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-querida, te has esforzado demasiado te entiendo, pero no veas esas alas como un estorbo, velas desde un lado positivo.

-pero ¿Por qué debo ocultarlo abuela? - dije con algo de tristeza

-el mundo ve de diferentes formas las cosas, muchos te verían como una amenaza, otros como algo extraordinario y mágico, pero muchos tratarían de tenerte y usarte para cosas malas, es por eso que debes de ocultarlas.

La abuela tiene razón, sería algo peligroso caminar por la calle con eso.

-cariño no tengas miedo por nada de eso.

-claro que no abuela

-déjame ver esas hermosas alas

- ¿segura abuela? ¿No sería peligroso?

-no querida, ahora déjame ver

Le hice caso a la abuela, me quite la capa y las deje expandir, ella se quedó sorprendida, deje que las tocara, le mostré lo que podía hacer y me felicito.

-no sabía que eran de tu tamaño querida

-espero que no crezcan más

Acomodé las alas y me puse mi capa, al regresar estaban levantando las cosas, mamá insistió en que ya fuéramos a dormir y así fue, al llegar al cuarto me metí a bañar, mamá me ayudo a lavar mis alas, terminé de bañarme y me vestí en cuanto salí del baño Alice se emocionó de ver las alas, a ella le gustaban y siempre me pedía que las moviera siempre acepto hacerlo porque así ella se queda tranquila, me quede dormida justo después de Alice, ella me abrazaba y lo único que podía hacer era regresarle el abrazo.

A la mañana siguiente Alice brinco sobre mí para que despertara, mama la regaño, pero ella ya estaba lista para salir corriendo conmigo hacia el mar.

- Metzin ya levántate!, ¡Tenemos que ir a desayunar!

-si ya voy espera a que me acomode

Ángel...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora