Simples lunares

297 30 5
                                    


Luego del día de ayer quedé muy sacada de onda, quería recuperar mis recuerdos, pero tenia miedo a recordar a esa persona que era, tal vez no fui alguien buena, el miedo me invadía, lo raro fue que Albus sabia perfectamente quienes eran esos hombres que me encontré, sin siquiera decirle como eran.

Lo del libro llamaba mi atención, realmente era posible guardar toda una vida en fotos. Ya era un poco tarde, 11 p.m para ser exacta, necesitaba distraerme un momento, y que mejor ese bar de Hogsmeade, había oído que servían todo tipo de alcohol.

Hogsmeade estaba casi vacío a esta hora, alguna que otra persona rondaba por ahí, entré al bar, no le presté atención a los detalles, solo noté que era grande y elegante, estaba llenos de señores, algunos acompañados y otros solos, a millas podría notar que son hombres con clase, me sentía rara siendo la única mujer sola del bar, pero no pensé más y solo tomé asiento en la barra, en la cual había otro hombre, pero estaba de espaldas, solo podía ver su cabellera rubia y larga.

—¿Qué se va a servir?—preguntó el chico que atendía

—Whisky... Seco

No se demoró nada en servirlo, tomé el vaso de cristal y bebí un poco, mientras bebía noté que llegó una mujer al lado de él rubio, se demostraban bastante el amor que sentía el uno por el otro, al menos eran felices y no perdían la memoria. Sin querer seguía atenta a lo que hacían, él la tomó por la cintura y según yo le hablaba al oído.

Vaya bar tan permisivo

Las horas pasaban y yo estaba un poco mareada, todavía quedaba gente en el bar, pero solo le podía prestar atención a ese hombre, él cual quedó solo hace poco, no iba a acercarme, pero si sentía curiosidad por ver su rostro. Entre mis ocurrencias, pregunté por el baño de mujeres, para mi suerte estaba cerca de ese hombre, sin pensarlo dos veces caminé hacia allá, cuando iba a pasar por su lado por fin pude verlo y recordé al hombre de mis sueños, su mirada era igual, pero cuando me miró parecía que vio un fantasma, su cara era de asombro y se puso más pálido.

Me apuré y por fin llegué al baño, apoyé mis manos en la barra de cerámica y me quedé viendo en el gran espejo, me sentía un poco débil, miré por unos segundos al piso, al levantar mi mirada por el espejo vi a ese hombre detrás de mi, su cara seguía siendo de impresión, tal vez miedo también. Más impresionada quedé yo al verlo ahí parado como si nada, ahora mismo no sabía que hacer, si moverme, o solo quedarme como estaba.

—¿Usted qué hace aquí?

—Esto es solo mi imaginación—habló entre dientes

—No es correcto que usted esté en el baño de damas, señor

Me armé de valor y me di la vuelta, mi trasero estaba pegado a la cerámica, iba a irme pero solo logré que él se acercara más, verlo de cerca lo hacia más atractivo, pero también estaba nerviosa, la cercanía de un desconocido no era lo que esperaba esta noche, su mirada recorría mi cuerpo mil veces, hasta llegar a mi cara, era intimidante, su porte lo hacía ver así.

—Aléjese—pedí

—Sus ojos y esa voz—murmuró

—No entiendo

—¿Mila?

-¿Usted también me conoce?

Vaya, todo el mundo me conocía aquí

—Es imposible, tú estás muerta

Lo mismo me dijo él rubio de ayer

—Draco...—susurró

—Me está asustando

—Necesito ver tus lunares en la espalda—pidió, como si nada.

Ciertamente tenía lunares en mi espalda baja, pero estos forman un tipo de corazón.

Pero él como sabe

—No lo conozco

—Solo date la vuelta—gruñó

—¿Acostumbra a hacer esto para coquetear con una mujer?, porque si planea llevarme a la cama así, está equivocado

Sin responder solo se acercó hasta tomar mi cintura con ambas manos, era una sensación extraña, su tacto me erizaba la piel, su olor combinado con el alcohol era algo exquisito. Con un movimiento brusco me dio la vuelta, volví a quedar como en el principio, con su mano derecha hizo a un lado mi cabello y bajó el cierre del vestido, con ambas manos abrió el vestido hasta dejar descubierta mi espalda lo suficiente como para ver mis lunares.

—¡No tiene derecho a tocarme!

—Silencio

—Voy a gritar si me toca—escupí, con enojo.

De todas formas, volvió a poner su mano derecha en mi espalda y comenzó a recorrerla hasta llegar a mi espalda baja, su toque me gustaba, provocaba mil cosas, estaba cediendo al toque de un extraño, un extraño que mágicamente apareció en mis sueños y cuando estaba en coma.

—¿Qué hace?—pregunté, mirándolo por el espejo.

—Los tiene...—murmuró nuevamente

—Es injusto, usted sabe mi nombre, y yo no el suyo

—¿Quién eres?

Seguía mirándome con asombro a través del espejo, su mirada estaba fija a la mía.

—No lo sé...

—¿QUIÉN ERES?

—¡Dije que no sé!

—¡Maldita sea, no juegues conmigo!

—Solo sé que mi nombre es Mila...

—No, no, no, esto no puede estar pasando de nuevo—se quejó

—Sigo sin entender que ocurre, ¿Por qué sabe mi nombre?

Sin decirme nada, subió el cierre del vestido y lo dejó como antes, se alejó un poco, mientras que seguía mirándome de pies a cabeza. Me di la vuelta y él tomó mi brazo izquierdo, me sacó de ahí casi arrastrándome, se veía desesperado por una respuesta, al igual que yo.




No sé como les esté pareciendo, pero siento que por fin estoy fluyendo con lo que escribo,,, 



𝐈𝐭 𝐰𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐲𝐨𝐮| Remus Lupin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora