13

6 0 0
                                    


Estaba tranquila, sentada atrás de ellos mientras que Kinich los ayudaba hacer un castillo de arena, lo bueno de esto es que los de tercer grado son muy tranquilos así que no había peleas o gritos, estaba tan perdida en mis pensamientos al mirar el mar que no escuche cuando unas chicas se acercaron a mí.

-Oye, ¿eres la novia de él? - señalaron a Kinich

- ¿disculpa? - claramente no le preste atención

- ¿eres su novia?

-No lo soy, ¿Por qué?

- ¿entonces porque estás siempre con él?

No conteste a lo que la chica me dio un sobre diciéndome que se lo entregara a Kinich, se fue junto a su grupo de amigas que la esperaban a unos pasos de ahí, me quede procesando lo que había pasado, ¿Por qué me pregunto eso?, ¿Acaso le gusta?, guarde el sobre en mi bolsa, me volteé a ver aquella chica y al parecer se estaba riendo a lo que me dio miedo al no saber de qué ¿tal vez de mí?, no lo creo de seguro contaron algo divertido.

Regresamos después de una larga caminata por la playa, estaba agotada, no entiendo como Alice puede tener energía, entramos a nuestro cuarto, Caelus y yo preguntamos quien se iba a bañar primero, ya que teníamos que tomar turnos, Kinich se quedó pensando, después de negociarlo decidimos que sería en grupo de dos y que nosotras iríamos primero esto no les agrado, pero era lo justo, así que Alice preparo nuestras cosas y me jalo al baño, cerramos con seguro aunque confiábamos en que no entrarían, en fin, Alice me ayudo para terminar primero y empezar a secarlas, antes de ponernos las toallas nos pusimos ropa por seguridad, al salir del baño los chicos corrieron, como si fuera una competencia, Alice me dijo que había traído la secadora me sorprendí porque mamá no deja que la agarremos, pero en la situación en la que estamos es muy necesaria, la prepare para que Alice empezara porque no sabíamos cuánto tiempo teníamos así que lo teníamos que hacer rápido; estaba preparada para dormir, pero los niños salieron gritando por lo que me asuste y ellos se dieron cuenta así que no era raro que me hicieran burla, como consecuencia les aventé una almohada y me cubrí con la cobija, ya que la luz me molestaba.

Ángel...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora