Evan
La media noche estaba por llegar y la fiesta estaba en su mejor momento. Healy movía sus caderas junto a las mías al ritmo de la música, sonreía y en sus ojos había un brillo de excitación. Su disfraz de hechicera sexy de Harry Potter se le veía estupendo. Yo usaba un disfraz de esqueleto con un toque rockero: todo de negro y la cara maquillada, haciendo resaltar mis ojos azules.
Los colores parpadeantes de las luces y el olor a humo y cerveza me estaban mareando, puse mi mano que no sujetaba mi cerveza en la cintura de Healy y me acerqué a su rostro.
-¡Iré a tomar aire fresco! -grité por encima de la música ensordecedora.
Healy asintió energéticamente, se soltó de mi agarré y me besó fuertemente en la mejilla. Olía a cerveza, como yo.
-¡No tardes! -se giró dándome la espalda y continuó bailando con un chico de la escuela del que no recordaba su nombre.
Caminé hasta la puerta de la casa de Pette chocando con cuerpos y esquivando vomito por todo el suelo. Las fiestas en Willamette Stone siempre se llenaban de adolescentes ebrios y casi siempre se salían de control. Estaba seguro que los tipos problemáticos comenzarían a hacer estupideces pronto y los vecinos de Pette no tardarían en llamar a la policía y la fiesta se daría por terminada. Pette y sus vecinos jamás han estado en buenos términos, a pesar de que la casa más cercana a la mansión de mi amigo está algo así como a dos kilómetros. Lo odiaban profundamente. Siempre que había fiestas, sus casas terminaban con botellas de cerveza en sus patios y cosas aún peores que el vómito.
Justo antes de llegar, una chica con un cuerpo mortalmente sexy me bloqueó el paso. Subí mi mirada recorriendo sus largas piernas, su mini falda de piel, el top negro y sus bonitos y alegres senos hasta sus ojos cafés.
-Baila conmigo, Evan. -dijo arrastrando las palabras, contoneando sus caderas haciendo mover también su cola de gato.
Megan estaba considerablemente más ebria que yo. Me abrazó por la cintura y metió sus manos debajo de mi chaqueta y camiseta, tocando mi espalda.
-En un segundo. -me reí y aproveché su distracción para girarnos y apartarla de la entrada. Me separé de sus brazos y por fin salí de la casa.
-¡Evan! -escuché gritar a Megan, claramente ofendida porque no bailé con ella cuando lo pedía.
Una sonrisa se asomó a mi rostro. Las chicas y la cerveza no son buena combinación.
***
Mientras fumaba el último cigarrillo de la cajetilla, caminaba un rato hacia el bosque, la casa estaba justo en el borde de él. Era una construcción inmensa, quizá la más grande de la ciudad. Tenía tres plantas con incontables habitaciones, -mi favorita es la sala de videojuegos y la biblioteca-, tiene dos piscinas y una extensión bastante grande del bosque. Tiene una zona exclusiva para acampar junto al pequeño río. Simplemente impresionante.
El aire fresco y el silencio me estaban ayudando, ya podía ver bien y caminar en línea recta. En seguida empecé a disfrutar del silencio y la tranquilidad que el bosque me proporcionaba. Aún podía escuchar la música de la fiesta, pero era suficiente para mí. El cielo nocturno estaba totalmente despejado, podía ver las estrellas y la luna brillar intensamente.
Eres un sentimental Evan.
Estoy seguro que nadie sabe que me encanta ver la luna y las estrellas a excepción de Healy. Todos creen que soy muy genial y guapo para ponerme a pensar en cosas tontas como la luna. Qué equivocados están.
No sé cuándo mi reputación cambió tan drásticamente. En la secundaria era un retraído e inseguro, no tenía amigos hasta que Healy me encontró un día en la biblioteca. Yo tenía la nariz metida en un libro de Shekespeare cuando ella se acercó a mí con ese entusiasmo tan característico de ella y se sentó junto a mí.