Maratón 2/4
—Yo hablaré primero —dijeron a la vez—. No yo. No, tú no.
La señorita Stacy se cansó. Durante toda la clase habían estado compitiendo por responder las preguntas primero y ya estaba exponencialmente agotada de sus presencias.
—Anne, Gilbert hablará primero ya que él fue quien me lo pidió antes, ¿de acuerdo? —la pelirroja aceptó a duras penas la pacífica voz de la maestra y no se animó a mirar a Gilbert. Después de todo, ella no existía para él, ¿no?
El pelinegro sonrió victorioso, pero le llamó la atención que Anne no lo observara.
¿Puedes darme atención, Shirley? Gracias.
—Verá, señorita —comenzó con una voz madura y una postura firme, haciendo ademanes con las manos a la vez que movía las cejas—, he estado pensando y me gustaría de su ayuda para una investigación.
Anne alzó una mano ni bien escuchó eso y la maestra la miró esperando una respuesta a su interrupción.
—Si pudiera escucharme, señorita Stacy, yo también le tengo una propuesta de investigación. Creo que...
—Pudo encontrar una cura a la Amortentia —otra vez, hablaron al unísono y la maestra rodó los ojos.
—Ni lo pienses, Blythe —habló Anne de manera amenazante—. Esta es MÍ idea, YO la tuve antes, YO la llevaré a cabo.
—Ni siquiera sabes cuándo se me ha ocurrido a mí —se defendió.
—Muy bien, díganme, ¿cuándo se les ocurrió la idea? —la señorita Stacy obvió el hecho de que su idea era una completa locura, simplemente les dio el beneficio de la oportunidad.
—Ayer —se miraron mal—. A la tarde —otra vez al unísono—. Mientras estaba con mis amigos pensé que podría encontrar una cura a la poción —hablaron con rapidez, casi en un grito. Pero no había forma, pensaban lo mismo.
—¡Mierda, Gilbert! —Anne maldijo tan fuerte que se ganó el reproche de la maestra— ¡pero era mi idea! ¡Él me la robó!
—¡Ya basta! —la señorita Stacy lanzó un gran grito que sobresaltó a ambos adolescentes— Está claro que ustedes dos tienen la misma idea y por alguna razón de la vida se les ha ocurrido a la vez. No tengo manera de certificar quién lo ha pensado primero, pero si puedo decirles algo: aborten la misión.
Anne y Gilbert palidecieron. La última persona a la que esperaban capaz de romper su burbuja de esperanza era la señorita Stacy. Ella era quien siempre los empujaba a cumplir sus metas. ¿Qué había cambiado?
Básicamente: nunca nadie había encontrado una cura para la poción. Por alguna razón, era común que en Rodwest existieran alumnos decididos a buscar una solución paran la Amortentia, pero nadie lo había conseguido. Se decía que todos los experimentos al respecto siempre fallaban, que algo faltaba, pero no se sabía qué.
La gente se había resignado, como si fuera un virus en el aire. Una ley de "No busquemos cura, no la hay. Solo usemos barbijo para no contagiarnos y que la suerte esté de nuestro lado"
Pero estos dos no se iban a rendir. 1: Cuando les decías "No", ellos oían "Sí". 2: Si el otro estaba buscando lo mismo, el esfuerzo sería mayor.
—Patético —bufó Anne, cruzándose de brazos y caminando por el pasillo.
—¿Irás en contra de lo que la señorita Stacy nos ha dicho? —le preguntó Gilbert, que no iba ni un paso más atrás. Si alguien que no conociera cómo era su trato los viera creería que su relación era de lo más común.
Anne no quería responder. Miraba al frente y caminaba con fuerza, con el cuerpo tenso y los ojos entrecerrados. Seguía molesta por lo que le había dicho antes. Creía que sus palabras no habían sido apropiadas, puesto que Gilbert no sabía cómo se tomaría aquello.
"Para mí ni siquiera existes" eso debió doler.
Pero se suponía que no debía importarle en lo más mínimo si él le decía cosas lindas o feas. No. Gilbert no era tan importante.
—A ti no te incumbe qué haga con mi vida —respondió ella con dureza— ¿Acaso tú si le harás caso?
—A ti no te incumbe qué haga con mi vida —replicó Gilbert con una media sonrisa que hizo desquiciar a Anne. El pelinegro simplemente se encogió de hombros de una manera encantadora. Solo imagínenlo ahí, con su uniforme bien puesto, las manos en los bolsillos del pantalón y la divertida mueca de indiferencia que te derrite completamente. Luego comenzó a caminar marcha atrás, en el preciso momento que el pasillo se dividía en dos caminos. Acomodó su cuerpo para seguir el paso como una persona normal y eso dejó a Anne perpleja.
—Maldito Gilbert—ahogó un grito y se dio vuelta para caminar al lado contrario.
"¿Quién dijo que dos caminos no vuelven a unirse?"
«»
Hasta a mí, que no tengo sentimientos, me dolió cómo trató Gilbert a Anne. F*cking Gilberto Blanco
Si llegaste hasta acá, gracias por leer. Espero que te haya gustado🤍
Nos vemos en una hora gente
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—MORTicia🪐
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AMORTENTIA; Shirbert [✓]
Fanfiction𝑨𝑴𝑶𝑹𝑻𝑬𝑵𝑻𝑰𝑨: Al nacer, cada niño del mundo es designado con tres aromas que lo caracterizan. Al crecer -y mediante una poción considerablemente poderosa-, otra persona puede sentir tres aromas que representan a su alma gemela. Encontrarse...