La niña del moño anaranjado

439 14 1
                                    

Nos encontramos en esta extraña y lúgubre tienda otra vez. Por supuesto hablo de la tienda de los misterios y el encantamiento. Esa en la que encontrarás toda clase de objetos místicos de otros mundos alternos y que cuentan toda clase de fantásticas e inquietantes historias de horror.

Nuevamente vemos a la espeluznante niña de piel pálida que nos atendió la ultima vez. Sí, la misma que se hace llamar Haiku, y que en este momento acaba de salir de la trastienda con lo que parece ser una elegante caja de joyas. Pongamos atención a lo que dice...

–Buenas noches, mis queridos espectros del más allá –saludó a todo aquel que esté leyendo esto, con una expresión más sombría de lo usual–. El relato de esta noche es uno de los más espeluznantes, y a la vez más desgarradores que haya tenido el infortunio de contar antes...

A continuación puso la caja encima del mostrador, le sacudió el polvo con un leve soplido antes de abrirla y de ahí procedió a revolver su contenido minuciosamente.

–La historia que estoy por contarles es sobre algo increíblemente horripilante –anunció una vez encontró lo que buscaba–. Pero no trata de monstruos o demonios, o de cosas usuales que suele haber en este tipo de historias...

Seguidamente, con un suave y elegante movimiento de su mano, Haiku sacó aquello que estuvo buscando dentro de la caja y se lo mostró al lector, quien en seguida pudo apreciar distaba mucho de ser una pieza de joyería genuina.

En realidad se trataba de un anillo de plástico cromado, con una piedra lapislázuli de imitación incrustada en el centro, esculpida en forma del símbolo del as de espadas de la baraja inglesa.

En resumidas cuentas, era un accesorio muy bonito; pero no por esto venía a ser más que un simple juguete para niños que uno puede encontrar en una convención de cómics o en el interior de una caja de cereal.

Y sin embargo Haiku lo observaba con un dejo de melancolía, y como si también se tratara de la pieza más valiosa que pudo encontrar dentro de esa caja de joyas.

–La historia que estoy por contarles –prosiguió luego de calzarse el anillo de juguete en el dedo meñique para lucirlo ella misma ante el lector–, habla de algo que suele pasarnos a todos, en cualquier momento, y que siempre ocurre cuando menos lo esperamos. ¿Qué es?, seguramente se preguntarán, y la respuesta a su incógnita es muy sencilla... El amor.

Haiku hizo otra pausa y bajó la mano en que lucía el anillo, tras lo cual miró algo indignada a los lectores puesto que, dada su reacción inmediata, intuyó que varios de estos creían que les estaba gastando una broma.

–Vamos –exclamó seriamente para hacerles saber que no estaba bromeando–. ¿Quién dice que el amor no asusta? Puede ser doloroso a veces; pero mucha gente, incluyendo los niños, viven por el amor. Y en esta historia... Es la razón por la que mueren... En nombre del señor Fantasma, les pido que abran sus mentes y no saquen conclusiones precipitadas hasta llegar al final de esta historia a la que hemos titulado...

***

La niña del moño anaranjado

Empecemos por presentar a los protagonistas de esta otra historia narrada por Haiku: Lincoln y Lucy Loud, un par de hermanos que eran muy cercanos; o al menos así había sido las ultimas dos semanas, que resultaron ser de lo más extrañas para el chico peliblanco. El resto de su familia parecía pasar de él indeliberadamente y su mejor amigo se había ausentado de un día para otro sin avisar.

Y aun así, las cosas estaban por tornarse más extrañas todavía un día miércoles después de finalizadas las clases, a la hora en que Lincoln iba a guardar sus cosas en su locker para de ahí retornar de la escuela a su casa.

Ruidosa antología del horrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora