Magia

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Ese día había surgido naturalmente, Harry se había encargado de llevar a Teddy a la guardería mágica mientras que Draco dormía plácidamente luego de una guardia que tuvo la noche anterior.

Era casi mediodía cuando el rubio se despertó y Harry veía una película en el televisor a su lado.

—Buenos días, Dragón.

—Buenos días.

Draco se retorció estirándose entre las sábanas y apoyó su cabeza en el regazo de su esposo, quién movió un poco su cabello y le dió un beso en la frente.

—¿Y Teddy?.

—En la guardería, debería ir a buscarlo en una hora.

—Demonios, dormí demasiado.

Harry rió suavemente mientras acariciaba las hebras rubias. En ese momento, el celular del moreno timbró en una llamada, lo tomó con la mano libre y atendió.

—Buenos días, ¿quién habla?.

—Buenos días Sr. Potter, soy Helen, la encargada de la guardería de Teddy, requerimos su presencia lo más pronto posible.

—¿Sucedió algo malo?.

—No señor— respondió una mujer suavemente a través del auricular.—Sólo que Teddy en serio los necesita.

—Vamos enseguida.

—¿Qué sucede?— preguntó Draco cuando su esposo se levantó de la cama y colgó la llamada.

—Me llamaron de la guardería, dijeron que Teddy quiere vernos— explicó el moreno colocándose una camisa.—No es nada grave, pero deberíamos ir.

—Vamos.

Draco se cepilló y lavó en unos minutos, para luego vestirse rápidamente y así, se aparecieron en la entrada de la guardería, para caminar hacia la secretaria.

—Hola. Disculpe, vengo a ver a mi hijo.

—Señores Potter, claro, pasen.

Pasaron por una puerta transparente, donde vieron a niños de dos a cuatro años dibujando en una mesita, durmiendo o escuchando una historia. A la lejanía, observaron el cabello celeste de Teddy junto a la señora llamada Helen, hablando con una mujer pelirroja y un niño pequeño de cabello chocolate.

—¡Papis!— gritó Teddy apenas los observó caminar hacia él.

Corrió hasta llegar a su lado, Harry lo alzó en sus brazos y besó su cabello, Draco llegó hasta Helen y le tendió la mano.

—Buenos días, gracias por llamar.

—¿Draco?— preguntó la mujer a su lado.

Cuando la rubio la observó atentamente, pudo notar el inconfundible cabello rojizo y esos ojos amables que los recibieron en la terapia de pareja.

—¡Colette! Un placer volver a verte.

—El placer es mío— sonrió la chica ojiazul.

—¡Ya se conocen! Magnífico— habló Helen enérgica —Les dejó para que se pongan al tanto, si necesitan algo, avísenme.

Harry llegó al lado de su esposo sonriéndole a Colette —¿Cómo estás?.

—Muy bien, chicos— sonrió levantando al niño en brazos.—Por cierto, él es mi hijo James. Saluda cariño.

El niño de rulos chocolate alzó su manita, luego abrazó a su mamá por el cuello y escondió su rostro avergonzado. James tenía la piel canela, con cabellos largos y ojitos azules igual a su madre.

—Según Helen me comentó, Teddy tuvo una pequeña explosión de magia mientras jugaba con James— explicó la pelirroja acariciando la espalda del niño —No sucedió nada grave, solo un pequeño rasguño ya curado en su carita, pero no podían parar de llorar por el susto.

—Lo siento— dijo Teddy retorciendo sus deditos.

—No hiciste nada malo, cielo. Con el tiempo aprenderás a controlar tu magia como tus papis ¿quieres jugar con James antes de irnos?.

Los ojitos miel del niño se iluminaron mientras asentía, cuando sus piecitos tocaron el suelo salieron disparados hacia la mesa de dibujo.

—James me habló mucho sobre Ted, es el primer amigo que tiene en mucho tiempo— comentó la pelirroja mirando a su hijo —Es tímido.

—Teddy también nos ha hablado mucho de él— Harry abrazó a Draco y miró a Colette —No quiero ser indiscreto pero... pensábamos que eras muggle.

—Lo soy, también tengo 20 años... lo sé, muy joven para ser mamá— habló la chica cruzando sus brazos y acercándose a ellos —El papá de James es mago.

—¿Además eres psicóloga y terapeuta?— preguntó asombrado el rubio.

—No fuí a la secundaria... aprendí por mi cuenta y entré a la universidad con 15 años, no fue nada fácil tener a James a los 18, pero no me arrepiento. Lo amo.

—No queremos criticarte, nosotros tenemos 21 años y aún así logramos tener la custodia. Seguro eres una gran mamá.

—Muchas gracias.

Se quedaron en silencio observando a sus hijos dibujar, Teddy le prestaba lápices al moreno, mientras que James le sonreía mostrándole su dibujo orgulloso y siendo elogiado por el peliazul.

—Deberíamos reunirnos más seguido, nuestros hijos son muy unidos.

—Sería genial.

-ˏˋ Momentos ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora