Capítulo 5

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Thomas.

Algo anda mal en las empresas, los números no cuadran, los empleados están renunciando. Todo eso me tiene muy estresado, tanto que me llevó a caer tan bajo como para tener sexo en un estacionamiento con una empleada y para completar la burrada nos vieron, ruego que no nos hayan tomado fotos porque ahí sí que pasaría a tener más problemas con la prensa e interrogatorios de parte de mi madre y su habladuría de la imagen de los Hamilton, ruedo los ojos al recordar la última vez que me vi envuelto en un escándalo junto con mi hermano, prácticamente armó un rabieta porque nos tomaron fotos bebiendo en un bar un viernes por la noche.

Al salir del estacionamiento me siento intrigado y tengo la necesidad de saber quién fue el que nos vio, eso me lleva a esperar fuera del estacionamiento para saber quién es, tengo una la leve sospecha de quién pudo ser pero necesito asegurarme.

Estaciono el auto a unos metros de la salida del estacionamiento subterráneo de la empresa y solo me queda esperar a que la persona que nos vio salga del estacionamiento.

Al cabo de unos cinco minutos un Fiat 500C color rojo oscuro sale del estacionamiento, intento identificar al conductor pero parece tener prisa y no llego a identificarlo, decido seguirlo desde lejos para que no se entere de que le estoy siguiendo.

Después de unos cinco minutos en los que voy manejando como un desquiciado siguiendo al auto que parece estar huyendo, luego de un rato el auto se estaciona en frente de un edificio y yo estaciono unos metros detrás del auto a esperar que la persona se baje de él.

Me quedo piedra al ver quién es y solo por un momento me siento avergonzado pero aparto rápidamente ese sentimiento. No me importa que ella me haya visto, es más me da igual.

Mi sangre hierve y con rabia enciendo el auto, salgo de ahí lo más rápido posible para evitar bajarme del auto a reclamarle su asquerosa y inapropiada actitud, el hecho de que ella me vio me molesta mucho y que haya dicho lo que dijo cuando nos descubrió incremento mi molestia. ¿Quién coño se cree para hacer eso? Y sin darme cuenta ya estoy de camino a aquel lugar al que voy cada vez que tengo problemas.



(***)



Cuando llego al cementerio el ambiente ya se empieza a sentir pesado, como cada vez que vengo a este lugar, la tristeza y los recuerdos de aquel día están siempre presentes en mi mente. Por las noches todavía tengo pesadillas del accidente, cuando los recuerdos empiezan a arremolinarse en mi cabeza dudo de la decisión de venir pero sin pensarlo más apago el auto y salgo.

Ya está anocheciendo y solo faltan un par de horas para que cierren el cementerio, me adentro en un camino de tierra que separa las lápidas y las emociones empiezan a ahogarme a medida que me acerco a ese lugar tan sagrado para mí, después de caminar unos cuantos minutos en el solitario cementerio llego a la lápida y la miro con pesar, está llena de tierra y cubre en mensaje que hay en ella.

Paso mi mano limpiando la tierra y vuelvo a leer esas palabras que ya están incrustadas en mi memoria.

‎«Janine Petrov, Esposa maravillosa, hija ejemplar. Siempre en nuestros corazones, descansa en paz.»

En ocasiones le preguntaba a Janine sobre su familia pero siempre evadía el tema, no sé nada a parte de sus padres y cada vez que le preguntaba ella entraba en un estado de rabia y no me hablaba por días así que pasado un tiempo decidí dejarlo estar.

Dirijo mi mirada a la lápida que está al lado de la de mi esposa o bueno mi casi esposa porque nunca llegamos a casarnos.

‎«Nathan Hamilton Petrov, hijo amado. Siempre en nuestros corazones, descansa en paz.»

Tuve tantos problemas con George porque se negaba a aceptar que le colocase mi apellido, esos días fueron horribles, mi madre se negaba a aceptarlo y mi hermano siempre estaba borracho por lo que no podía ayudarme en nada, se la pasa de fiesta en fiesta, mujeres, sexo, alcohol y quien sabe que más. Me encontraba más solo que nunca y por eso no me permito mostrarle a nadie mis emociones, ni verme débil.

Pero algo que me hizo hervir la sangre fue que cuando Ethan Writte —mi primo— se apareció en el cementerio solo para burlarse de mí, en su rostro se formó una sonrisa de superioridad al verme tan mal.

En la niñez nos llevábamos muy bien, es más éramos inseparables, pero todo se fue a la mierda cuando mi padre murió y me dejo todas sus empresas, cosa que a Ethan le hizo rabiar porque él creía que mi padre le dejaría las empresas, estuvimos mucho tiempo en tribunales y abogados porque él quería quedarse con mis empresas. Pasado un tiempo de haber ganado el juicio él se apareció en mi casa y hicimos un trato de que yo lo dejaría trabajar en las empresas y así fue.

Aunque un poco ilógico ya que su padre también maneja unas cuantas empresas pero no son tan exitosas como las mías.

Otra razón que me destruyó por dentro fue la muerte de mi padre tan solo siete meses antes de la muerte de Janine y Nathan; Mi padre era un hombre humilde a pesar de tener tanto dinero, era cariñoso y siempre estaba pendiente de nosotros. Murió de un paro cardiaco a los sesenta y ocho años, tenía problemas en el corazón y le hicieron muchas operaciones pero ninguna sirvió al final de todo.

Saliendo de mis pensamientos noto que tengo las mejillas mojadas por las lágrimas derramadas, seco las lágrimas traicioneras y me vuelvo para empezar a buscar la lápida de mi padre, cuando la encuentro y empiezo a hablar.

—Hola papá, te extraño quisiera tenerte conmigo para que me ayudes a manejar todo este dolor que vive en mi interior, a superar las etapas difíciles, papá a veces siento que no puedo más... —y sin poder resistir más caigo de rodillas ante su lápida y cierro los dejando derramar un mar de lágrimas, me siento idiota por llorar pero ya no puedo aguantarlo más—. Te necesito papá... —susurro al viento, recordando todos los momentos con mi padre, las veces que jugaba a la pelota con mi hermano y conmigo, la vez que llevé a mi primera novia a casa y vi su sonrisa pícara, muchos recuerdos se arremolinaban en mi mente mientras lloro de rodillas —, Louis y yo te necesitamos pap, ya no sé cómo seguir, todo se derrumba y no sé cómo controlarlo... por favor vuelve... —digo sabiendo que eso nunca pasará, que él ya no puede volver, que nos dejó.

Me levanto del césped y seco mis lágrimas con mi brazo, queriendo acabar con mi dolor dije en dirección a la lápida:

—Ojalá algún día podamos reencontrarnos papá...

Y sin más me largo de ese lugar que trae tantos sentimientos que tengo guardados en una caja fuerte con muchas barreras casi impenetrables dentro de mí, es en el único lugar en el que me permito mostrarme débil.



(***)



Cuando llego a mi pent-house me encuentro con Sophie mi ama de llaves, es una señora de unos cincuenta años que fue mi niñera hasta mis diecisiete años para después de que me mudara de la casa de mis padres pasar a ser mi ama de llaves.

Se me acerca con un rostro dudoso y es cuando entiendo que hay problemas.

—Señor Hamilton buenas noches, tiene visita... —me dice un poco nerviosa.

—Sophie ya te dije que puedes decirme Thomas —digo calmado intentando no sonar grosero.

—Bueno Thomas... el señor Louis lo está esperando en su oficina.

—Gracias por avisarme Sophie —digo y me volteo para caminar en dirección a mi oficina, pero me detengo cuando escucho la voz de Sophie.

—Tengo que advertirte algo Thomas, digamos que el señor Louis no está en sus sentidos, no sé si me explico...

—¿Está borracho verdad? —pregunto sabiendo ya la respuesta.

—Si Thomas...

Sin más salgo disparado hacia mi oficina, cuando llego a la puerta escucho un golpe en seco que viene desde el interior y rápidamente entro a la oficina.

Me encuentro con un Louis muy borracho, que no es raro en él pero algo me dice que esta vez tiene importancia. Está sentado encima de mi escritorio con una botella de whiskey en la mano derecha, tiene las mejillas coloradas y mojadas por lágrimas.

—¿Se puede saber que te pasa ahora? —pregunto molesto, ya es la tercera vez en la semana que él se presenta así en mi casa y a mí no me molesta que venga, lo que me molesta es el estado en el cual se presenta.

—Eleonor me dejo...—dice con voz entrecortada por el llanto.

—Vamos a ver Louis, le fuiste infiel más de tres veces con mujeres que eran sus amigas y sin contar la de veces que le pediste que hicieran un trio y ella dijo que no, la verdad es que se había tardado mucho en dejarte —digo y me mira con una mueca en su cara, ya me sé todos sus problemas con Eleonor, ya que cada vez que se peleaban él llegaba borracho y me hablaba de ellos hasta que se quedaba dormido encima del escritorio, sin contar que yo tenía que cargarlo hasta el cuarto de invitados.

—Pero yo la amo...

—Venga Louis eso mismo decías con Sarah hace dos meses, además, que forma tan extraña de amar —digo preparándome para la charla que se viene durante casi toda la noche, pero me las soporto sin rechistar, él es mi hermano y junto a mamá son lo único que me queda, son lo más importante en mi vida y si tengo que aguantarme sus dramas diarios lo hago sin poner réplicas.

Me siento en la silla de mi escritorio esperando a que hable.

—Pero a ella si la quiero de verdad...

—Cuéntame porqué te dejó —digo y le quito la botella de la mano para servirme un poco de whiskey en un vaso que tengo en el minibar de mi oficina.

—Me encontró besándome con su mamá... pero juro que fue un impulso que no pude controlar, es que la vieja está muy buena.

Cuando dijo eso no pude evitar soltar unas cuantas carcajadas y bebo un trago del líquido que está en el vaso.

—Pobre chica... cuando piensas madurar Louis tienes veinte años.

—Y el burro hablando de orejas, tú eres el que se acuesta con una distinta cada semana. ¿en serio como lo haces? —Sé a lo que se refiere, pero decido ignorarlo.

—Solo me centro en mi trabajo, las mujeres para mí son solo un pasatiempo.

—No decías eso cuando estabas con Janine.

De un momento a otro el buen humor que tomé durante la charla se esfuma.

—Sabes muy bien que eso es totalmente distinto Louis.

—Si, la diferencia es que ella era la mujer de tu mejor amigo —dice con burla.

—Louis...—digo en tono de advertencia para que deje el tema.

—Está bieeeeen... pero ¿Cómo lo haces?

—Simplemente dejo mis emociones de lado a la hora de acostarme con una mujer, como ya te dije son solo un pasatiempo y ya Louis.

—Sabes de que te estoy hablando Thomas —dijo volteandose para mirarme—. Y no me refiero al tema de las mujeres, lo sabes.

Asiento sabiendo el camino al cual dirige la conversación. Peligroso sí, pero supongo que es hora de hablarlo con él.

—Si te soy sincero, no lo sé... solo vivo sin vivir, no sé si me entiendes, estoy vivo pero mi mente esta podrida y sin ganas de seguir, en el día solo pienso en negocios y números para evitar recordar, créeme funciona hasta que llega la hora de dormir que hago uso de pastillas pero, sin embargo a veces tengo pesadillas. Solo vivo por ellos Louis —digo y después me levanto de la silla para acercarme al ventanal de la oficina dándole la espalda.

—¿Cuándo se supera? —pregunta.

—Nunca se supera Louis... —digo y hago una pausa para respirar profundo, él ya se escucha más sobrio—. Solo se aprende a vivir con ello.

—Yo todavía no me acostumbro a estar sin papá... todo es muy distinto en casa, mamá siempre entra con un hombre diferente y llega tarde a casa, yo solo quiero que las cosas sean como antes —pidió con voz de niño pequeño que su madre le acaba de quitar un dulce.

—Louis estás consciente de que suenas como un niño.

—Si, pero no me importa.

—Louis hay algo que tienes que aceptar, las cosas nunca van a volver a ser lo mismo que antes —digo.

—Tienes razón Thomas y gracias por ocupar el lugar de papá, por siempre estar para mi cuando te necesito hermano.

—No tienes porqué dar las gracias, hermano, no me molesta hacerlo.



(***)



Después de un par de horas se queda dormido encima de mi escritorio como de costumbre.

Intento despertarlo, pero no tengo éxito así que lo cargo como a una princesa y salgo de la oficina. Todo está apagado, hace ya horas que Sophie se fue y ni me di cuenta, en esa oficina se pasa el tiempo volando.

Cuando llego a la habitación de invitados lo dejo en la cama y le paso por encima del cuerpo una manta.

Después de dejar a Louis en la habitación, me encamino a la mía y al llegar me dirijo al baño para cepillarme los dientes, salgo me desvisto hasta quedar en boxer.

Abro el cajón de la mesa de noche y busco las pastillas para dormir, me tomo una con un vaso de agua que Sophie siempre deja en la mesita de noche. Me acuesto y pienso en todo lo que pasó hoy.

Vaya día me espera mañana...

Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora