Evan
El camino de regreso a casa se hizo eterno. Junto a Healy, en un silencio que casi se podía tocar. Ella parecía nerviosa y confundida y yo no tenía deseos de decir una sola palabra.
¿Qué me había pasado en la fiesta? ¿Por qué había actuado así? La imagen de Luca terriblemente cerca de Jane y escucharla gritar me descontroló. Fui un estúpido por haberla dejado y por haber golpeado a Luca. Él menos que nadie tenía culpa sobre esto.
Y luego estaba Healy. Y ese beso. Ese beso que tanto disfruté, que tanto me gustó, que no tuve deseos de evitar. Ese mismo beso que me estaba torturando. Que me robaba las palabras, que me atormentaba cuando la miraba.
No podía ser un idiota con ella, un estúpido e insensible patán. No con ella.
Cuando apagué el auto frente a su casa la miré. Tenía los ojos brillosos y sus labios mordidos, movía impacientemente una de sus rodillas y miraba hacia la ventana.
-Qué noche. -dije.
Ella giró lentamente para mirarme y luego asintió con la cabeza.
-Qué noche. -repitió-. Evan no quiero que...
-Habernos besado cambie las cosas entre nosotros.
-Exacto.
-No pasa nada.
-No, si pasa. Pasa mucho. Pero ya habrá tiempo para que aclaremos eso.
Miré hacia el frente un momento. Y después sentí su mano acariciando mi cara. Se sentía fría y dolía. No puede evitar hacer una mueca de dolor.
-Te duele aquí. -me tocó más despacio la mejilla.
-Luca golpea fuerte.
-Son unos idiotas.
Me alegró ver que actuaba normal, como si nada hubiera pasado.
-Él no. -cubrí su mano con la mía, y ella me miró intensamente-. Yo fui el idiota.
-¿Qué pasó allí?
-Quise proteger a Jane de una amenaza inexistente.
Healy dejó de tocarme y clavó los ojos en sus rodillas. Siempre actuaba raro cuando hablaba de Jane. Y ahora sabía por qué.
Estaba celosa.
Mi mejor amiga estaba celosa de una chica a la que apenas conocía porque... No. No está enamorada de mí. No lo está.
No quería pensar en eso. Si lo pensaba estaba haciendo crecer la posibilidad de que fuera cierto.
Y sí fuera cierto, entonces ¿qué? ¿Qué fue ese beso?
Un error.
No.
Un grandísimo error. Que no me molestaría cometer de nuevo.
-A veces parece que Jane es tu responsabilidad. -dijo, sin mirarme.
-Lo es.
-No lo es -rebatió con dureza, me miró intensamente-. Ella puede cuidarse sola.
-No lo entiendes. Necesita mi ayuda.
-¿Para qué? ¿Para respirar? ¿Caminar? ¡Ella está perfectamente sin ti! Hiso un nuevo amigo sin ayuda.
-No hablemos de ella. -dije en un tono más severo del que pretendía.
Healy cerró los ojos un minuto y luego suspiró.