Capítulo 9

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Thomas.

Hoy me levante por una llamada del oficial Fritz, el oficial que llevaba el caso de la muerte de Janine y mi hijo nonato, cuando llamo me dijo que tenía algo de lo que quería hablar conmigo, así que ahora mismo me encuentro en mi coche de camino a la estación a hablar con él.

Aunque ya pasaron cinco años desde su muerte me niego a abandonar el caso y más cuando se comprobó que el accidente fue intencionado, pero después de un año la policía cerró el caso por falta de pruebas y eso no hizo más que hacerme rabiar, lo intente todo por encontrar algo hasta contrate un detective privado, él tampoco encontró nada que pudiera ayudarme.

Y ahora me tienen aquí sentado en la sala de espera de la comisaría, esperando que Fritz haga acto de presencia y me diga que es lo que está pasando.

Pasaron unos diez minutos cuando Jordan sale de una oficina y me hace un ademán con la cabeza para que entre, me acerco a él y le tiendo la mano.

—Oficial Fritz, buenos días —él acepta mi mano y responde.

—Hamilton ¿Que tal? —dice y me mira con pena, se porque lo hace y ahora mismo puedo asegurar que lo que tiene para decirme no es nada bueno—, He oído que tus empresas no están del todo bien.

—Nada que no pueda arreglarse, pronto todo estará arreglado —digo seguro y firme.

—Bueno... pasa, necesito comentarte algo como ya te dije.

Yo entro a la oficina y me siento en una silla que está al frente de su escritorio a la espera de que hable, él por su parte agarra una carpeta que se encuentra encima del escritorio y la abre.

—Thomas como ya sabemos, el accidente fue intencionado pero al no encontrar huellas ni alguna prueba que nos indicara la identidad del sospechoso, el juez decidió cerrar el caso —dice recordándome todo lo que pasó con el caso de Janine, él señala la foto que hay en una carpeta, es la de mi auto destrozado por el choque—. Hace unos días decidí revisar el informe del caso porque había algo que no me cuadraba y efectivamente me di cuenta de que al inspeccionar la escena encontraron huellas de un hombre en tu auto, pero hay algo más.

Deja de hablar y me mira fijamente, mis manos tiemblan de la rabia y nervios por lo que está por decir. Intento procesar el hecho de que había pruebas sobre el caso de mi mujer y algún hijo de puta hizo de las suyas.

»Bueno como ya deberías haber deducido alguien eliminó las pruebas del informe y robo las huellas del laboratorio, sin contar que se encargó de borrarlas de tu auto.

Yo ya me lo esperaba solo estaba esperando a que él me lo confirmara.

—¿Cómo te diste cuenta de esto? —le pregunto furioso.

—Como te dije decidí revisar el informe y me fijé en que alguien había escrito una nota sobre analizar las huellas en el laboratorio, así que yo mismo fui al laboratorio a revisar los archivos y me di cuenta que ahí no habían analizado ningunas huellas, es más habían anotado que en la escena no se habían encontrado ningunas huellas.

Yo asombrado por lo que me está contando me quedo en silencio esperando a que prosiga, estoy conmocionado, el que por fin haya la posibilidad de encontrar al asesino de mi mujer e hijo me da un poco de paz para que al fin pueda cobrar venganza por ellos.

—Después de ir al laboratorio decidí ir al almacén a tomar de nuevo las huellas, pero cuando llegue ahí me di cuenta que no habían huellas. Las borraron Thomas.

—¿Cómo es eso posible Jordan? ¿No se supone que la policía no puede borrar las pruebas? —pregunto y me levanto de un salto de la silla para empezar a caminar en círculos alrededor de la oficina.

—Eso es lo que intento averiguar Thomas, si alguien pudo deshacerse de las pruebas es porque es alguien que está aquí, que trabaja para nosotros, alguien que seguramente le pagaron para deshacerse de las pruebas y que nadie se diera cuenta.

Y en ese momento dejo de escucharlo, sus palabras repiten en mi cabeza una y otra vez. El hijo de puta que mató a mi familia se atrevió a esconderse como un maldito cobarde, como una maldita rata sucia.

—Thomas necesito que te calmes ya veremos qué podemos hacer —dice tratando de tranquilizarme pero no lo logra, más bien me pongo más furioso.

—¡¿Cómo te atreves a decirme que me calme?! —un rugido sale de lo más profundo de mi garganta y sin esperar una respuesta por su parte salgo de la oficina sin mirar a nadie.

A medida que atravieso el pasillo siento como Jordan me persigue de cerca diciéndome que me calme pero no le presto atención, lo único que se repite en mi cabeza es que quiero matar a tiros a ese hijo de puta.

Llegamos a la parte de la recepción y mis ojos se fijan en dos personas que parecen estar coqueteando descaradamente, me enfoco en la chica y me doy cuenta de que no es nada más y nada menos que Amelie Richard.

Me acerco a ellos echando humo por las orejas y me doy cuenta de que con el idiota con el que esta hablando es James Hoffman el hermano de George, el que se suponía que era mi mejor amigo, bueno si era mi mejor amigo y estoy consciente que fui yo el que la cago con él pero no pude resistirme a los encantos de Janine, fue mi error, un error del cual jamás voy a arrepentirme ya que ella me dio los mejores meses de mi vida.

En mi mente se ilumina un bombillo, pudo ser él quien borró las huellas y analizándolo bien es bastante lógico, él y Janine se odiaban.

Mi ira va en aumento y hasta dudo en pegarle un puñetazo en la cara al cabrón que está parado al frente de Amelie, me da una mirada de pies a cabeza analizándome o envidiando todo lo que llevo puesto la verdad es que no estoy seguro.

—Hoffman... —digo y lo desafío con la mirada apretando la mandíbula intentando contenerme.

—Hamilton... —responde con el mismo tono creyendo que me intimida.

—Que tengas buenas tardes James... —dice Amelie en un tono dulce, ¿Es en serio?, ¿De verdad le gusta este idiota? Pues parece que sí y pensar eso hace que el estómago se me revuelva en un sentimiento de repulsión.

—Igualmente Amelie, nos vemos luego —responde y le guiña un ojo pero ella parece no notarlo ya que no le responde.

Amelie fija su mirada en mi y me analiza el rostro como si estuviera confundida por mi comportamiento, parece no encontrar nada ya que empieza a caminar hasta la puerta de la comisaría.

Salimos de la comisaría y decido preguntarle.

—¿Qué hacías con él? —hablo mientras caminamos a paso rápido.

—Me temo que ese no es problema tuyo Thomas —dice con un tono altanero que me hace hervir la sangre.

Llegamos a su auto y cuando veo que va a subirse en él la tomo bruscamente de la muñeca y la pego a mi pecho, cuando noto sus intenciones de apartarme la estampo contra la puerta del auto.

—No lo voy a repetir Amelie así que escúchame bien, dime que coño estabas haciendo con él y sabré si me mientes —mascullo con la voz tres veces más gruesa de lo normal.

En su rostro se refleja la duda, como si estuviera debatiéndose contarme lo que estaba haciendo y en ese momento mi mente recapitula una situación similar.



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Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora