19

7 0 0
                                    

- ¡Oye!, encontré a tu llaverito- dijo felizmente

-Qué bueno, si no se pondría a gritar como loco- escuche a Michel

- ¡Ah!, gracias por encontrar a la enana-lo miré mal a lo que el río

- ¿Y por qué me buscabas?

-Él te buscaba para que te acompañáramos a casa- dijo Alejandro en cuanto llego con los demás

- ¿Eh?, y ustedes ¿están de acuerdo?

-Claro que sí- escuche a Servando

-Algunos de nosotros vivimos por ese rumbo- dijo Mateo

-Será mejor que nos apuremos o nos mojaremos- exclamo Alejandro señalando el cielo

Volteamos al cielo para confirmarlo, pero ya era demasiado tarde, empezó muy leve, aunque al dar la vuelta esta se intensificó, alcanzamos a llegar a una parada de bus vacía.

-Demonios estoy empapado

-Solo te mojaste la sudadera Cedric

-Bueno, yo sé de alguien que no está mojada- apuntándome

- ¿Qué? - dije algo sorprendida

- ¿Por qué no te has mojado? - escuche a Kinich

-Fue porque yo como buen hombre caballeroso le di mi chamarra- anuncio Alejandro con gran esmero

-Eso ni tú te lo crees- exclamo Mateo

Volvieron a juguetear entre todos, pero Claud no se podía quedar callado.

-Bueno, por lo menos no se cayó, esa chamarra le queda enorme

-tienes razón, enserió es pequeña- le siguió Servando

Intente ignóralos, pero me fue imposible, no era mi maldita culpa medir un metro con cincuenta centímetros.

-Ahg, malditos postes- murmuré 

Ángel...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora