Ángel...

Lo Oculto

No hay suficiente inspiración, esto tardará.

Desperté en medio de una discusión telefónica, con un bullicio, mi mano era sujetada por mi hermana, me encontraba en el sillón; Papá discutía con alguien a través del teléfono, mamá soltaba pequeños insultos al escribir en el teléfono mientras veía la televisión.

Me incorpore y frote mis ojos, lo primero que vi fue la multitud de gente afuera, mamá se acercó y me reviso, me sujeto de la mano y me llevo a la barra de la cocina, Alice apago el televisor, papá se dirijo hacia mí.

- ¿Te acuerdas de lo que hiciste en la tarde? - asentí – bien, tu abuela no puede entrar, nadie puede pasar la barrera, hay gente preocupada, haya afuera y quieren verte, ¿Puedes dejarlos pasar?

- No sé, no sé si pueda hacerlo- dije con un hilo de voz

-Deja que primero como algo- protesto mi madre

Me dejo enfrente un plato de comida, la verdad no tenía apetito, pero sabía que si no comía al menos medio plato, se preocuparían y eso lo quería evitar a toda costa, papá volvió a la llamada. No tenía la menor idea de cómo abrir esa barrera, la había impuesto yo y no tenía la menor idea de cómo dar paso a la gente, con tan solo pensarlo y desearlo ¿Lo lograría?

Una vez que había terminado, me llevaron afuera; ahí estaba, enfrente de esa barrera, podía ver a la gente con cámaras, artefactos para derribarlo, gente rezando y mis conocidos; hice lo que Damián me había indicado, pero no funcionaba, por más que lo pensara y deseara nada sucedía, me estaba estresando, si abría una ventana todos podrían pasar y se agrandaría el caos, no podía arriesgarme.

- Si no te relajas, no podrás concentrarte, tienes un caos de emociones...

Voltee a todos lados, buscándolo, mi familia se alarmó con nada más escucharlo, no lo encontraba y más me desesperaba, mi padre quiso hablar.

- Te recuerdo que te dije que no lo ocuparas más

Y ahí estaba otra vez, al dar media vuelta lo vi, tan imponente, lo abrace al instante a lo que él me lo devolvió, me aferre a él y entre susurros le pedía que me perdonará por desobedecerlo, que todo este desastre era mi culpa...