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Kinich era y es mi mejor amigo, nos conocimos en un campamento del jardín de niños, él es un año mayor que yo, nuestros padres se hicieron amigos muy cercanos así que no faltaban los fines de semana para reunirnos en alguna de las casas para ver una película, éramos inseparables, la familia de Kinich me trata como si fuera parte de ellos., hemos estado juntos desde entonces, él me ha cuidado y nos apoyamos mutuamente.

Los días pasaban y lentamente en mi espalda se iba formando una cosa extraña, no sabía que era, pero igual me dolía, los doctores seguían tratando de averiguar qué era lo que me sucedía, mis padres estaban preocupados por mi situación, Alice no entendía lo que pasaba, siempre que ella me preguntaba qué era lo estaba sucediendo le respondía que todo estaría bien, pues no quería asustarla tan solo tenía 5 años, en sí era raro verme en una habitación con máquinas extrañas conectadas a mí.

Para mi cumpleaños número 9 ya tenía dos extensiones saliendo de mi espalda, eran grandes, pero no difíciles de ocultar, mi madre me hacía mi ropa o modificaba la que me compraba para que pudiera ponérmela porque con esas cosas en la espalda era difícil encontrar atuendos adecuados, mi hermana decía que me habían salido otros dos brazos, poco a poco mis padres le iban explicando lo que me estaba sucediendo para que no se asustara, entre semana me llevaban al hospital para que los doctores vieran la evolución de los huesos y músculos que sobresalían.

En el colegio se había hecho costumbre que llegara tarde o saliera temprano, muchos compañeros empezaron a preguntarme por qué y yo les decía que no era nada, ya sabía que habían empezado a correr rumores, muchos decían que yo estaba actuando para una película, otros decían que tal vez estaba enferma, que, si era una espía, una cantante o que mis padres tenían problemas, nunca me importaron los rumore, mientras no me molestaran todo estaba bien.

Kinich siempre me acompañaba a casa, era divertido, siempre estábamos hablando sobre el porqué me crecían esas cosas, él todavía no había visto las dos grandes cosas que crecían en mi espalda, pero aun así me apoyaba y me contaba teorías alocadas que yo me negaba a creer.

Cuando empezaron las vacaciones de verano empecé a notar que crecieron un poco más y empezaban a crecer unas cosas blancas, el dolor aumento un poco por el gran peso de estas, mi mamá entro a mi cuarto mientras me salía de bañar y se dio cuenta de las cosas blancas, no se alarmó, pero llamo a unos de los doctores que seguía la evolución me pidió que me vistiera y que bajara a la sala.

Ángel...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora