Capítulo 9- Una decisión sincera

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Elsie, Tillie y Lacie se sentaron en un círculo alrededor de un lugar especial y se rieron entre sí mientras miraban el corazón de Cath. Lo habían enterrado en una caja hecha de diamantes y lo desenterraban todos los días para mirarlo y reírse de él. Pensaron que era la cosa más divertida que habían visto en su vida. ¿Por qué demonios querrían los mortales un saco tan feo de sangre y músculos? Sin embargo, era lo único que los mantenía con vida. Les encantaba turnarse para sostenerlo y sentir cómo bombeaba en sus manos. Era casi cosquilloso. Les emocionó saber que mientras todos morían y peleaban por él, ellos lo tenían guardado de manera segura para su diversión.

A veces les carcomía que su bromista, el mismo que las chicas consideraban el más valiente y digno de todos, estaba encerrado en una celda para vivir por toda la eternidad. Las chicas sabían que tenían poco tiempo y que también podían salvar a Jest si querían, pero su emoción a menudo las superaba. Además, probablemente morirían si lo hicieran.

Pero tal vez era hora de morir. Habían vivido tanto tiempo y aunque sus cuerpos aún eran jóvenes, sus mentes eran muy viejas y estaban dispuestas a aceptar el descanso eterno. Ese era un pensamiento profundo que a menudo dejaban de lado.

"Mañana se lo daremos", decían a diario. Se había convertido en una broma, porque en su prado no había mañana, porque el sol nunca se ponía ni salía.

Lacie frunció el ceño al corazón frente a ella. A ella en particular le gustaba mucho Jest y había tratado de olvidarlo, pero fue en vano. Mirar el corazón solo hacía que el de ella doliera por él.

-Mi hermana, tal vez es hora de darle el corazón a nuestro bromista- dijo Lacie.

 Ambas chicas se congelaron y miraron hacia arriba desde el corazón.

-¿Por qué haríamos algo así?- Elsie y Tillie preguntaron en sincronía. 

Lacie se acercó y tomó suavemente el corazón de sus manos, -Porque nuestro Jest lo necesita más que nosotros.-

Elsie y Tillie intercambiaron miradas y suspiraron juntas. Finalmente abordarían el pensamiento que habían tratado de ahuyentar.

-Tal vez sea el momento.- Elsie dijo con tristeza.

Tillie asintió, -Estoy de acuerdo.- Dijo. -Especialmente si eso significa ayudar a Jest.-

-Está bien, pero ¿podemos al menos esperar a mañana?- preguntó Tillie, con una amplia sonrisa extendiéndose por su rostro. Las 3 chicas comenzaron a reírse incontrolablemente antes de calmarse y escuchar cómo la respiración de cada una se ralentizaba un poco. Extrañarían este pequeño pedazo de alegría.

-Vámonos ahora, antes de que salga el sol en Ajedrez, tal vez podamos ver a nuestro Bufón favorito.-

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Jest dormía inquieto en el suelo y soñaba con el laberinto que lo conducía al espejo. Soñaba con sostener a su Cath mientras viajaba por los giros y vueltas del laberinto.

Eran sueños como este los que hacían su vida un poco más llevadera.

A menudo se preguntaba si ella también soñaba con él. Sobre las rosas blancas, las fiestas de té y la forma en que sus ojos coincidían con los limoneros que Cath había invocado en sus propios sueños una vez. Deseaba poder convocarla a través de sus sueños como ella podía. Y en cierto modo, lo hizo.

Lo último que esperaba esa noche en sus sueños era la visita de las hermanas, especialmente con un paquete envuelto en sus manos.

-Sir Bufón Jest, ¿cómo está? Lo hemos extrañado.- Dijeron con su inquietante y dulce voz.

Jest frunció el ceño mientras dormía, ¿qué querían? En su sueño, Cath estaba a su lado mientras hablaba con las chicas, pero estaba quieta, como si estuviera congelada en el tiempo. Frunció el ceño y miró el paquete en sus manos.

-¿Qué es?- Preguntó más curioso que enojado.

Se rieron. 

-Es un regalo de tu amada.-

Su corazón dio un brinco, se acercó a las chicas con una mirada desesperada en su rostro. 

-¿Ella está bien? ¿Está herida? ¿Qué pasa? ¿Me recuerda?- Todas las preguntas salieron a borbotones cuando puso las manos sobre los hombros de Tillie.

Las chicas soltaron una carcajada que sonó más como un siseo.

 -Oh querido Jest, tu Cath está bien, un poco problemática, pero saludable de todos modos.- Su respuesta fue como música para los oídos del prisionero, incluso si las chicas tenían un tono de burla.

 Miró el paquete y luego a las chicas. 

-¿Esto es para mí?- Preguntó.

 Las chicas asintieron al unísono. 

-Sí, puedes abrirlo bromista.-

 Jest asintió y casi rasgó el paquete por la mitad. Esto fue lo primero que escuchó sobre Cath en varios años, y estaba más que desesperado por abrirlo si tenía algo que ver con ella.

Lo que había dentro hizo que Jest jadeara y sostuviera la caja con el brazo extendido. Dentro, encima de una capa de seda, yacía el corazón de Cath.

Sacudió la cabeza y se lo devolvió rápidamente. 

-No, deben llevárselo. No puedo aceptar esto.- Dijo entregándoselos apresuradamente.

 Las chicas parecían confundidas cuando él se lo devolvió.

 -¿Por qué? ¿No quieres recuperar tu vida?- Jest negó con la cabeza. 

-Solo llévenlo lejos, muy lejos de aquí.- Pronunció alejándose de ellas. 

Parpadearon y lo miraron por un minuto. 

-Oh Jester, si no guardas esto, te arrepentirás profundamente.- Dijeron juntas.

 Jest las miró. 

-¿Y por qué dices eso?-

Las chicas sonrieron y se miraron entre sí antes de volverse hacia Jest:

 -Porque, nuestro querido bromista, Cath está de camino hacia ti, y si quieres salvarle la vida, te sugiero que mantengas este corazón a salvo contigo para cuando llegue.-

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Hopeful (Secuela de Heartless) [ En construccion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora