08. OTTE

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Sus piernas flaqueaban, su boca se secó. Al ver a su alrededor pudo percatarse que no sabía hacia dónde ir.

Huir de él no fue su mejor idea en ese momento.

—Debes dejar de pensar tanto las cosas –susurró el chico mientras aparecía desde lo más profundo de las sombras.

Ella, sin temerle, avanzó un paso más hacía él.

—Pensar me recuerda que sigo siendo humana —respondió ella mientras alzaba su cabeza para mirar la luna.

Desde que tenía uso de razón él había cuidado de ella. Había crecido en un lugar donde la alegría era nula y con quien convive eran demonios.

El chico la miró detenidamente. Después de tantos años había aprendido a lidiar con ella. Con sus huidas, sus ataques de ira y hasta cuando golpeaba a Amón por molestarla.

Ella había nacido para ser mala.

—Extrañaba ver esto —susurró para sí misma pero él la escuchó.

Ambos miraron como el bosque se cernía bajo sus pies, escuchando el aullido de los lobos y el eco de la cascada a lo lejos.

—Tienes un encargo —espetó el chico y ella lo miró con los ojos brillando de la emoción.

Se inclinó ante él y este le sonrió con alegría. —Dime que debo hacer.

Los corazones de ambos se aceleraron y quisieron salirse de sus pechos. La chica miró a ambos lados y supo donde se encontraban.

El castillo.

Entraron por las enormes puertas de acero y pudo verlo. Estirado en toda la entrada, con sus alas cubriendo su cuerpo; su cabeza reposando sobre sus patas delanteras y humo saliendo de su nariz a medida exhalaba.

Iss Seelen¹ —murmuró la chica avanzando hacia él con un entusiasmo notable.

El enorme dragón al sentir la chica cerca, entre abrió los ojos y dejó que lo acariciara.

—¡Qué alguien apague esa música escandalosa! —gritó una hermosa mujer apareciendo por la puerta que daba a la cocina. La chica, quien estaba distraída con el dragón, no había escuchado la estruendosa música que venía del piso de arriba—. ¡Luci, deja dormir a los demás!

La mujer, quien era como una especie de madre para la chica, la miró y una expresión de asombro, mezclado con enojo, cruzó su perfecto rostro.

—Increíble, Mackenzie, estás toda sucia —dijo mientras tomaba su rostro y la examinaba, buscando algún rasguño o herida. Miró con desaprobación al chico—.  ¿No se suponía que la ibas a vigilar? —El chico ignoró a la mujer olímpicamente y avanzó hacía la cocina. El rostro de la mujer se tiñó de rojo por la furia y le lanzó su zapato al chico—. ¡Contéstame Aaron!

El chico se rió y regresó para enfrentarse a la mujer.

—No es para tanto, Lilith, ella está bien. ¿Ves? Ni un rasguño —Tomó el rostro de la chica y la miró directo a los ojos.

Sus corazones latieron en sincronía, ella sintió un cosquilleo en sus manos y a él lo acarició un fuego abrasador.

Y solo con ese roce.

—Vamos a cenar en unos minutos, así que ve a lavarte —ordenó Lilith y Mack se dirigió a las escaleras para ir a su habitación.

Ya en el baño, se quitó su ropa y entró a la bañera. El agua olía a lavanda, su cuerpo desnudo se adaptó rápido al frío y se relajó por completo.

Paraíso (Celestial 2#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora