"Ya veo, así que es eso..." Kirigiri comento, sentada en una de las camillas por comodidad. "... Así que yo soy la Estudiante Detective Definitiva."
"M-me cuesta creerlo..." Fujisaki dijo con escepticismo.
"Pero es la verdad, eso es lo que ha pasado, con nosotros y con el mundo." Reafirmo la pelinegra su historia.
"Entonces... Mi padre ha muerto..." La Detective Definitiva cerro los ojos por varios segundos, asimilando el hecho, sin embargo en situaciones como esta no había lugar para sentimientos, por lo que, al menos por ahora, los hizo aun lado.
"Si. Junko lo asesino." La Mercenaria le dijo sin disimulos.
Kirigiri asintió. "... Mukuro, te creo."
La Mercenaria sonrió en respuesta. "Si, en serio me olvidaba que eras así..."
Mukuro en su momento lo más cerca que estuvo de Kirigiri fueron ocasionales conversaciones y los cordiales saludos cuando se encontraban, pero ella había sido muy amiga de Makoto, por lo que conocía su forma de actuar.
Era una persona lógica, que no creía en base a la persona que contaba algo, sino a la consistencia y bases de su historia, por lo que incluso si la Detective tuviera que oponerse a una multitud, lo haría sin dudar.
La pelinegra había logrado estabilizar a Makoto poco después del asesinato del primer Monokuma, y ahora si bien no estaba en óptimas condiciones, ella podía decir que no iba a morir.
Ese pensamiento le alegraba por dentro, ya que pudo salvar a la persona a la que estimaba tanto, sin embargo, con Kirigiri ahora de su lado, tenía otras cosas de las que ocuparse.
Ahora su siguiente objetivo era; Junko Enoshima, su hermana menor.
Mukuro camino hacia Naegi, quien aun yacía debajo de la tercera camilla, invisible desde la entrada, se acuclillo para mirarlo mejor, y de ese pequeño escondite, saco los filosos restos de la porta sueros con el que había asesinado al primer Monokuma.
"Kirigiri, confió en ti para cuidar de Naegi." Murmuro la mercenaria mirando al afortunado, quien yacía inconsciente aun.
La susodicha asintió con determinación. "Puedes contar conmigo." Dijo, mientras Fujisaki decidió permanecer en silencio.
"Es un alivio..." Suspiro Mukuro con calma al saber que podría dejar a Naegi en buenas manos.
Mukuro siguió mirando al afortunado por algunos momentos más, regalándole a su amor inconsciente una triste y cansada sonrisa.
"Recupérate, Makoto." Le dijo antes de levantarse y caminar hacia la puerta.
A paso lento, la Mercenaria se preparaba para lo que venía, ella no tenía las habilidades deductivas de Junko, pero no era en lo absoluto alguien estúpida, sabia como actuaba su hermana y tenía una vaga idea de lo que sucedería ahora.
Por eso llevaba con ella la barra de hierro, o mejor dicho, los restos de la porta sueros.
"¿A-a dónde vas?" Pregunto la Programadora con curiosidad, mientras caminaba hasta estar cerca de Kirigiri.
Mukuro abrió la puerta, sin voltear a ver a la que le hacia la pregunta, pero se detuvo por unos instantes. "Voy a detener a Junko..."
Y sin esperar ningún tipo de respuesta, salió de la enfermería con dirección a la entrada, si su corazonada era cierta, Monokuma estaría esperando allí por ella, y Mukuro estaba preparada.
Iba a detener a su hermana, incluso si eso significaba morir, o incluso si eso significaba matarla.
Mukuro solo conocía el lenguaje de la violencia, ella no tenía el don de las palabras como Junko, o el contagioso optimismo de Makoto, haría las cosas a su manera y salvaría a los demás.
A pesar de todo, estaba decepcionada, ya que quería pasar más tiempo con Naegi, si fallaba en su objetivo de detener a Junko, moriría, y si tenía éxito y lograban salir, moriría también.
Pero para asegurar un futuro que ellos puedan llenar de esperanza, Mukuro se sacrificaría sin problemas, todo para que Makoto pudiera vivir, al igual que el mismo se había sacrificado por ella antes.
Si perdía, su hermana la mataría, borraría los recuerdos de la clase y comenzaría de nuevo el juego de matar, por lo que Mukuro no podía permitirlo, sino hacia nada, al final sus compañeros de clase que tan bien lograron llevarse antaño, se matarían sin piedad por salir a un mundo destruido.
No importa cuanto lo pensara, en el mejor de los casos, si lograra su objetivo y fuera optimista, tal vez la fundación del futuro perdonara su vida a cambio de encarcelarla de manera permanente.
Y cuando un escenario donde sobrevivía pasaba por su mente, otro pensamiento la invadió.
¿Makoto la perdonaría si sobreviviera?
¿Perdonaría su traición hacia ellos y el estado del mundo actual?
Mukuro amaba a Makoto, fue una de las pocas personas que trajo felicidad a su vida, a pesar de todo ella había traicionado su confianza y la de todos los demás.
Ella siguió caminando en silencio, reflexiva de lo que haría, pero su conclusión fue rápida y determinada.
"Esto es lo único que puedo hacer..." Mukuro se dijo a sí misma en voz baja. "No importa si me perdonan o no..."
La entrada de la Academia apareció ante ella cuando doblo el pasillo, y camino hacia allí sin vacilación cuando un Monokuma se hizo visible dándole la espalda a la Mercenaria.
"Pero, a pesar de todo, espero que poder hablar con Makoto de nuevo... E incluso si suena iluso y egoísta, que pueda perdonarme..." Pensó Mukuro con pesar mientras cerraba los ojos con fuerza, sabía lo que vendría ahora.
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"Veo que bienes preparada, hermanita." Monokuma hablo, su voz había cambiado en una que Ikusaba podía reconocer fácilmente como la de Junko.
Monokuma giro para encarar a Mukuro, quien frunció el ceño y se preparó para cualquier ataque que su hermana tuviera preparado.
Esta sería la primera vez que luchara contra Junko, y a pesar de haber enfrentado y asesinado a miles antes sin problemas...
Sabía que esta sería la batalla más difícil de su vida.
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Danganronpa Re: IF
FanfictionUna clase de estudiantes es encerrada en el Instituto Kibougamine, sin recuerdos e instigados a matarse entre sí para poder salir, si uno de estos estudiantes recuperara la memoria por cuestiones del destino, ¿Podría detener el calvario que ocurrirí...