Capitulo II Parte III

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El peso de los acontecimientos sucedidos hicieron gran mella en Makoto, quien solo se lanzó a su cama con pesadez, mientras cubría su cara con su mano, la preocupación volvió a él como un horrible recordatorio de la situación en la que estaba.

Su familia estaba en una situación horrible, no queriendo pensar en lo peor que podría sucederles, el encerrado en una academia con Oso sociópata enfermizo que quiere hacer que se maten ellos mismos.

Cerro los ojos mientras buscaba un pequeño descanso mental, los minutos pasaron, luego le siguieron las horas hasta que finalmente Naegi perdió el sentido de cuánto tiempo había permanecido en su propia cama, pero a juzgar por su estómago que rugía ferozmente había sido mucho.

Cuando su cerebro empezó a funcionar a plena potencia, la dura realidad lo golpeo en la cara...

¡El Botón de Escape!

Se había olvidado completamente de él, por lo que buscando entre su chaqueta lo saco con sumo cuidado, mirándolo con detenimiento, su única posible salida sin tener que recurrir al asesinato.

Tragando saliva dirigió su mano hacia el botón.

"¡Suerte, te confió todo a ti!" El musito con los ojos cerrados antes de finalmente presionarlo.

Al principio nada paso, hasta que Makoto sintió un ligero cosquilleo en la punta de su dedo que después se extendió por todo su cuerpo, ese sentimiento de hormigo se convirtió con rapidez a un punzante ardor mientras sentía como involuntariamente su cuerpo se retorcía.

Gimió de dolor hasta que finalmente la sensación se detuvo y el botón de escape callo de sus manos, el cayo de nuevo a su cama, mientras una ligera capa de humo salía de ellas, sus dedos estaban ligeramente chamuscados.

Le tomo algo de tiempo al afortunado pensar en lo que había ocurrido, hasta que finalmente conecto los puntos dándose cuenta de que Monokuma lo había engañado como era de esperarse, de hecho incluso Naegi sabía que el oso le estuvo mintiendo, pero se engañó a si mismo con la falsa esperanza de poder salir.

"¡Buajajaja! ¡Pero que idiota!" Monokuma se burló apareciendo de la nada cerca de la puerta de Naegi. "Y pensaba que la estupidez humana había alcanzado picos muy altos con el Vidente."

Reuniendo toda la fuerza que tenía, Makoto se sentó con pesar mientras miraba a Monokuma con una expresión enojada.

"D-dijiste que estos objetos eran seguros..." El Afortunado le reclamo con tono apagado.

"¡Por supuesto! ¿No estás muerto, o si? ¡Eso prueba que son seguros!" El Oso se burló mientras se tomaba del estómago. "La trampa era obvia, de hecho incluso hasta pensé que no lo usarías."

Makoto no respondió, sintiéndose estúpido y usando toda su fuerza de voluntad para detener los movimientos involuntarios que estaba teniendo su cuerpo por la electrocución.

"Oh, oh, veo que no estás en las mejores condiciones." Monokuma recalco con fingida preocupación. "Pero descuida, te prometo que sobrevivirías a esta. Por cierto podrías tener algunos problemas motores y perdida de consciencia, aunque solo temporal por supuesto."

El Oso se giró para irse, pero Makoto extendió un brazo y como si pudiera verlo aun de espaldas, Monokuma se detuvo.

"¿Por qué nos haces esto?" Pregunto el Afortunado con los dientes apretados, intentando ignorar el ardor de sus manos.

Monokuma se rio de forma macabra, girándose hacia Naegi.

"Porque la esperanza que se transforma en desesperación es lo mejor que alguien puede experimentar en la vida." Respondió con una sonrisa burlona, antes de volver a girarse. "Por cierto, tienes visita."

Y sin dar tiempo a responder, desapareció, dejando solo a Makoto. El solo pudo suspirar con pesar y dolor, antes de que alguien tocara su puerta.

Con lentitud y fuerza de voluntad se levantó, apoyándose en las paredes de la habitación para no caerse, el mundo le daba vueltas, pero a paso lento se detuvo y abrió la puerta.

Allí frente a él estaba una Sayaka Maizono con una expresión triste, no le miraba directamente y optaba por mirar hacia otro lado, como si estuviera arrepentida de algo.

"Hola, Makoto. Yo quería disculparme por responderte de esa manera tan grosera en la sala de videos." Le dijo la Idol mientras miraba hacia otro lado, sin percatarse del estado de Makoto. "Incluso escuche como tocabas mi puerta, pero no me sentía bien para salir, lo siento mucho."

"N-no te preocupes." El lucho por responder, haciendo que Sayaka girara para mirarle mientras enarcaba una ceja.

"¿Qué estas...? ¡Makoto! ¡¿Estas bien?!" Pregunto ella con horror al verlo en un estado tan deplorable, sujeto a la pared, con los dedos prácticamente calcinados y con apariencia de que estar a punto de morir en cualquier momento.

"E-estoy bien... N-no te preocupes p-por mí." Respondió mientras sentía que poco a poco su agarre en la pared perdía fuerza, pero lucho para mantenerse consciente.

Por su mente pasaban fugaces imágenes, de personas... De estas personas que se encontraban en el juego de matar, él estaba entre ellos, ¿Los conocía? No podía pensar en otra cosa más allá de eso, su mente estaba confusa y podía decir que estaba al borde de la inconsciencia.

Cuando volvió a la realidad, se dio cuenta de que ahora estaba tirado boca abajo en el suelo, solo escuchando un grito horrorizado de Sayaka, giro un poco la cabeza para ver como ella corría a una habitación cercana, posiblemente pidiendo ayuda.

Sintió como su consciencia se desvanecía lentamente, y más imágenes de los estudiantes pasaban frente a él, pero algo de ellas llamo poderosamente la atención de Naegi...

Había una chica.

De cabello corto, expresión estoica, pelinegra y bastante hermosa, ella no estaba presente aquí.

O al menos eso parecía...

¿Quién...?

¿Quién podría ser ella?

Con ese último pensamiento, Makoto sintió como sus sentidos se durmieron y la inconsciencia se abrió paso en su cuerpo.

Danganronpa Re: IFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora