5: Momento de la verdad

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Evan

Me fui a la escuela sin hacer ruido de la casa de los Harris. Casi no había dormido durante la noche, estaba consciente de que Healy dormía a metros de distancia y eso extrañamente me ponía... asustado.

Sabía que Healy me pediría una explicación, admito que no fue muy amable lo que había hecho pero sólo deseaba un momento de soledad con mis sentimientos y pensamientos. Luego me aseguraría de disculparme correctamente con los señores Harris.

Subí el volumen de la radio y le hice segunda voz al vocalista de Oasis. La música es una forma de expresión y también, en mí caso, una vía de escape para cualquier problema. Cuando doblé la esquina, me descubrí manejando hacía otro lugar que no era la escuela, ¿cuándo había cambiado de dirección, y por qué?

Me detuve frente a la casa de mármol de Jane. Era mi tercera visita y se sentía como la primera, porque nada había cambiado en el exterior. Aún se veía deshabitada, y triste. Un reflejo material de Jane. Apagué el motor y traté de observar algún movimiento a través de las cortinas, la luz estaba encendida en el primer piso, pero no percibía ningún movimiento. ¿Y si Jane seguía durmiendo? No estaba seguro de lo que quería hacer, creo que era muy temprano para una visita. Si yo fuera Jane me echaría a patadas, nadie hace visitas a esta hora. Miré la hora en la pantalla de mi celular: eran las 8:00 a.m.

Ya había perdido la primera clase, y seguramente Healy estaría echando humo porque aún no había hablado conmigo.

Las 8:00 a.m.

Ya no es tan temprano ¿cierto?

Me miré en el espejo retrovisor, me veía fatal. Tenía dos medias lunas oscuras bajo mis ojos azules, y tenía la huella de la almohada en mi cabello largo. Hice lo mejor que pude con mi cabello, las ojeras era algo con lo que no podía combatir. Salí del auto, y sentí el aire otoñal en mi cuerpo. La primera sensación de que el invierno se acercaba. Tomé mi chaqueta del asiento del copiloto y caminé hacia la puerta.

Cuando conté hasta diez, mi manó llamó a la puerta despacio. Estaba haciendo un poco más de frío ahora, o tal vez se debía a mis nervios. Di unos saltitos sobre las puntas de mis pies para entrar en calor, estaba comenzando a pensar que Jane no me abriría la puerta.

Pero se abrió.

Mis ojos se agrandaron por la sorpresa, muy dentro de mí deseaba que esa puerta no se abriera, pero los deseos no siempre se cumplen. La recorrí de pies a cabeza. Pensé que era cómico ver a dos chicas terriblemente bonitas en su pijama en menos de doce horas. A diferencia de Healy, Jane usaba una pijama bastante normal, pero para mí, esa normalidad era bastante... sexy.

Espera, ¿acabo de pensar que Jane es sexy en pijama?

Gracias a ese pensamiento tuve que mirar al suelo para evitar que Jane me viera sonrojado. Era realmente vergonzoso.

-¿Evan?

La voz sorprendida de Jane me obligó a mirarla de nuevo. Maldición, en verdad se veía hermosa. Con ese short arriba de sus muslos podía ver la piel blanca de sus piernas, la blusa de tirantes me mostraba sus brazos, y hombros delgados, la fina línea de su clavícula provocó que mi estómago diera un brinco. Sus asombrosos ojos ya estaban alertas y su cabello castaño estaba mucho más alborotado. Sus mejillas se tornaron levemente rojas y sentí un placentero calor en mi pecho.

-Bueno días, Jane.

-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó y se envolvió en sus brazos.

¿Qué estaba haciendo ahí? Yo mismo me lo preguntaba. Me encogí de hombros levemente.

La chica debajo de la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora