Familia

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Ya no eran adolescentes, tenían un hogar, una profesión y una relación.

No le temían al futuro, hablaban de él como un tema sin importancia. Se amaban y no habían planteado compromisos u obligaciones.

Estaban juntos y eran felices.

Ese día se encontraban en una feria todos juntos para celebrar el cumpleaños de Hermione, ella tenía un vestido de flores hasta la rodillas, hermosa a ojos de su novia.

Fueron primero a la monstruosa montaña rusa, dejándolos con el corazón acelerado y temblando. Ron terminó vomitando en un cubo de basura y Blaise a su lado sobándole la espalda. Compraron algodón de azúcar, palomitas y dulces, entre todos.

Luego continuaron con una atracción que consistía en arrojar dardos, quién acertará al centro ganaría algún premio. Ginny ganó a la primera y le regaló un osito a Luna, Ron intento jugar pero perdió, a lo que Blaise le compro un helado. Pansy prefirió comprar el osito para la cumpleañera y Harry le ganó a su novio un leoncito de felpa.

—Jódete Potter— le susurró mientras abrazaba su premio.

Cuando continuaban caminando pasó un chico sobre una patineta, le dió una nalgada a Hermione haciéndola saltar mientras se aferraba al brazo de Pansy.

—¡Estás buenísima! ¡Y tú amiga también!— gritó a lo lejos el idiota mientras soltaba una carcajada.

—¡Hey idiota! ¡Buenísima estará la paliza que te voy a regalar!— exclamó Ron ardiendo en coraje.

El chico al parecer lo escucho ya que, había vuelto. Observó a las cuatro chicas de pies a cabeza mientras sonreía. Ron y Harry se ubicaron frente a sus amigas con el ceño fruncido y la espalda tensa.

—Estás buscando morirte, hombre.

—Oh vamos ¿ustedes dos? ¿Qué hacen con esas hermosuras? Necesitan a un hombre que las haga sentir mujer.

—Cierra la boca maldito imbécil— gruñó Ginny mirándolo a los ojos.

—Uhg, tú no. Eres una jodida marimacha.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, Blaise y Draco tomaron al chico de los brazos, obligándolo a caminar lejos, se observó como le decían unas palabras y el desconocido palidecía asintiendo. Por último el rubio le regaló un puñetazo en el pómulo y lo empujó hacia su patineta haciéndolo caer, se levantó rápidamente y salió corriendo.

Draco se limpió la mano con elegancia para luego tomar la de su novio y seguir caminando.

—¿Qué le dijeron? Le quería dejar sin cara— se quejó Ginny. Blaise le abrazó por los hombros negando.

—Cosas sin importancia— guiñó un ojo con su amigo.

Cayendo el anochecer, cada pareja se subió a una cabina de la gran rueda de la fortuna. Harry subió sus piernas sobre las de Draco, el rubio las acariciaba sobre la tela mientras cerraba los ojos y disfrutaba el viento.

—Me hubiera gustado golpear al idiota.

—A mi no, hubieras terminado lastimado— lo miró y dejó un besito en su mano —Sin embargo, nadie insulta a mi familia sin sufrir las consecuencias.

Harry observaba a su novio con una sonrisa, le hacía feliz que considerará a sus amigos como familia. Se sintió el ser más afortunado, como cada ve que lo besaba sin importar qué, tuvo una magnífica revelación.

Quería pasar el resto de su vida con Draco.

Empezaría a planear todo para lograr su cometido. Por ahora, solo se sentó sobre el regazo de su novio y escondió su rostro en el pálido cuello, respiró profundamente y se relajó al sentir los brazos gentiles pero firmes sobre su cadera.

-ˏˋ Momentos ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora