Capitulo 1-Heartless

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-Que le corten la cabeza-. Dijo ella en un aburrido tono, agitando la mano de manera distante; ese habia sido el cuarto juicio de muerte del día, y ella ya no se divertia tanto,ni siquiera cuando la tortuga comenzó a llorar y chillar frente a ella. El trabajo de reina tenía ciertas ventajas, pero hoy simplemente no estaba de humor para gritos y angustias.Esta vez era diferente.

Da la casualidad de que la tortuga frente a ella, era la misma la cual se había convertido en una falsa tortuga hace ya algunos años. Una tragedia que había decidido no darle inmportacia. En cualquier otro día normal, ella se habria deleitado con los gritos de angustia de la pobre criatura frente suyo, pero hoy no; hoy no se sentia asi. Las pequeñas alegrías la eludirían el dia de hoy.

Cuervo se sentó en su hombro, sacudió la cabeza con desaprobación por los gritos y soltó un bufido antes de agitar sus plumas. Como su verdugo, a menudo se encontraba con clientes histéricos y, de vez en cuando, desarrollaba un dolor de cabeza que duraba toda la noche debido a sus llantos y gritos. Fue realmente trágico, ya que no había cura para los dolores de cabeza de un cuervo.

-Una triste cancion la cual deberias haber cantado, tu, la que le ha causado bastante dolor a nuestro soberano-, dijo Cuervo a la tortuga,desde el hombro de Catherine.

Catherine drigio su mirada al pobre rey, el cual se encontraba sentado en el trono a su lado dando largos suspiros a cada decision de su querida esposa. Había dejado de intentar ser optimista hace muchas, muchas ejecuciones. Él había tomado el luto personalmente por sus muchos subditos perdidos.Tenía bolsas de color púrpura oscuro y azul debajo de los ojos y mantenía su barba cuidadosamente recortada, aunque el pigmento se habia convertido a un gris oscuro debido a la angustia a lo largo de los años. Los colores eran a menudo la mejor forma de emocionarse. Y había aprendido a quedarse callado para evitar la furia de su despiadada Reina de Corazones.

Un latido sordo comenzó a aparecer en el lado izquierdo de su pecho, donde debería estar su corazón. Sin duda significaba algo, pero a ella no le interesaba mucho saber de que se trataba. Decidió ignorarlo y, en cambio, concentrarse en su garganta seca pidiendo un poco de té. Le espetó al miembro más cercano del gabinete real. - una rana con gigantes y vidriosos ojos que deambulaba por la habitación de manera inquietante.- y lo vio temblar donde estaba parado.

-Tú, tráeme un poco de té, sin azúcar-. Dijo ella bruscamente  mientras le dirigia una penetrante mirada.

La rana tragó saliva -S-S-su M-Ma-majestad, yo no soy...-

Catherine frunció el ceño.                                                                                                  -¡Ve!-gritó, viendo como todos saltaban por el susto.                                       Una sonrisa de suficiencia apareció en su rostro mientras se volvía hacia el tonto que lloriqueaba a su lado."Esposo." Dijo dirigiendose hacia este. Habian estado casados durante 10 años y ni siquiera se habia molestado en aprender su nombre. Catherine tenia la esperanza de que el ya estuviera muerto para ese entonces y asi no tener que preocuparse por ello.

El rey se volvió hacia su amada con un pequeño ceño fruncido y un par de ojos esperanzados.                                                                                                        -¿Sí, mi amor?- Dijo el. A pesar de que no había posibilidad alguna, todavía trataba cada día complacerla y devolverla a su antigua yo.

Su cabeza se tensó con el intento de contener un giro de ojos.                       -¿Has revisado a los niños?- Preguntó con firmeza en sus rasgos.             Sus ojos vagaron por el rostro tratando de recordar cualquier otro pensamiento que no implicara un insulto hacia el rey.Ella no sentia ni una pizca de amor por este hombre, ni por los hijos que habian engendrado, pero sabía que eran su deber al igual que la gente de este reino

-Lo comprobé esta mañana, cariño. Ambos están atendiendo sus estudios-Dijo el rey mientras se retorcia ante la mirada de su esposa.

Catherine asintió y gritó -Ve a ver cómo están de nuevo-.                           Hizo un gesto con la mano para despedirlo. El rey vaciló antes de bajar de su trono y salir de la habitación. Pudo ver el alivio en sus expresiones mientras se alejaba. No muy diferente a un conejito, pensó.

Se sentó en la tranquila y silenciosa sala del trono con los miembros del gabinete que no se atrevieron a formular ni una sola palabra. Catherine se había tomado el trabajo de reemplazar a esos viejos bufones que contrató su esposo y reemplazarlos por criaturas con algo de inteligencia cuando se convirtió en reina por primera vez. En caso de que ella no lo hubiera dejado en claro, su esposo era un idiota que hacia elecciones idiotas.

Ella clavó sus largas y afiladas uñas en el apoyabrazos de su trono esperando el proximo juicio. Harta de esperar grito-¿¡Dónde están!?-Un fuerte y estridente grito que resonaria en toda la habitacion.                         La puerta se abrió de golpe, revelando un conejo presa del pánico con su reloj de bolsillo en mano. Su pecho latía con más fuerza cada vez que veía ese reloj de bolsillo, a menudo le hacía recordar alguien en quien no quería volver a pensar. Alguien a quien nunca volvería a ver.

El conejo se aclaró la garganta y se subió las gafas por el puente de su diminuta nariz rosada,                                                                                                        -Em... su majestad, su proximo juicio será dirigirse a un intruso en los terrenos del palacio-. Se quedó allí con la nariz temblando y el pie izquierdo golpeando el suelo a un ritmo rápido.                                 Catherine soltó un bufido de frustración.

-Bueno, envíalos ya-. Dijo ella bruscamente, deleitándose un poco por la forma en que saltó. Ver a sus subditos retorcerse y saltar de miedo hizo que todo valiera la pena al final del día. ¿Quién hubiera pensado que perder el corazón podría llenarlo de tal placer?

El conejo asintió rápidamente y silbó entre dientes. Dos centinelas de cartas entraron sosteniendo los brazos de una niña de unos diecinueve años con una cabeza llena de rizos rubios y salvajes. Su cara estaba sucia,pero su vestido azul de día parecía estar en perfectas condiciones. Catherine levantó su barbilla.                                                            -Diga su nombre a la corte-. Dijo con un tono poderoso.                                La chica levantó la cabeza dándoles una buena mirada a sus ojos azules y una sonrisa sin remordimientos mientras hablaba. -Su majestad, mi nombre es Alicia-

Hopeful (Secuela de Heartless) [ En construccion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora