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Maratón 1/4

La directora de Rodwest les dio las bienvenidas apurada, casi que despidió a los que se marcharían ese año y dedicó un pequeño discurso para los que recién entraban.

Habló sobre Amortentia y avisó que la institución harían una "prueba" con la poción en unas semanas. Para los que no tuvieran dieciséis hasta entonces, pero los cumplieran ese año, no sería totalmente seguro que olieran correctamente, pero eso no quitaba las posibilidades.

Luego fueron enviados a sus habitaciones y les pidieron que se instalaran y tomaran el resto del día para descansar.

Gilbert se quedó acostado escuchando como Moody y Charlie hablaban, mientras que Cole dibujaba un hermoso paisaje en su cama y Jerry se ensordecía con los auriculares escuchando a las Spice Girls.

El pelinegro seguía molesto por lo ocurrido con Anne. Muy molesto. Demasiado molesto. ¿Ya dije que estaba molesto?

—Deja de fruncir así el ceño, ¡te quedarán líneas de expresión! —se exaltó Moody con una aguda voz y gran dramatismo, pero Gilbert no le hizo caso.

—Es absurdo —se quejó mirando las maderas de la cama de arriba puesto que todas eran cuchetas y él dormía abajo—. Almas gemelas —escupió.

—Gilbert, te quiero, pero ya me tienes podrido con eso —le dijo Jerry, que había apagado la música momentos después. Él ya tenía dieciséis, pero, como la mayoría en su situación, prefirió esperar a llegar a Rodwest para conocer a su alma gemela. Además, no debería pagar por una minúscula gota, al contrario de si estuviera en su casa, sería gratis— ¿No quieres a tu alma gemela? está bien, huele la condenada poción y no la busques. No es tan difícil.

—¿Puede no olerla? —inquirió Cole, a quien le daba igual la poción, y Gilbert negó con pesar.

—Amortentia, la poción de amor mas poderosa. Huélela o condénate a una vida de desdicha y pesar. Huélela y decide si encontrar a tu alma gemela. Pero recuerda, en caso contrario, la muerte en soledad será tu compañera —bufó el pelinegro cruzándose de brazos y todos sus amigos lo miraron— ¿Qué? Tengo memoria fotográfica.

—¿Hay forma de no morir? —preguntó Charlie con cierto temor. Pero el suyo se debía al no saber cuáles eran los aromas que lo caracterizaban. Siempre decía que cuando veía a un lagarto se sentía identificado.

—Ojalá. No hay cura. ¿Saben? me gustaría encontrar una. Así nadie moriría por beberla o por negarse a olerla. La gente podría vivir siendo libre, no solo para llegar a los dieciséis años y conocer a sus "almas gemelas". ¿Qué sentido tiene la vida si tu única meta es oler un líquido que supuestamente te dirá quien es el amor de tu vida? ¿No se supone que debemos aprender de nuestros errores? ¿Incluso de los amorosos? ¿Por qué no mejor conocer a personas si quiero y sino no? La vida es muy fácil si ya sabes cómo terminará. Le quitan la adrenalina de la aventura.

Todos se quedaron estancados en la parte donde el chico decía que quería encontrar una cura para no morir y para no oler la poción como obligación.

—Em... Gilbert, no hay cura para lo segundo —le recordó Moody.

—Pues entonces encontraré la cura para lo primero.

Los demás no le creyeron.

Pero Gilbert Blythe no solo era compañero de la aventura, también de la ayuda y los descubrimientos. Así que, ¿por qué no intentarlo?
———

—Mi cumpleaños no es hasta el próximo mes —se quejó Anne—. ¿Debería oler esa poción antes? ¿No sería malo?

La pelirroja buscaba en su celular algo que la ayudara puesto que la biblioteca todavía no estaba abierta, se negaba a quedarse enjaulada en eso.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora