22. TO OG TYVE

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Reyna.


Mi mirada fue desde el cajón junto al fregadero hasta mi rubio amigo. Escuchaba a todos charlar en voz baja, mientras que Cam me pasaba dos dagas para guardarlas en mis botas.

Me encantaba él, solía ser bastante atento cuando no estaba haciendo bromas o cocinando. A diferencia de mi hermano que era un completo tonto cuando se lo proponía.

Recordé el tiempo en el que solíamos odiarnos entre todos, cuando estábamos en Arizona. Después de llegar a conocer a los chicos, supe de inmediato que serían mis mejores amigos por siempre.

—¿El apartamento ya tiene sus muebles? —le pregunté, viendo cómo estaba en la cocina comiéndose un trozo de pastel.

Sus ojos, los cuales no estaba negros, sino que brillaban de color avellana, me miraron fijamente. En modo de respuesta me sonrió, con un poco de crema batida en su labio inferior.

Adorable.

—Sí, ya los tiene. He estado yendo los últimos días, pero creo que será definitivo que me quede un tiempo allá. Obvio, vendré a visitarte a ti y a Samid.

Asentí sonriente, emocionada por el logro de mi rubio amigo.

—Claro, Rumania queda bastante cerca de República Checa. Me alegro tanto por ti, Cam.

—Lo sé, Reyna. Gracias. Tú y Diana son las mejores amigas que puedo tener... —Se calló un momento, y pude ver la tristeza reflejada en su rostro—. Hay que salvarla.

—Hay que salvarla —concordé, para salir de la cocina y volver a la sala con él.

Vimos como todos seguían platicando, hasta que por fin Azafeth habló más alto, con ambos brazos cruzados sobre su pecho, mientras miraba el suelo.

—Vikk, aparece.

Un enorme hoyo se abrió en la sala, y miles de gritos de almas, siendo castigadas, se hicieron escuchar.

El fogaje del Infierno me hizo recordar a los años (demasiados) que estuve allá abajo, encerrada con Samid, mientras sólo queríamos tener una buena vida.

Y Eldric nos dio una excelente vida, a pesar de todo el sudor y lágrimas que derramó para mantenernos seguros.

No podía estar más agradecida con él.

—Ah, hermano, no pasó ni una semana y me llamaste —murmuró Vikk, sacando su cabeza por el agujero.

Azafeth lo miró con los labios apretados, esperando a que su hermano saliera y nos mirara a todos. Su cabello entre rubio y plateado se movió cuando se levantó del suelo.

No pude evitar sonreír con solo verlo. Amaba cuando su cabello estaba revuelto y algo alocado, haciéndolo ver tan precioso y hermoso como siempre.

Adoro por completo a Vikk Asaidan.

Abigail fue la siguiente en hablar.

—Vikk Asaidan, te llamamos porque necesitamos un portal para llegar hasta Hawaii.

Vikk miró a Abby, algo confundido, y luego se giró hacia Azafeth.

—¿Hawaii? ¿Qué hay en Hawaii? —preguntó el peliblanco.

Azafeth suspiro, con cierto cansancio, y le respondió tranquilamente.

—Drew tiene una misión y nos pidió que fuéramos, así que mueve tu trasero y ábrenos un portal.

Paraíso (Celestial 2#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora