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Maratón 4/4

Gilbert se sorprendió, pero en sus adentros agradeció estar completamente vestido.

—Disculpa, no quería asustarte —dijo Sadie entrando con cuidado. Si algún maestro los viera solos en la habitación se ganarían un buen castigo. Rodwest tenía una política muy estricta al respecto—, es que pasaba por aquí y te oí... y bueno, me preocupé.

—¿Pasabas por el pasillo de las habitaciones de los chicos? —Gilbert alzó una ceja y se cruzó de brazos, era obvio que estaba mintiendo— Mira, Sadie, no estoy de muy buen humor ahora, pero si necesitas algo...

—Quería hablar contigo, darte mi apoyo. Ya sabes, después de como te trató Anne hoy... En fin, es mi compañera de cuarto y sinceramente no sé cómo la sigo soportando. Habla demasiado mal de ti.

Gilbert apretó la mandíbula al oír eso. Comenzaba a sentir que Anne tenía un problema mucho mayor hacía su persona, porque no podía ser que todo el tiempo estuviera hablando de él y encima de mala forma.

Pero al mismo tiempo no deseaba despotricar cosas suya frente a Sadie. No era su amiga, no tenían la confianza suficiente. Ya veía que resultaba ser un plan de Anne para sacarle información acerca de sus ideas con la poción o vaya a saber el señor qué.

No confiaba en Anne.

Si su vida estuviera en riesgo, no veía a Anne salvándolo.

—Emm, sí, bueno, tengo cosas que hacer...

—Ah, claro, Gilby —el pelinegro quedó atónito. ¿Qué era ese apodo? No sabía, pero tampoco creía que fuera a gustarle—. Bueno, me voy. Suerte con lo que tengas que hacer —Sadie le sonrió de una forma coqueta, se acercó a dejar un corto beso en su mejilla y salió de la habitación, cerrando bien la puerta esta vez.

Gilbert quedó ahí, mirando a la salida obstruida por la madera, rascándose la nuca y perdido en sus pensamientos... sobre la otra pelirroja.

—Bueno, peor sería si Anne me dijera Gilby... —pensó— Y me besara... ¡Diu asquito!
—————

—¿Finn? —Anne no podía creerlo. ¿Qué hacía Finn ahí?

—¿Así saludas a tu nuevo compañero? —el azabache le sonrió y la pelirroja corrió a sus brazos para ser alzada por el chico solo unos centímetros más alto.

—Pero tú, es decir, cómo, me refiero a que... ¡Estás aquí!

—No, Anne, soy producto de tu mente esquizofrénica. ¡Claro que estoy aquí!

—Aguarda... ¿Cole lo sabe? —Anne se espantó al imaginarlo. Ya no tenía tanta relación con el rubio, pero de todas formas le seguía importando.

—¿Qué cosa? ¿Saber que el hermano de su ex está en el mismo colegio y salón? A menos que Roy se lo haya contado, lo cual creo MUY poco probable, no.

Finn Gardner era un viejo amigo de Anne. Se veían seguido en vacaciones ya que Charlottetown y Avonlea no tenían mucha distancia, pero en épocas de clases su conexión era mediante las redes sociales puesto que él asistía a otra escuela... hasta ahora.

—¿Y qué haces? —le preguntó el chico momentos después. Como no estaba permitido que chicos y chicas se encontraban en las habitaciones, Anne y Finn salieron a caminar por el instituto mientras se ponían al día.

—Comienzo la guerra contra mi mayor enemigo en todo el mundo —contó la pelirroja, mirando al frente y frunciendo el ceño de solo pensarlo.

—¿Eh?

—Gilbert, Finn, Gilbert Blythe. Es un idiota. Ha robado mi idea de encontrar la cura para la Amortentia.

—¿Cura para la Amortentia? —Finn sonó divertido— Sí sabes que eso no es posible, ¿verdad?

Anne rodó los ojos. ¿Alguien más quería pisar sus ilusiones?

—¿Tan poca fe me tienes? —fingió estar herida— Lo conseguiré, incluso podríamos hacerlo juntos.

Finn negó metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y mirando cabizbajo.

—Pero yo estoy emocionado —admitió—. Conocer a mi alma gemela, la persona con la que estaré el resto de mi vida —la miró con una hermosa sonrisa que en otra época habría embelesado a la pelirroja—. Como cuando éramos chicos.

Anne asintió poniéndose incómoda. Lo que había pasado entre ellos era un simple momento de niños que no saben completamente lo que hacen.

—Emm... debería irme —fue lo único que pudo decir la pelirroja. Se quedó mirando a Finn un momento, lo mismo que hizo él, pero antes de que hablara Anne ya había salido corriendo.

No entendía qué había sido eso. No entendía qué había pasado. No entendía nada más que una cosa:

Quería encontrar la cura para la obsesión de la Amortentia. Y Gilbert Blythe también.

Todos los caminos la llevaban a Gilbert Blythe.

"¿Qué pasa cuando el destino nos une, pero conocemos a alguien más en el camino?"

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Y así llegamos al final de la maratón, genteeee

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Y así llegamos al final de la maratón, genteeee. Son capítulos medianamente cortos DISFRÚTENLOS *les pega con cariño*

Sadie y Finn aparecieron para crear caos? La duda me queda hasta a mí

Si llegaste hasta acá, gracias por leer. Espero que te haya gustado🤍

Instagram: mortexst

MORTicia🪐

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora