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JOAQUÍN.

-¿Ronan? -Elsa casi grita y le tapo la boca con la palma de la mano.

Estamos sentados alrededor de una mesa en el jardín de su casa. Como es un día soleado raro, decidimos estudiar afuera, estamos bebiendo jugo o más bien, Elsa lo está. Solo he bebido agua desde que llegué aquí.
El agua te llena y aleja parte del hambre. Ella me quita la mano y susurra:

-¿Vas a tener una cita con Ronan?

-Acaba de suceder. -Garabateo una línea con mi lápiz en un papel de borrador.

-No haces las cosas solo porque suceden. -Elsa empuja su cuaderno, sus ojos se entrecierran como un detective con un criminal-. ¿Es por Emilio?

Le conté sobre el beso y la pelea entre los dos antes, porque si no lo hubiera hecho, me habría vuelto loco tratando de descubrir qué demonios pasó.
Incluso ahora, no tengo idea de lo que está pasando.

-No. Quiero decir, tal vez... -La miro desde debajo de mis pestañas-. ¿Está mal que quiera algo normal por una vez?

-Por supuesto no. -La expresión de Elsa se suaviza-. Siempre fuiste un romántico de corazón; No es raro querer eso, lo que está mal es forzarte a seguir un camino solo porque las circunstancias te obligaron.

-¿No es eso lo que pasó entre tú y Aiden?

-Realmente no. No tuve que obligarme a estar con Aiden. Era de la otra manera. Tuve que obligarme a ignorar la conexión que teníamos, porque me asustó muchísimo. -Acaricia mi mano una vez-. No quiero verte cometer el mismo error.

-No es lo mismo. Aiden siempre te miró como si fueras su mundo y te persiguió sin descanso, todo lo que Emilio ha hecho es alejarme, al principio, fue doloroso, luego se convirtió en un dolor permanente y ahora no puedo respirar. Quiero respirar, Elsa.

Mis ojos se llenan de lágrimas y su rostro se contrae como si pudiera sentir mi dolor y compartirlo. Elsa es conocida como Frozen en la escuela porque tiene una cara de perra épica y esa actitud de no me importa el mundo, verla tan preocupada por mí calienta mi corazón y empuja la niebla hacia atrás un poco.

-Estoy contigo, lo que tú decidas, Joaco. Si crees que serás feliz con Ronan, entonces estoy de acuerdo. Solo... no te fuerces a algo que no quieres, ¿de acuerdo? Solo te comerá de adentro hacia afuera.

Asiento, limpiando la humedad con mi dedo índice.

-¿Todavía no me has dicho qué pensabas ese día en el hospital? -Su atención todavía está puesta en mí.

Saco mi mano de la de ella y agarro un bolígrafo, fingiendo leer mis notas, a pesar de que son líneas borrosas.

-No es nada.

-No parecía que fuera nada, Joaco.

Iba a decirle a Elsa sobre los cortes, pero me acobardé nuevamente, y ahora, mi mente está en un lío. Mirándola, me humedecí los labios. Tal vez pueda pedirle ayuda, tal vez pueda decirlo.

Te cae muy bien Elsa, por lo que haces todo lo posible para parecer perfecto frente a ella, y al hacerlo, matas partes de ti lentamente, pensando si ella realmente viera tu verdadero yo autodestructivo, cortador de venas y tomador de pastillas, ella se daría por vencida contigo.

Las palabras de Emilio se reproducen en mi mente en un bucle. Golpeó el clavo en la cabeza con eso, el muy bastardo.
Realmente amo a Elsa demasiado para estresarla o peor, mencionar algo que finalmente la disgustará conmigo.
Hace mucho tiempo, Emilio era mi mejor amigo y se sintió asqueado conmigo. Sebastián también era mi amigo, pero finalmente se apartó de mí como si nunca fuéramos cercanos.

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