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JOAQUÍN.

Bajo las escaleras volando con el abrigo de Kir. No puedo creer que casi me haya engañado para salir sin usarlo.
Esa pequeña mierda y su picardía serán mi muerte algún día.
En nuestra sala de estar, lo ayudo a que se lo ponga y lo cierre.

-Puedo hacerlo por mi cuenta. -se queja.

-Ajá. Como quitártelo al salir.

Sonríe, luego finge estar malhumorado.

-Llegamos tarde por Elsa.

-Sí, sí, eso no va a funcionar, quédate quieto.

-Soy un hombre adulto. -Pisa fuerte el pie.

-Por supuesto que sí, mono.

-Voy a ser Superman algún día, Joa, y te sacaré de aquí. Espera y verás.

-Lo harás, ¿eh?

Su estúpida obsesión con el superhéroe sería divertida si Emilio no fuera quien lo alimentara. Realmente odio admitir que la personalidad despreocupada de Emilio es lo que hizo que Kir saliera de su caparazón e hiciera amigos en la escuela.
Si hubiera seguido mis pasos, se habría convertido en un solitario como yo, un paria como yo, un don nadie como yo.
Justo como yo.
Y ser yo es lo último que desearía para mi hermanito.

Elsa fue la primera en acercarse a mí. Ronan también. Soy una mierda para acercarme a la gente.
Cada vez que lo pienso, esa niebla rodea mi cabeza con pensamientos tóxicos como si nadie quisiera ser amigo del desorden que soy.
Que si se acercan lo suficiente y me ven como realmente soy, huirán, o peor aún, lo usarán para atormentarme más.

Incluso con Elsa, siempre tengo miedo de cuando descubra la verdad sobre mí y me haga a un lado.
Comenzó a sospechar durante mis últimas visitas, y decir que temo que esta sería la subestimación del siglo.

Sin embargo, a Kir le dará un ataque si no la ve a ella y al resto de "los chicos geniales", como los llama, y soy un poco débil cuando se trata de esos ojos de cachorro y labios con pucheros.

-Vamos, date prisa... -Se detiene a mitad de la oración, sus brazos colgando flácidos, y sé a quién está mirando detrás de mí sin tener que darse la vuelta.

-¿A dónde vas? -Su voz baja tiene un borde penetrante como esas arañas peludas, o más bien, serpientes, ásperas e inflexibles.

-Con Elsa. -dice Kirian suavemente.

Trago saliva después de terminar con su abrigo y peinar su cabello.

-Ve a esperarme en el auto.

Asiente, pareciendo feliz de estar fuera de aquí, pero luego se detiene, se da vuelta y me abraza. Sus pequeños brazos me rodean el cuello con fuerza, como si no quisiera dejarme ir. Le acaricio el pelo sedoso y me muerdo el labio inferior para no romper en sollozos.
Por Kir. Estás haciendo esto por este pequeño hombrecito con una mente brillante y delicadas manos pequeñas.

-Ve, mono. -Lo empujo lejos.

Da un paso atrás y mira detrás de mí.

-Adiós, mamá.

Y luego sale corriendo por la puerta.
Me pongo de pie y lentamente me doy la vuelta para mirar a la mujer que dio a luz a dos hijos, pero que no tiene ni una pizca de instinto maternal, es más alta que yo, con un cuerpo de modelo que ha mantenido durante décadas. Sus suaves rizos marrones caen sobre sus hombros. Lleva pantalones elegantes y una camiseta que nunca podría llevar en toda mi vida.

Jeanine Bondoni no solo es conocida por su magnífico talento artístico que aparentemente toca las almas con las manos desnudas, los críticos de las revistas lo dicen, no yo; sino que también es una mujer hermosa que parece en sus veintes en lugar de en sus cuarenta.

BROKEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora