.

Conjuró un Patronus y le envió un mensaje a Harry, pidiéndole que se apareciera en la casa de Andy ahora. Salió del lugar y vió a Claire.

—Claire, me tengo que ir. No volveré en unos días.

—Claro, Sanador Malfoy.

Se apareció en la casa de Andrómeda, en la sala estaban Teddy durmiendo en el sofá y un Auror castaño paseaba por el lugar.

—¿Señor Malfoy? Es un placer conocerlos, aunque no en éstas circunstancias— estrechó su mano cordialmente.

—El placer es mío ¿podría...— articuló con las manos en un intento de expresarse.

Harry se apareció en ese momento, vestía un pantalón y un sweater verde esmeralda. Parecía preocupado.

—Amor, ¿qué pasó?— el moreno besó sus labios castamente y estrechó su mano con el Auror —Harry Potter.

—Auror Edwards. Lamento decirles que Andrómeda Black falleció por muerte súbita durante la noche, ésta mañana Teddy llamó al departamento de Aurores diciendo que su abuela no despertaba y me enviaron aquí a revisar, el cuerpo continúa en su habitación y el niño se durmió hace unos minutos.

—¿Por qué no han recogido el... cuerpo?.

—Esperaba su confirmación y que quiere hacer con él.

Draco empezó a hiperventilar, a pesar de ser Medimago y haber visto personas fallecer, le parecía irreal que un familia cercano, quién podía considerar una madre, había muerto. Inesperadamente. Su corazón dejó de latir y murió. Era cínico describir algo tan doloroso en unas pocas palabras.

—Dragón, ve a tomar aire. Me encargaré de todo.

—¡Claro que no! Yo puedo ayudar, es mi tía.

—Será difícil, déjame hacerlo por ti.

Harry sabía lo que decía, al ser Auror había presenciado muertes y organizado funerales junto a los familiares, Draco sólo había firmado los documentos donde afirmaba el fallecimiento.

Harry había perdido más personas cercanas, Draco no, de hecho, era la primera persona que el rubio conocía moría y tenía que encargarse de su entierro. El moreno participó en el entierro de Remus, Sirius, Cedric y Tonks.

Asintió algo cohibido y caminó automáticamente hasta donde dormía Teddy, se sentía en una pesadilla. No parecía real. Acariciaba el cabello celeste del niño y miraba un punto fijo.

Minutos después, se aparecieron cinco Aurores y partieron a su habitación. Harry se sentó al lado de su esposo y lo abrazó fuertemente.

—Van a recoger el cuerpo y prepararlo para el funeral— susurró acariciando su mano —¿Quieres verla?.

Asintió con un nudo en la garganta.

—Ve, yo me quedo con Ted.

Harry vió con preocupación como Draco entraba a la habitación, acarició el cabello de su ahijado con cuidado y cariño. A los minutos volvió su esposo con los ojos cristalizados y los labios en una tensa línea.

—¿P-podemos irnos?.

Harry le tendió una mano al rubio y cargó en sus brazos a Teddy, confiaba en los Aurores y sabían que harían todo sin altercados. Se aparecieron en su hogar.

Draco soltó su mano y se encerró en el baño, el moreno sabía que estaba las ganas de llorar frente a los Aurores y Teddy, dejó al niño en el sofá y lo cubrió con una sábana.

—¿Dragón?— tocó la puerta con cuidado, fue abierta por su esposo quién lo abrazó con fuerza.

Se aferraba a Harry cómo si fuese lo último que haría, los sollozos eran amortiguados en su cuello y las lágrimas corrían silenciosamente.

—Ni siquiera sé porqué estoy llorando— murmuró entrecortadamente —La quería mucho, la quiero. Ella me cuidaba cuando mamá no estaba, fui un mal sobrino. No le dije que la amo, a veces le trataba mal porque me quitaba mis dulces.

—Tranquilo bebé, todo estará bien.

—¿Por qué tú no estás llorando?— acunó su rostro mirándolo entre lágrimas —La quieres ¿por qué no lloras? ¿estoy dramatizando? Estás sufriendo también, no soy el único.

—Mi amor, si la quiero. No estás dramatizando, yo sólo soy tu apoyo como tú eres él mío— besó su frente —Cuándo tu lloras, yo te cuido... posiblemente empiece a llorar en unos días, mi mente no reacciona inmediatamente. Sabes que tengo efecto retardado.

Draco rió formando un puchero, sabía que su esposo intentaba hacerlo reír y lo amaba mucho más por eso.

—Es un momento difícil, pero todo estará bien.

Allí, en el pasillo del fondo estaba la pareja abrazada, el rubio controlaba sus sollozos para no despertar al niño que dormía en el sillón, a unos metros de distancia.

-ˏˋ Momentos ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora