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Maratón 1/3


EMILIO.

Hay momentos en los que sabes que algo está mal, pero igual lo haces de todos modos, momentos en los que te detienes y piensas, no, no debería hacer esto, pero lo haces de todos modos.
Es así en mi subconsciente.
Mi subconsciente erótico del festival porno.

Mis sueños deberían subir de nivel a este estado de ahora en adelante. Suaves manos envuelven el bulto en mis jeans y yo gimo. Cuando mis ojos se abren, ahí está él, el sueño sigue ahí, justo en frente de
mí. También está completamente desnudo, su boca rogando por mi boca. Joaquín se arrodilla entre mis piernas como un buen niño, su cara enrojecida, su cabello despeinado, aun así, parece un dios del sexo. Lo mejor que existe.

Él tiembla con mi cinturón, empujando hacia abajo por mi vaquero y bóxer.
Su toque es inseguro, incluso inocente.
Justo como me hubiera imaginado a mi Joaquín.

Mi polla salta a la vida en sus ministraciones sin experiencia. Ha estado duro y adolorido desde que me comí su polla, exigiendo estar enterrada dentro de él y tener su propio turno.
Pero solo puedo hacer tanto daño, incluso en sueños.

Ya estás ahí, la voz del diablo de Carter dice en mi cabeza, también podrías ir hasta el final.
Cállate, demonio.

-¿Qué estás haciendo, Joaco? -Mi voz es ronca de excitación.

Sus dientes mordisquean su labio inferior, ese labio lleno que quiero probar. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, se llenan de un brillo extraño, el que tenía cuando solíamos ir a lugares nuevos, arriesgarnos y luego reírnos a carcajadas cuando llegábamos a ese lugar.
Es su naturaleza curiosa brillando, es el verdadero él, no el falso.

-Quiero hacerte sentir bien también. -Su voz entrecortada es como un maldito afrodisíaco para mi polla hambrienta.

-Hacerme sentir bien, ¿cómo?

Todavía estoy recostado, pero mi atención no se desvía de él. Quiero grabarlo en mi mente para que cuando me despierte, estos recuerdos no desaparezcan.
Tal vez cuando me despierte, su sabor también permanecerá en mis labios, y recordaré cómo se retorció contra mi boca y se vino sobre mi lengua.
Era diferente al porno. Hacen ruidos superficiales y falsos allí. Los pequeños gemidos y jadeos de mi sueño fueron una tortura para mi polla.

-No lo sé. -Envuelve sus manos alrededor de la base de mi polla, y gimo profundamente en mi garganta.

-¿Nunca lo hiciste antes? -Niega con la cabeza una vez.

Sonrío, sabiendo que mi sueño diría lo que más quiero escuchar.

-¿Por qué no? -Levanta un hombro.

-Promete que no me encontrarás raro.

-No eres raro; eres un poco peculiar.

-Prometelo. -insiste él.

-Bien. Lo prometo. -Muerde la esquina de su labio.

-Pensé que sería asqueroso.

-¿Qué tal ahora?

-Es diferente. -Sus mejillas se enrojecen-. Lo quiero.

-¿Porque soy yo? -Asiente una vez, pasando sus dedos arriba y abajo por mi longitud.

El gruñido que sale de mi garganta es el de un animal. Se supone que no debo disfrutar esto, pero es lo máximo que me ha excitado toda mi puta vida.

-Dilo en voz alta, Green.

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