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—Gracias por eso —dijo Anne al salir de la biblioteca y quedarse sola con Finn en medio del patio de Rodwest. Nadie estaba allí, así que suponía que ya se encontrarían en clases, pero ella no tenía problema porque le había avisado al profesor que se retrasaría.

—No tienes que agradecérmelo, Anne, simplemente él es un idiota.

La pelirroja asintió a las palabras de su amigo y no supo como seguir.

—Y... oye... —Finn tartamudeó, como si estuviera indeciso a decir o hacer algo más.

—¿Si...?

Antes de que Anne volviera a hablar, sus labios eran impactados por otros desconocidos hasta entonces.

Cuando lo notó su cuerpo fue tomado por las manos de aquel pelinegro, y con el simple hecho de saber que tal era su color de cabello algo la impulsó a rodearlo por el cuello en forma de seguir con un toque improvisto, por lo menos hasta que a su mente se le vino la idea de quién estaba pegada a su cuerpo.

Gilbert.

Se alejó de Finn sin pensarlo dos veces y comenzó a correr con dirección a su salón. Eso la había espantado exponencialmente. Y no solo era el hecho de besar a Finn.

Era el hecho de que había besado a Finn mientras pensaba en Gilbert.
————

El chico de los ojos avellana salió de la biblioteca tiempo después, dejando atrás a un Moody que no paraba de hablar de aquel libro infantil, y un Cole que se limitaba a asentir.

—No creo que estén juntos —murmuraba mirando al piso en su caminar—. De seguro ha actuado así para evadirme. De todas formas, ¿por qué me intereso? Ni en un millón de años alguien como Anne se fijaría en alguien como... —paró sus pasos justo cuando alzaba la vista y se encontraba con aquella imagen: la pelirroja en la que antes pensaba ahora estaba muy felizmente apegada al cuerpo de un chico azabache que no era él— Finn...

Esa imagen le molestó y también le dolió. ¿Por qué le dolía? Anne no le pertenecía, ni siquiera formaba parte de su vida. Debía darle lo mismo a quien besaba y a quien no.

Entonces... ¿por qué no pudo evitar estar todo el día con el ceño fruncido? ¿Por qué pensaba en esa imagen con regularidad? ¿Por qué cuando iba a reírse o sonreír volvía a su mente ese beso? ¿Acaso...? No, era imposible. Todo se trataba de la culpa de sus amigos por andar metiéndole en la cabeza cosas acerca de Anne.

Tenía que sacársela de ahí. Eso iba a hacer. Iba a sacar a Anne Shirley de su cabeza.
—————

A ella le sorprendió esa situación con Finn, pero una parte de su cabeza estaba más preocupada en el hecho de que lo había besado pensando en alguien más.

Nada de eso iba a ser contado jamás. No era su principal preocupación para entonces. O sí.

—Has andado extraña todo el día —le comentó Diana por la tarde, cerrando su libro de biología y guardándolo en la mochila al final de la clase.

El resto de los alumnos ya había salido del salón donde tuvieron su última clase, pero ambas se quedaron a terminar unas consignas de la tarea.

Anne ni siquiera debatió en todo el día, Gilbert tampoco. Él dibujaba garabatos en una hoja aleatoria y ella jugaba con el brazalete de su muñeca.

—Tengo muchas cosas en la cabeza —fue lo único que respondió antes de comenzar a guardar cada pertenencia en su mochila—. Me espera una noche larga.

—¿Qué planeas hacer? —Le preguntó entonces Diana, que temía por la respuesta de Anne.

—Entraremos a la biblioteca a escondidas —lanzó sin pelos en la lengua. En su mente se había idealizado todo un plan para la madrugada.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora