Pasión 7 Final: El Anticristo y el Edén

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- Nunca vi usar a Merlín su varita. Esto es malo. Debemos irnos... - dijo nervioso el de cabello blanco

- Pero está hablando de destruir al mundo... de matar a cientos... a miles... es un genocidio... - dijo tensa la chica

- Nunca vi a Merlín matar. Él en ese sentido no se parece a mí. A lo que se refiere es que va a causar una catástrofe como la que causó la extinción de los dinosaurios... - dijo el caballero

La tomó por la cintura a la chica. Uno de los unicornios bajó del cielo.

- Me ha pedido el señor Merlín que los lleve a dónde lo deseen... - dijo el equino

Esa criatura no era completamente blanca, era de un jaspeado gris que se oscurecía hacia las pezuñas, el hocico y las orejas. En un patrón muy similar a las brazadas de un huracán. Su crin se ondeaba como olas del mar.

- Tenía pensado ir a mi refugio en Alaska

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- Tenía pensado ir a mi refugio en Alaska... - dijo el de ojos dorados

- De acuerdo señor Ulquiorra... sé que no soy tan grande como el leopardo, ni tan fuerte como el fénix pero soy el más veloz de todos... - dijo amablemente el cornado

- Gracias por el gesto... - dijo Ciffer

Sin tomar en cuenta a la chica, la subió al caballo. Majestuoso empezó a correr en un silencio especial. Prácticamente no tocaba el suelo, parecía más bien como las ondas que se dibujan en el agua cuando cae una gota. El animal galopaba muy rápido. Inoue apenas podía sostenerse a la crin del unicornio.

- Pero Ulquiorra... ¿cómo vamos a irnos así? No podemos simplemente dejar que... bueno... deje caer un meteorito... - dijo la pelirroja

- Debemos y tenemos que hacerlo... ningún mago enfrentaría a Merlín... además él es a quien más le importa salvar el legado de Jesús... pero no la corrupción del hombre... lo único que podemos hacer es correr... - dijo el caballero

- No es correcto juzgar... - dijo la doncella

- Pero tampoco destruir toda la creación de Dios como lo ha hecho la humanidad... - dijo el de ojos dorados

En el cielo se empezó a dibujar la aurora boreal. Pasaron de correr sobre el hielo sólido a andar sobre el agua. Aunque realmente no la tocaba, era como si anduviera en el aire, apenas sobre la superficie.

- En eso le doy la razón. Debemos darnos prisa señor Ulquiorra... - dijo el ágil corcel

Alrededor del planeta todos miraban como las luces que normalmente solo se pueden ver en los polos se extendian por todo el planeta. Entonces desde más atrás las capas de hielo que antes formaban un continente se derritieron en un momento. Lo que causó un enorme tsunami que se hacía más y más grande.

- Se qué te esfuerzas pero... ¿podrías ir más rápido? - dijo el caballero al ver la gigantesca ola

- La puedo ver señor Ulquiorra sujetese fuerte. Porque esto solo es el inicio... - dijo el equino

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