28. OTTEOGTYVE

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Para clau_lovestoread02 que hace unos editos tan bellos que me hacen llorar.

<3

(**)

Drew.

Tranquilidad. El frío viento soplaba con más fuerza a medida movía con rapidez mis piernas. Pise con fuerza el césped, sintiendo como las hojas picaban mi pie desnudo, mientras veía como la luna se alzaba sobre mi cabeza.

Rara vez solía verla, porque la mayoría del tiempo ahí siempre era de día. Aquella noche por fin pude disfrutar su hermosura.

Muerte rebotaba en mis omóplatos, a medida daba cada paso con tanta decisión que me sorprendió. No había ni un alma o ángel alrededor y eso me hizo inhalar aire. Disfrutando de la soledad que estaba presenciando.

Obvio, la paz no duró mucho.

—¿Insomnio?

Una voz me hizo girar redondo y sacar a Muerte tan rápido que me dolió el brazo. A unos metros de mí se encontraba Queisell, la chica que nos revisaba cada vez que nos rompíamos una mano o la que nos daba medicinas.

Jamás había tenido un momento para verla en otro lado que no fuese la enfermería. Y en cuanto me sonrió bajé la guardia inmediatamente.

—Sí, me es difícil dormir sin Diana en la cama de alado.

Y era cierto. Desde que ella había sido capturada yo no había podido dormir como se debía.

Podía creer escuchar su voz o su melodiosa risa, por las noches, pero cuando giraba veía su cama vacía.
Se me hacía raro no tenerla cerca, después de pasar por tanto juntos.

Aun así, no podía imaginar el infierno que estaba pasando.

—Comprendo. Es difícil acostumbrarse a algo que se volvió tan natural —dijo ella.

Tenía cabello oscuro y ojos claros. Cejas delgadas, largas, y una nariz bastante alargada. Era alta, al igual que todos los ángeles. A diferencia de Uriel y los demás arcángeles, ella solo tenía dos alas en su espalda.

—Sí, es difícil —contesté.

Me senté en el borde de la fuente, que tenía la estatua de un ángel, y suspiré hondo, mientras ella tomaba asiento junto a mí.

—¿Sabes que yo también fui humana antes de llegar aquí?

La miré, sorprendido ante sus palabras. Creí que bromeaba, pero sus ojos estaban puestos en la luna y parecía hablar en serio. Le creí.

—¿Y qué sucedió? —pregunté, tratando de ocultar mi curiosidad.

Queisell sonrió, —El Señor me encontró. Era 1989, lo recuerdo perfectamente como si hubiera sido justo ayer. Estaba en mi turno habitual del hospital y un chico, endemoniado, comenzó a dispararle a todos en la sala de emergencia.

Sentí tristeza por la manera en que lo contaba.

—Creo que muchos sobrevivieron, pero, claro estaba que yo no iba a poder salir viva de eso.

Sus manos se apretaron en su pijama y sonrió con melancolía.

—Hicieron lo que pudieron, pero la bala me había dado en mi pulmón izquierdo. Se lleno de sangre y eso hizo que dejara de respirar.

No la quise interrumpir, sabía que el final era bueno.

—Ahí fue cuando lo vi. Al Rey entrando por la puerta de la habitación y mirándome tiernamente. Me dijo: Queisell, es momento de que te vayas conmigo. Si así lo deseas.

Paraíso (Celestial 2#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora