Lucius Malfoy

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Di un gran suspiro y decidí entrar, al entrar pude ver a tres señores y ahí estaba él, seguía igual de guapo, o tal vez más. Cuando me vio quedó congelado, su mirada se fijó en mi, estaba a punto de tener un infarto con este hombre de frente, mi cuerpo no daba respuestas. Su cabello seguía igual, aún tenía ese lindo bastón con el que intimidaba a todo el mundo, sin poder reaccionar, habló Severus.

—Ella es Mila Dumbledore... La nueva maestra de pociones

—El mundo mágico estaba seguro de que usted... Había muerto en la batalla—habló uno de ellos

—Decidí que todos pensaran eso, quería llevar una vida tranquila y con la fama que obtuve gracias a la muerte de mi padre, nadie me dejaría en paz—hablé a penas, me sentía muy intimidada con la presencia de Lucius.

—¿Tú qué opinas Lucius?

—¿No es muy joven para ser maestra?—preguntó mirándome

Los recuerdos vienen a mi, mi habitación en la mansión Malfoy y las idioteces de este hombre.

—S-sí, pero tengo mucho... Conocimiento

Tenía ganas de llorar, no quería estar aquí, ni recordar nada, Lucius me miraba dolido, aunque también se mantenía al margen.

—Espero hacer un buen trabajo con los niños—intenté sonreír

—Confiamos en usted, señorita Dumbledore

—Fue un gusto conocerlos, si me disculpan... Debo dar una clase—mentí

Salí apresurada de la oficina, mientras que Severus se quedó hablando con los tres señores esos, me dirigía hacia la misma aula vacía, antes de poder abrir la puerta una gran mano la abrió primero.

Lucius

—Señor Malfoy, ¿Qué necesita?

—Entra

Entré y me puse lo más lejos que pude de Lucius, él cerró la puerta con fuerza haciendo que mi cuerpo se estremeciera.

—¡PASÉ CINCO MALDITOS AÑOS PENSANDO QUE ESTABAS MUERTA!—gritó

—Esto no tiene sentido—caminé hacia la salida

—Quédate ahí mocosa—me acorraló contra la puerta

—Déjame tranquila, por favor

—Me debes muchas explicaciones, y no te irás hasta que me las des

—¡No te debo absolutamente nada!

—¡LEÍ ESA CARTA HASTA ASIMILAR QUE ESTABAS MUERTA!—volvió a gritarme

—Era una niña y lo nuestro solo fue una aventura, no debí entrometerme en tu matrimonio con Narcissa...

—Cállate mocosa, no sabes lo que dices—ordenó

—Deja de tratarme como a la niña que podías manipular, ¡Ya basta Lucius!

De pronto se quedó viendo mi mano izquierda, seguido de eso la tomó bruscamente.

—¿Qué es esto?—preguntó viendo el anillo

—Eso no te interesa—jalé mi mano

—¿ESTÁS CASADA?

—Deja de gritarme Lucius, si quieres hablar lo haremos, pero si no dejas de gritar, te juro que

Sin percatarme de lo que iba a hacer, sus labios estaban contra los míos, antes hubiese caído, pero ahora ya no. Me separé de él al instante y lo miré confundida.

𝐈𝐭 𝐰𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐲𝐨𝐮| Remus Lupin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora