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EMILIO.

Hay algunas expresiones que nunca quiero volver a presenciar en la cara de Joaquín. La primera es esa pálida, hueca y con las muñecas abiertas. La segunda es verlo llorar, porque lo hace con tanto dolor. La tercera es la mirada falsa y las sonrisas que forzó en el pasado para parecer normal. Ahora, encuentro otra. Miedo.

Mientras yace en mis brazos mientras nos enfrentamos, me mira con los ojos muy abiertos y su barbilla tiembla, aunque claramente está tratando de controlarlo.
No funciona.
Está a punto de derrumbarse y no hay forma de evitarlo.
Mientras lo miro, desearía que hubiera una opción donde pudiera detenerlo. Si eso significa que tengo que arrancarme el corazón y ponerlo ante él en un plato, entonces que así sea.

-¿Q-qué se supone que significa eso?

No digo nada. No sé qué decir.
Agarra mi bíceps con su pequeña mano. No puedo evitar mirar esas cicatrices: largas, desfiguradas y testigos del tiempo en que no tenía otro camino a seguir. Aunque el brazalete esconde algunas de ellas, todavía son visibles y están enojadas con el mundo.
Un mundo en el que lo estoy dejando solo.

-Emilio, dijiste que me extrañarás. ¿A dónde vas? -insiste.

Tomo su mano en la mía y rozo mis labios contra sus cicatrices, y como cada jodida vez, él tiembla, como si no estuviera besando su piel sino su alma.

-A sanar -digo en contra de su parte más hermosa. La prueba de que es un sobreviviente.

-¿S-sanar?

-Rehabilitación. Papá y yo estuvimos de acuerdo en el programa de treinta días, pero podría ir al de sesenta días.

-Oh. -La palabra deja sus labios en un suspiro.

Él está feliz por eso, pero como yo, tiene esa condena inminente al acecho en su expresión. El hecho de nuestra separación.

Le acaricio las mejillas sonrojadas, miro directo a sus ojos, el verde más brillante. Otra parte hermosa: su peculiar y viejo yo brillando. Es una prueba de que el niño todavía está allí, roto pero capaz de juntar sus piezas.

-Luego está toda la tormenta de mierda con mi madre. Si continúa con sus amenazas, estaremos bajo mucho escrutinio por ser hermanos y no te quiero en medio de eso. -Coloca una mano frente a mi boca, cortando mi oración.

-No me importa lo que diga el mundo. Nunca fuiste y nunca serás mi hermano. Tengo un hermano y no eres tú. -Beso sus dedos antes de retirarlos.

-Gracias a Dios por eso. -Muerde la esquina de su labio.

-Papá dice que podríamos tener que abandonar el país por completo.

-El mío también.

-No me importa, lo sabes.

-¿No? -Pasa sus dedos por los míos.

-No son los lugares los que me mantienen enraizado, Emilio, son las personas. Este lugar es mi hogar porque todos ustedes están en él. Si vamos juntos, simplemente nos trasladaremos de casa.

Me alegra que piense así, aunque se esté olvidando de cosas importantes, como nuestros amigos y todos los que conocemos, pero me lo guardo y cambio de tema.

-Si esta tormenta de mierda nunca hubiera sucedido, ¿a dónde planeabas ir el año que viene?

-Imperial College, e iba a llevar a Kirian conmigo. No hay forma de que lo dejara con Jeanine. Ahora que papá está cerca, mis planes han cambiado ligeramente.

-¿A qué?

-No lo sé. El cielo es mi límite. -Acaricia el dorso de mi mano-. ¿Qué pasa contigo? ¿Todavía quieres ir a Harvard?

-¿Cómo sabes sobre eso? Se sonroja.

-Te escuché hablar con Lewis una vez. -Sonrío.

-Joaquín mi pequeño acosador.

-Cállate. ¿Entonces? ¿Irás?

-No.

-¿Por qué no?

-Solo quería ir allí porque era el lugar más alejado al que podía ir para estar lejos de ti. Lo elegí para escapar de ti. Ahora, eso no sucederá, incluso si lo suplicas. -Su sonrisa es contagiosa y no puedo evitar acercarme a su mejilla y besarla.

-Entonces, ¿cuál es tu plan ahora? -pregunta.

-Tú.

-¿Y-yo?

-Sí, tú. Donde quiera que vayas, yo voy.

-Vamos. Debes tener un sueño en mente. ¿Todavía te gusta leer la parte económica de las noticias?

-Sí.

-¿Entonces estás siguiendo en los negocios?

-Probablemente, pero solo si no me aleja de ti.

-Por supuesto que no lo haría. Además, se deben hacer sacrificios para tener éxito.

-El único sacrificio que estoy haciendo es la rehabilitación. Quiero decir, es sanar, no un sacrificio. -Su expresión cae y sus profundos ojos verdes se llenan de miseria.

-¿Cuándo te vas? -pregunta en voz baja.

-Mañana.

-¿Tan pronto? -Sus palabras se rompen al final.

-Sí, los amigos de Lewis Osorio trabajan rápido.

-Lo hacen.

-Lo siento. Tampoco quiero dejar esto pronto, pero tengo que hacerlo de todos modos, así que podría rasgarlo como una curita.

-No lo sientas. -Se inclina y roza sus labios contra los míos-. Estoy orgulloso de ti.

-También estoy orgulloso de ti, Green. -Una lágrima cae por su mejilla y se la limpia rápidamente. Yo ahueco su barbilla.

-Oye, ¿qué pasa?

-Es solo que esperé tanto tiempo para escucharte decirme algo así. -Bese sus lágrimas.

-De ahora en adelante, lo escucharás todo el tiempo. Eres mío, Green, y te protegeré con mi vida.

-Yo también te protegeré.

-¿Es así? ¿De quién?

-De ti mismo. Del mundo. De cualquiera que intente hacerte daño.

-¿Entonces eres como mi caballero ahora?

-Ajá. Acostúmbrate.

-Ya veremos sobre eso. -Lo atraigo hacia mí y levanto su pierna para poder deslizar mi polla en su interior.
Ya está dilatado. Ambos gemimos cuando estoy envainado profundamente dentro de él.

Lo follo tan lento como el tiempo que pasó mientras lo esperaba esos siete años.
Lo follo mientras lo miro, haciéndole saber que él es para mí. No tengo que tener treinta y tantos para saber eso. Lo supe desde el momento en que la mujer que me dio a luz me abandonó y Joaquín me abrazó, prometiendo no dejarme nunca.
Lo supe cuando me tomó de la mano y lloró conmigo, incluso cuando le dije que no me gustaba verlo llorar.
No entendía la sensación en mi pecho en aquel entonces, pero ahora sí.
Lo que siento por Joaquín no se trata solo de la conexión de nuestros cuerpos o nuestra historia, también se trata de nuestro dolor. Se trata del hecho de que su presencia embota el vacío como nunca lo hará el alcohol.

El orgasmo que nos golpea nos sacude a los dos. Me rodea con sus brazos y esconde su rostro en mi cuello mientras susurra:

-Te amo, Emi. He estado enamorado de ti por tanto tiempo, no sé cuándo comenzó o si alguna vez terminará.

Y así, estoy perdido.

BROKEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora