Capítulo 5: La envidia y la codicia

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Si hoy convirtiera mi sangre en hilos,
seguramente estaría atada a ti,
si pudiera convertir mis lágrimas
en lluvia, inundaria con tristeza ríos,
mares, si con mi dolor tus heridas
pudiera quemar, prenderia llamas
desde los hilos de mi sangre,
si yo pudiera romper mi piel,
te daría las cosas que más anhelas,
te regalaría mi voz, te entrego mis alas,
solo para poder ver tu deseo hecho verdad,
déjame verte convertido en ave,
déjame verte cruzar el cielo,
déjame verte cortar el viento,
déjame amarte con el corazón,
déjame convertirme en anhelo,
déjame ser tu sentimiento,
deja que una daga se clavé
en mi pecho, para entregarte
la mitad de mi alma, dame una canción
para escuchar tu amor.

El lunes en la escuela no apareció Ulquiorra, me preocupe, así que fui a buscarlo en el café, pero estaba cerrado, no tenía más dónde ir, no tenía teléfono, no tenía otra dirección a donde pudiera encontrarlo, aún así no renuncié, por días fui una y otra vez a la casa, incluso en una vieja guía telefónica telefónica traté de hallar su nombre, pero solo era el número de la cafetería, desgraciadamente mi comportamiento trajo la atención de las personas que menos quería atraer, mis compañeras Menoly y Loly, pronto empezaron a seguirme, una y otra vez hasta la cafetería que permanecía cerrada

Esta persecución fue empeorando, pronto incluso en el salón me atrincheraban para preguntar por Ulquiorra, yo trataba de evitarlas, me escondía, salía rápido de la escuela, en ocasiones esto también ocurría en el comedor de la preparatoria, donde muchas veces empezaron fuertes peleas entre mi amiga la señorita Tatsuki, discusiones entre las cuatro, a veces era tan intensas que intervenían profesores o compañeros, paso cerca de un mes sin una noticia de Ulquiorra, aquella tarde terminaban las clases, mi amiga había tenía un evento deportivo, ella era atleta de carreras, así que iba en ocasiones a competencias, yo caminaba sola por el pasillo, salí hacia el estacionamiento, cuando me sujetaron por el cabello, me quedé inmóvil por el dolor, traté de tomar a quien jalaba del pelo, pero apenas levanté mis manos, me lanzaron contra el suelo.

- ¡Vaya!, ¡mira Loly!, es la maldita zorra de cabello rojizo, además no trae a su guardaespaldas... - dijo la voz de Menoly

Me puse en cuclillas para intentar mirar lo que ocurría, pronto los estudiantes se empezaron a reunir

- ¿Sabés que es mejor Loly? - dijo la otra chica

- ¡Qué los profesores están en una junta y nadie va venir a ayudar a esta zorra! - exclamó con una sonrisa cruel

Comenzaron a golpearme con los brazos intenté cubrirme, me abofetearon, me patearon, tiraron de mi cabello, una y otra vez, solo escuchaba las voces que gritaban una y otra vez "pelea, pelea", yo ni siquiera podía ponerme de pie, no se cuánto tiempo pasó, solo de repente se detuvieron los golpes, miré, era Ulquiorra quien empujó a Menoly y Loly, se agachó para verme, estaba tan feliz y agradecida de que estuviera allí.

- No tenías que molestarte... - le dije, devolviendo las palabras que me había dicho el último día que nos vimos

- No tenía que hacerlo, pero lo hice porque quise... además olvidaste esto (me mostró un ensayo que pensé haber perdido) - me dijo el ojiverde

- ¡Joven Ulquiorra!, ¿qué hace aquí? - dijo una voz entre los murmullos

Sinceramente por un instante ignoramos a todos los que estaban a nuestro alrededor, sentía bastante dolor pero sólo quería mirar a ese hombre, que por alguna razón había extrañado tanto.

- Lo tuve que volver a escribir... - dije con una sonrisa

- ¡Oye!, ¡no deberías de molestar a una mujer!... - dijo Noitra, amigo... tal vez amante de Loly

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