Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)

Capítulo 25

Thomas.

La furia invade todo mi ser. Me niego a creer que Amelie tuvo que pasar por algo parecido a lo que paso Janine, no lo pienso permitir, ninguna mujer merece eso.

Últimamente pasaron muchas cosas, Héctor me habla para lo estrictamente necesario y cuando me conto el porqué de la situación no pude evitar sentirme celoso. Amelie y yo no tenemos nada serio, es algo solamente carnal, nada de sentimientos de por medio pero yo soy un hombre que le gusta la exclusividad, aunque lo nuestro sea temporal quiero que sea solo nuestro.

Quiero exclusividad pero todavía no se lo he dicho porque no se si lo que paso anoche se repetirá, espero que si...

Mientras conduzco, los recuerdos de mi pelea con Héctor se reproducen en mi cabeza haciéndome rabiar todavía mas de lo que lo hizo el hijo de puta de Dean.

Después de la discusión por el coche nuevo (Pent-house de Thomas).

Héctor me espera en mi oficina, bueno eso me dijo después de que saliera de casa de Amelie, note su voz tensa y molesta pero no entiendo el porqué.

Entro en la oficina y Héctor está sentado en mi escritorio mirando fijamente la foto de Janine, no entiendo porque mira la foto de esa manera, como si supiera algo que yo no, y si, fue una foto que nos tomaron en una gala mientras George creía que ella estaba embarazada de él, cabrón. Aun me es difícil deshacerme de sus cosas, todas siguen en su habitación.

Salgo de mis pensamientos cuando Héctor se levanta de la silla con tanta fuerza que la misma acaba tirada en el suelo.

¬—¿Y a ti que coño te pasa? —pregunto confundido y me acerco a él.

Me mira como si fuera la persona que más odiara en esta vida y sigo sin entender que es lo que le molesta tanto.

—¿Qué que me pasa? ¿Es que acaso no lo entiendes Thomas? —se voltea y me da la espalda—. Thomas como tu amigo voy a darte un concejo, que no me pediste pero lo necesitas urgentemente. Primero deja de ser un imbécil con Amelie, no todas son Janine.

Cuando dice eso me abalanzo sobre el buscando destruirle la cara a golpes pero logra esquivarme y me reta con la mirada.

—No vuelvas a hablar así de mi mujer, ella fue la mejor mujer que pude haber conocido y que conoceré siempre, acéptalo —digo defendiendo la memoria de mi mujer.

—¿Aun así cuando estaba casada y embarazada de tu mejor amigo, diciéndote que era tuyo? Thomas no seas imbécil, ese hijo no era tuyo —dice y no me controlo más, el primer puñetazo llega a su nariz.

Se lleva su mano a la zona afectada y luego mira cómo se llena de sangre.

—¿Quién te crees que eres para hablar así de mi hijo? Porque si Héctor, si era mi hijo —siento como mi pecho se oprime y Héctor me mira como si supiera algo que yo no.

—Fuera tu hijo o no, hay una cosa que debes aceptar. No. Van. A. Volver —dice remarcando las cuatro ultimas palabras—, y con riesgo de perder tu amistad voy a ser sincero contigo como se que nadie va a serlo. Thomas se que tienes tus razones para querer vengarte de lo que pasó con Janine pero te estás volviendo loco, estás involucrando a personas que no tienen nada que ver y solo por un deseo desenfrenado de venganza, algo que no te los va a devolver Thomas, que no va a llenar ese agujero negro que tienes en el pecho. Lo único que vas a lograr es perderte a ti mismo y arrastrarnos a todos contigo, ten un poco de cabeza para pensar que ni siquiera sabes quien fue y ¿Que vas a hacer cuando lo sepas? Matarlo, porque fue algo que paso hace años y que la policía va a ignorar Thomas, en todo caso el que puede acabar en la cárcel eres tú.