Despedida

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Dejando de lado todos los acontecimientos que pasaban todos los días, como la renuncia de Harry del Ministerio, que dejó mudo al Ministro, al igual que el escándalo armado cuando publicaron en El Profeta que Harry Potter y Draco Malfoy estaban comprometidos.

Ya había llegado Abril, y todos estaban ansiosos por asistir a la boda más controversial del mundo mágico. Al final se habían decidido casar el viernes 16 de Abril, por lo cual enviaron las invitaciones a amigos y familiares con un mes de anticipación.

Era un jueves por la noche, los chicos habían ido a llevarse a la pareja a su despedida de soltero.

—¿Ya están listos?— preguntó Blaise desde el sillón de la sala, dónde estaban Ron, Luna, Ginny, Pansy y Hermione, respectivamente.

En la habitación se encontraban Draco y Harry, el moreno peinaba el cabello de su novio que estaba sentado sobre la cama.

—Listo— sentenció el de lentes dejando el peine de lado, para luego atar la mitad del cabello en una coleta y dejó algunos mechones caer sobre su frente.

—Gracias cielo.

Draco se observó en el espejo, dónde había un mueble largo, con un televisor, algunos libros, lápices y sus colonias. El rubio tomó una, la olió y se la aplicó en el cuello.

—¿Esa no es mía?.

—Ajá— le guiñó el ojo mientras se aplicaba más en las muñecas.

Harry rió suavemente, lo besó y susurró sobre sus labios —Amo la idea de que lleves mi olor.

—Posesivo— susurró de vuelta y se acercó hasta rozar sus labios, pero se alejó rápidamente observando a Harry con los ojos cerrados.

—Provocador.

—Después de ti— abrió la puerta y se hizo a un lado, dejando pasar a Harry.

—No sabes cuánto deseo que ya sea nuestra luna de miel— le dijo tomando su saco y saliendo —Te haré pagar.

—Uy, castígame— arrugó su nariz jugando.

Llegaron hasta la sala, dónde sus amigos se levantaron del sillón —¡Por fin!.

—Solo fueron cinco minutos.

—Cada minuto es valioso— Ron sonrió emocionado —Es mi primera despedida de soltero.

Se reunieron en la sala, tomaron sus manos y se aparecieron en un club, el cual parecía más bar que club. Estaba completamente oscuro, era iluminado tenuemente por luces neón, habían personas bailando, además de un restaurante-bar y muchas mesas alrededor.

—¿Quién tiene hambre?.

Quién organizó la despedida fue Blaise y Ron, por lo que ordenaron sushi para todos y bebieron vino, luego comieron mucho helado, exigido por Draco.

—¿Vamos a bailar?— Ginny le ofreció la mano a Luna, quién aceptó y salieron hacia la pista.

La pelirroja vestía un pantalón de jean, junto a unos tacones de aguja y un croptop rojo fuego, sobre este una chaqueta de jean, la rubia en cambio, tenía una falda de jean, unas botas blancas y un suéter blanco. Ambas bailaban al son de la música.

—¡Nosotras también vamos a bailar!— Pansy bebió de un trago su copa y jaló a Hermione con ella, la pelinegra estaba muy ebria.

Pansy pasó entre el bullicio, vestía una falda de cuero hasta la rodilla, unas botas altas negras y un suéter cuello de tortuga verde. Hermione tenía una camisa con lentejuelas doradas y un jean azul, además de unos tacones beige.

Harry miró a su alrededor, dándose cuenta de que Blaise y Ron no estaban, seguramente estarían follando en el baño, ese era su estilo. Follar en cualquier oportunidad que tuviesen.

—...una copa de helado de menta con chocolate, gracias— Draco le sonrió a la chica —Todo va a la cuenta de Blaise Zabini.

—Claro señor.

A pesar de la oscuridad, sus ojos estaban acostumbrados y pudo ver con claridad a su novio. Vestía un pantalón negro y un camisa de seda beige, junto unos converse's blancos.

Tarareaba en voz baja la canción que sonaba y jugaba con sus dedos, como un niño pequeño esperando su regalo.

—¿Se te perdió algo?— preguntó el rubio apoyando su mejilla en su mano izquierda, del cual resaltaba el anillo de compromiso.

—La heterosexualidad.

Draco soltó una carcajada —Eso es ilógico, Potter. Eres bisexual.

—Déjame ganar al menos una vez, Malfoy.

Se acercaban inconscientemente, Harry cruzó sus brazos sobre la mesa y Draco elevó una ceja burlón.

—Solo puedes ganar en otras ocasiones, si me entiendes— acarició con la yema de su dedo el dorso de la mano del moreno.

Sus rostros estaban a escasos centímetros, observaron sus ojos fijamente. Ellos eran así, les gustaba coquetear, lanzarse miradas juguetonas y usar sus apellidos, para ellos era una forma de recordar los viejos tiempos.

—Aquí está su helado, señor— la chica dejó la bandeja sobre la mesa y se retiró con una reverencia.

Draco se separó emocionado, tomó la cuchara y se comió una porción —Esto es la gloria.

—¿Cuánto helado haz comido?.

El rubio pensó, luego se encogió de hombros —No lo sé, es problema de Blaise. Yo como y él paga.

—Eres un comelón— se acercó y le limpió con el pulgar la comisura del labio un poco de chocolate —Mi comelón.

Draco frunció el ceño con las mejillas infladas de helado —¿Me estás diciendo gordo?.

—Claro que no— le robó un poco del dulce recibiendo un golpe suave en el hombro —Aunque tengo una duda, ¿Cómo comes tanto y no engordas?.

—Sinceramente, no tengo ni idea— respondió terminando la copa —Ni siquiera hago ejercicio, el metabolismo, supongo.

—¿Por qué estás nervioso?— preguntó Harry —Siempre que comes mucho, estás nervioso.

—La pregunta correcta es ¿Por qué no lo estás tú? Nos vamos a casar pasado mañana.

Harry rió suavemente —Claro que lo estoy, y muy emocionado. Mejor vamos a bailar.

—De acuerdo ¿Quieres que te deje ganar también?.

—No lo necesito— tomó su mano y lo pegó a sí mismo —Te voy a ganar.

Caminaron hasta quedar frente a frente, la pista estaba abarrotada por lo cual no se podía distinguir en que lugar estaban. Draco tomó la cadera del moreno y lo acercó bruscamente, pegando sus torsos, mientras que Harry rodeó su cuello con sus manos. Ambos se observaron retadores, haciendo una competencia muda entre ellos.

—Esto me recuerda a nuestros partidos de quidditch— susurró el moreno sobre los labios de su novio.

—Siempre ganabas, así que no puedes reclamarme cuando pierdas.

Harry posó su pierna entre las del rubio, chocaron sus caderas y su mano recorrió su cuello pálido hasta llegar al primer botón de la tela de seda, con el cual jugó provocando.

—¿Sigues creyendo que vas a ganar?— dijo divertido al ver los ojos plata de su novio, creando fricción con su rodilla.

Draco tomó su cuello de manera suave con una mano, siendo consiente de lo que esa acción causaba en Harry, acercándolo y besándolo, todo labios, lengua y dientes, haciendo que el ojiverde enterrará sus dedos en su cabello.

—No lo creo, lo sé— respondió al separarse de su boca, para empezar un camino por su mandíbula y cuello.

Cuando Ron y Blaise volvieran del baño, estarían confundidos al no encontrar a sus amigos por ningún lado.

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