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PRESENTE.

JOAQUÍN.

No soy lo suficientemente bueno.
Nunca voy a ser lo suficientemente bueno.

¿Conoces esa sensación cuando las palabras siguen martillando en tu cabeza hasta que forman una niebla sofocante? ¿Hasta que son todo lo que puedes pensar y todo lo que puedes respirar?
Cuando te levantas por la mañana, se condensan lentamente a tu alrededor como si fueran tus compañeros de toda la vida, son el primer pensamiento con el que te despiertas y el último pensamiento con el que duermes. Así se siente desde hace años, así comienza mi batalla todos los días.

-¡Joa!.

Una pequeña mano tira de la mía cuando mi hermanito me arrastra hacia la entrada de la escuela primaria. Kirian llega a mi cintura ahora. Su uniforme prensado tiene una arruga en el hombro que suavizo con la mano, su cabello rubio bañado por el sol está en un corte redondo del que se enorgullece porque es "la moda", sus brillantes ojos marrones, son tan brillantes que casi puedes ver el mundo a través de ellos. Un mundo tan puro que querrías producirlo en masa y distribuirlo libremente.

-¿Qué pasa, Kir? Pregunto.

-Dije, me harás macarrones con queso más tarde, ¿verdad?

-No puedo, tengo escuela hasta tarde.

Pone mala cara, su mano se vuelve floja en la mía. Si hay algo que odio en el mundo, es matar esa chispa en sus rasgos.

-Marian lo hará por ti-. Regateé.

Kir ama a nuestra ama de llaves y pasa tiempo con ella cuando no estoy cerca.

-No quiero a Mari, quiero que lo hagas tú.

-Kir... -Me agacho delante de él, haciéndole dejar de caminar-. Sabes que no quiero nada más que quedarme contigo, ¿verdad? -Sacude la cabeza frenéticamente.

-Desapareciste el otro día.

Mi labio inferior tiembla y se necesita todo en mí para controlarme. Esta es la razón por la que me levanto todos los días, por qué lucho contra esa niebla, por qué me meto en la ducha y luego me pongo el uniforme.

La gente dice que nada puede detener esos pensamientos cuando golpean profundamente. Necesitas terapia, necesitas medicamentos, necesitas todas las jodidas cosas.
Solo necesito a este pequeño hombre con sus enormes ojos y su pequeño puchero, su cara es lo primero que trato de ver en la mañana, su voz es la que quiero escuchar tan pronto como abro los ojos. Kirian es mi propia píldora especial, mi píldora de felicidad, pero vio algo que no debería haber visto la semana pasada o más bien, lo presenció y cuando desperté, lo encontré gritando a los pies de mi cama, abrazándome y rogándome que no lo dejara.

-Eso nunca volverá a suceder, mi pequeño mono.

-¿Qué pasa si sucede? -Su labio inferior empuja hacia adelante mientras ensancha sus ojos-. ¿Qué pasa si desapareces y tengo que quedarme con mamá?

-Nunca, Kir. -Lo atraigo hacia mí y lo aplasto en un abrazo-. Nunca, nunca te dejaré solo con mamá. ¿Lo entiendes? -Se aleja de mí y saca su dedo meñique.

-¿Lo juras por el meñique?

-Lo juro por el meñique, bebé.

Doblo el mío alrededor del suyo.
Tan pronto como está seguro de la promesa, se aleja y me mira, haciendo un mohín.

-No soy un bebé.

Tiene 6 años, siempre será un bebé para mí.

-Eres mi pequeño bebé lidia con eso.

BROKEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora