10: Sentimiento de culpa

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Evan

Cuando llegué a la clase de la Sra. Roth entré decidido al salón. Healy hablaría conmigo de cualquier manera. Caminé hasta ella saludando a varias personas, incluida Megan que me echó una mirada misteriosa. Un grupo de chicas corearon mi nombre con ese tono dulzón que caracteriza a las chicas superficiales.

–¡Hola Evan! –dijeron las cinco a la vez.

–Hola. –contesté desinteresado.

Me detuve justo frente a Healy, apreté un momento el periódico que sujetaba con fuerza –el mismo que mi padre leía esta mañana– y luego lo solté en la butaca. Los ojos verdes de Healy volaron hasta el periódico y de inmediato, su expresión de fingido aburrimiento pasó a una de aterradora sorpresa.

–¿Qué es esto, Evan? –preguntó con el seño fruncido, mirándome por primera vez.

–Léelo. –y crucé mis brazos sobre mi pecho.

Entrecerró sus ojos que me miraron calculadoramente y unos segundos después comenzó a leer el artículo en primera plana del periódico frente a ella. Yo sabía muy bien qué decía, pero necesitaba que mi mejor amiga lo supiera. Era algo que había estado desarrollándose en los alrededores de la ciudad y el bosque. Algo que estaba causando pánico entre la población.

El artículo decía:

“LA DESAPARICIÓN DE UNA CHICA SE

SUMA A LOS CUATRO ASESINATOS”

“El pasado mes de octubre, tres chicas habían desaparecido en las afueras de la ciudad. Después de una búsqueda intensa, los cuerpos se hallaron en el rio del bosque. Los estudios revelan que habían sido asesinadas con poca violencia, y que solo una había puesto mayor resistencia. Unos días después. El cuerpo de otra chica de no más de 17 años de edad fue hallado en las profundidades del bosque. Hoy, un mes después de estos desafortunados sucesos, una chica de encuentra desaparecida. La policía sospecha que el culpable de esto tiene su residencia muy cerca de Willamette Stone, y pide a la población que tengan extremo cuidado. Las preguntas surgen, ¿los recientes asesinatos pueden tener algo en común con el terrible suceso de hace más de cinco años?”

Healy alzó la mirada hasta mí, con la boca ligeramente abierta. Me senté junto a ella y la miré, serio.

–Esto es terrible. No puedo creerlo. –dijo, con la voz cortante. Estaba enojada y preocupada.

–Lo sé. Lucy es la chica desaparecida.

Y se cubrió la boca con ambas manos. Lucy era una de nuestras compañeras de clase. Una chica bonita y muy llamativa. Le encantaba hablar con la gente y asistir a fiestas. Lucy y yo salimos un par de veces, pero eso no significaba que no sintiera pena por ella o su familia, de hecho me sentía bastante mal.

–Desapareció la noche de ayer, en la fiesta del parque. Nadie supo de ella. Dicen que se separó un poco de la fiesta para contestar una llamada y que luego no regresó. Creyeron que había vuelto a casa, pero no fue así. –froté mis manos una con la otra para hacerlas entrar en calor.

Healy miraba el periódico sin apartar las manos de su rostro. Sólo hasta que pudo procesar aquella devastadora información, habló.

–Ay, Lucy. ¿Sabes… sabes cómo están sus padres? –preguntó, ahora sonaba triste.

Negué con la cabeza. No sabía cómo estaban los padres de Lucy pero podía imaginarlo. Debían estar totalmente devastados.

–¿Por qué me mostraste esto? –me miró a los ojos y yo me acerqué a ella.

–Porque eres mi mejor amiga. Y necesitaba que supieras que si algo te pasara yo simplemente no podría seguir viviendo. Estos días hemos estado atravesando complicaciones que no entiendo, pero en ningún momento he dejado de preocuparme por ti, Healy. Con todo lo que está pasando me da miedo que algo pueda ocurrirte porque yo no estaba cerca de ti.

La chica debajo de la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora