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CAPÍTULO 33 DE 36

Anne salió del instituto esquivando las quejas del portero, obviando los problemas que eso pudiera traerle.

Ni siquiera sentía su corazón, no caía en nada. Hasta que llegó a las puertas del hospital, no se dio cuenta de lo rápido que había corrido ni de cómo sus pies le pedían por favor descansar.

Entró con tanta sorpresa que las personas  en la sala de espera llegaron a sobresaltarse, pero a ella no le importó en lo más mínimo. No ahora. No cuando Gilbert estaba del otro lado.

—Oye, ¿te sientes bien? —la cabeza le daba vueltas al punto de que le costaba caer en la cuenta de dónde estaba. Tardó un momento en centrarse en la mujer de cabello negro que le había tocado el brazo. Llevaba un uniforme azul bajo una bata de doctor personalizada: "Doctora Grey"

—G-Gilbert —articuló. Las manos le temblaban y los pies comenzaban a perder fuerzas mientras su cuello se movía de un lado al otro, en busca de los señores Blythe.

La doctora Grey vaciló, como si estuviera haciendo una lista mental de todo el personal del hospital. No había ningún "Gilbert" entre ellos.

—¿Es un paciente? —Anne asintió, comenzando a derramar algunas lágrimas tras su preocupación.

—Necesito saber dónde está Gilbert Blythe —habló agitada, mirando hacia todas partes otra vez, como si fuera a encontrarlo merodeando por ahí.

La doctora sacó una tableta y empezó a tocar la pantalla de manera apresurada. Anne comenzaba a inquietarse.

—Doctora Grey, la Doctora Grey la llama —ambas chicas se dieron la vuelta, encontrándose con un residente bajito, de rostro redondo y una barba que comenzaba a crecer. Anne pensó que, de ser cirujano, debería tener cuidado en las operaciones, para evitar altercados con los lentes que usaba—. Quiero decir, la doctora Meredith, su hermana. ¿Cómo debería llamarla? Porque me confundo entre una y otra, hum... yo, lo lamento, Doctora Grey, ¡por favor no le diga de esto a la Jefa Bailey! —juntó sus manos mientras hablaba apresurado.

La Doctora Grey rodó los ojos y suspiró en lo que le entregaba la tableta al residente de lentes. Su voz era suave y su semblante tan amable que de estar molesta no se notaría.

—Ya, Schmitt, no le diré nada. Hazme el favor y lleva a...

—Anne —completó la oración la pelirroja. La mujer sonrió amablemente.

—A Anne a la habitación ciento quince.

El residente asintió apresurado, acomodó sus lentes y le indicó a la pelirroja que lo siguiera.

—Soy Levi, Levi Schmitt —contó mientras caminaba—. Estoy hace un par de años aquí y he cometido algunos errores de principiante. Todos dicen que le caigo bien a la Doctora Grey, a-a Lexie. Y eso me pone presión porque quiero ser el mejor. B-bueno, no sé si el mejor de toda mi generación, pero sí el mejor de mí mismo al menos. Yo... yo sé que tengo mucho por ofrecer. Una vez... —rió por lo bajo al agachar la cabeza mientras recordaba algo. Acomodó sus lentes y los señaló— Una vez cayeron en el cuerpo de un paciente en cirugía, ¡fue espantoso! Ahora uso lentes de contacto, pero me los he olvidado y la jefa prefirió que no ayudara en las cirugías —sonó apenado—, lo entiendo, soy torpe. Antes era más torpe, ahora no tan...

El pobre Levi se quedó hablando solo. Anne salió corriendo cuando vio a los señores Blythe sentados en unas sillas al lado de una puerta con un cartel que tenía la inscripción "115"

Esther Blythe se levantó de su asiento ni bien vio a Anne, pero no hizo más que eso hasta que fue John el que habló.

—Estaba en su habitación, había... —vaciló, mirando a su esposa un momento— terminado de hacer las tareas cuando fui a ver qué tal estaba. Hablamos un poco y de repente cayó —suspiró pesadamente y llevó las manos a su cabeza—. Despertó hace un momento, fue horrible, no reaccionaba. Creí... creí que... disculpa un momento —John se dio media vuelta y comenzó a caminar por el pasillo para tranquilizarse. Los ojos se le llenaron de lágrimas y la necesidad de un descanso le era latente.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora