09. NI

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1984

El club de Drakk apenas y tenía unas semanas de haber abierto. Esa era la primera noche en que el club estaba abarrotado de adolescentes con hormonas alborotadas, llenos de adrenalina y con ganas de pasar una noche maravillosa.

Por supuesto, nadie sabía que el dueño del club era Drakk Asaidan, el segundo hijo de Luzbel.

Vikk miró a su hermano mayor sobre su hombro, viendo como todas las chicas lo miraban y querían recibir atención por parte de él.

Azafeth siempre había sido el más buscado de los tres, ni siquiera lo intentaba. Las chicas solo llegaban.

–¿Desean algo? –preguntó el barman en cuanto se sentaron en la barra. Azafeth se encogió de hombros en cuanto su hermano lo miró.

–Dame dos vasos de Jack Daniels –pidió y el chico enseguida se los sirvió.

Azafeth miraba a su alrededor mientras Vikk se acercaba a una chica hada que estaba bailando de una manera muy sensual, por supuesto era para llamar su atención.

Sintió una mano en su hombro y por reflejo se corrió hacia un lado; miró a quien lo había tocado para decirle cosas nada bonitas.
Al notar que era Drakk, su hermano y el dueño del club, sonrió con apremio.

–Al final, Vikk logró convencerte –espetó riendo y ambos miraron al mencionado que bailaba con la chica hada.

El club era solo para lilims, hadas, vampiros, demonios y brujos. Todo aquel que llevara sangre demoníaca podía entrar ahí sin ser juzgado o acribillado. Drakk había hecho algo bueno para su raza.

–Le tomó un mes. Aunque, ahora que veo, no está tan mal –aceptó Azafeth mientras veía como el dj, quien era un vampiro, subía las manos al ritmo de la música.

Drakk estaba cumpliendo al fin su sueño, fue muy difícil convencer a Lucifer, pero lo logró con un poco de ayuda de su hermano y Vikk que no dejaba de quejarse.

–¿Es cierto? Lo de la profecía de la chica –preguntó Drakk mirando a Azafeth con cierto temor.

Su hermano mayor se caracterizaba por ser muy paciente, pero él y Vikk sabían que Azafeth tenía un límite. Era mejor que nadie llegará a ver esa fase.

Respecto a la profecía, una bruja había dicho que en 1997 nacería una bebé que le traería problemas y agonía a toda la raza demoníaca. Una nefilim, hija de Gabriel. Y que ella sería la perdición de Azafeth.

Él creyó que era una tontería, era Azafeth Asaidan, nada podía ablandar ese corazón frío y sádico, además, ¿una nefilim? Definitivamente menos una nefilim, ambas razas, la suya y la de ella, se repelen.

Era un amor imposible.

–Solo quiero que sepas que si llegase a pasar, te apoyaré. Nunca estuve de acuerdo con papá y apuesto a que si te revelas, ordenará matarla.

Drakk quería y admiraba mucho a su hermano mayor, al ser los tres primeros, e hijos biológicos de Lilith y Lucifer, habían pasado por mucho. Azafeth había estado siempre preocupándose por sus dos hermanos menores.

Si Luzbel o Mammon seguían pidiéndole que plantara su maldad en la humanidad, Azafeth explotaría de la misma manera que Drakk creía que lo haría.
Exilio, una guerra sobrenatural y dejará de ser un hijo para Luci.

–¡Drakk, me encantan los arreglos que has hecho! –exclamó Vikk acercándose hacia sus hermanos con su trago de Jack Daniels.

Drakk lo miró entre divertido y harto. –Vikk, no tomes tanto.

Paraíso (Celestial 2#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora