18. ATTENT

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Advertencia: Este capítulo tiene una escena +18, porque últimamente no se que me pasa. :)

Besitos.

(**)

Mackenzie.

Estoy furiosa.

Era todo lo que podía decir en mi defensa. Ese día, a pesar de que tenía muchas ganas de subir a la superficie y estar con Aaron me arrepentí horas después cuando vi a donde me llevó.

Frente a mi estaba Diana, atada a una silla con cadenas demoníacas, con la su linda cara toda llena de sangre y la ropa toda hecha un desastre. Una venda toda sucia le cubría sus ojos.
Dos de los soldados, un vampiro y un hada, la vigilaban y al parecer querían sacarle información o simplemente usarla de carnada.

Mi enojo fue notorio, en cuanto salí del lugar y patee furiosa una roca en medio del bosque en el que estábamos. Detrás de mi sentí como alguien abría la puerta.

No quería verlo justo ahora. Él había accedido a que ayudaramos a Azafeth y en realidad lo que hizo fue apuñalarlo por la espalda. Se supone que estábamos de su lado y él haría lo que fuera por mí.

Comenzaba a creer que era mentira.

Olvidé que no podías confiar en un demonio.

—Mack... —Mis ojos llamearon de ira.

—¡No me digas nada! No puedo creer que me mentiste, a mi. Tampoco puedo creer que fui una estúpida al creerte.

Él no dijo nada. Su mirada no era de arrepentimiento, lo que sólo hizo me pusiera más furiosa.

—Soy un demonio. Mentir es lo que sé hacer mejor.

Algo dentro de mí se rompió y me partí mi muñeca para ver como Aarón gritaba de dolor.

Toma eso, imbécil.

—Deja de usar tu magia vudú en mi.

Bufé fastidiada. —Te lo merecías.

El asintió. Se acercó a mí y me tocó mi cuello con su índice.

No me toques.

Odiaba cuando hacía eso, porque después yo quedaba como tonta rendida a sus pies. Buscando por más de su atención.

Así habían sido todos estos años. La primera vez que me tocó fue cuando cumplí los dieciocho. Nunca antes alguien me había tocado como él lo hacía, puesto que había vivido toda mi vida en el Infierno.

Él sabía cómo ponerme en mis cabales.

—No em toquis, tot i segueixo molesta amb tu¹ —espete quitandolo de un empujón.

Él me miró, ahora si furioso.

—Te vas a arrepentir de lo que hiciste cuando lleguemos a casa.

Trague saliva, porque no tenía miedo.

—Dejame darle agua y ropa, al menos.

Pareció pensarlo unos segundos. —Está bien, pero un guardia estará ahí para que no hagan nada estúpido.

No dije nada y entré otra vez al lugar. No sabía donde estábamos, solo se que era una especie de almacén pequeño en un bosque de algún lugar del mundo.

Me dejaron entrar donde estaba Diana, pero no podía hacer mucho con los otros guardias ahí, parece que habían intercambiado puestos con otros. Tomé una botella de agua que había en una mesa y la abrí para que tomará de ella.

Paraíso (Celestial 2#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora