Capítulo 10

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Mi madre, la mujer que me dio la vida, una de las personas que más amo en este mundo pero que al mismo tiempo no soporto, cada vez que se me acerca es para pelear, para traer problemas y por la expresión que tiene en el rostro puedo deducir que esta vez no es la excepción.

Lleva su cabello rubio recogido en una cola de caballo y tiene puesto un traje de falda color negro.

—Hola mamá —digo con fastidio, ya sé que por cual camino va esta conversación.

—Hijo tenemos que hablar de Louis, ya no lo quiero en mi casa, no lo soporto —dice y se acerca a mí con cautela porque sabe que este tema me molesta.

—Mamá, ¿puedes esperarme en mi oficina por favor?

—Claro cariño... —me dice y camina en dirección a mi oficina.

Me volteo y le digo a Sophie:

—Por favor llama a Louis y dile que hay reunión familiar —digo sabiendo que si él llega se va a armar una guerra, pero lo hago con la intención de que explote de una vez porque estoy cansado de ser el intermediario.

—Claro señor, sin problema... —responde.



(***)



Después de lo que parece ser media hora, mi hermano aparece por la puerta, yo me quedé en el recibidor con un vaso de whisky en la mano para no tener que soportar a mamá mientras Louis llegaba y empezar la maravillosa reunión familiar.

—¿Me mandaste a llamar? —dice Louis.

—Si hermanito, tenemos reunión familiar —digo con sarcasmo.

—¿Dónde está? —me pregunta y yo se a quien se refiere.

—En la oficina, vamos —le hago señas para que me siga a la oficina y cuando ya estamos en el pasillo le pregunto—. ¿Qué hiciste esta vez?

—Digamos que le deje un regalo en la almohada al novio de mamá.

—¿Mamá tiene novio? —le pregunto, casi nunca hablo con ella y las veces que lo hago la conversación dura máximo tres minutos.

—Bueno se acuestan pero a mi me cae como el culo aparte su nombre es horrible —dice y hace una mueca de asco.

—Pareces un adolescente Louis, madura de una vez —le digo para joderle.

Nos detenemos en la puerta de mi oficina pero antes quiero saber el nombre del novio de mamá.

—¿Cómo se llama? —le pregunto y tomo un sorbo de whisky que quedaba en mi vaso.

—Se llama Eleuterio —dice y sin poder evitarlo, el whisky que estaba en mi boca que no me había podido terminar de tragar sale disparado a su cara.

—¡Qué asco Thomas, maldito asqueroso! —me grita y yo no puedo contener la risa que me causa la situación.

—¿Estás bromeando? —le pregunto divertido pero él está serio y no para de dispararme dagas con la mirada, la sonrisa que estaba dibujada en mi rostro se borra al percatarme de que está hablando en serio—. ¿Lo dices en serio?

—Muy en serio Thomas.

—Esto parece una puta telenovela —digo pero no puedo seguir hablando porque la puerta de mi oficina se abre y mamá aparece en el umbral, nos hace una seña para que pasemos y se adentra en la oficina.

Yo me volteo y le digo a Louis que está detrás de mí:

—Que comience el espectáculo —sin decir más me adentro a la oficina con Louis pisándome los talones.

Mamá está sentada en el mueble orejero de mi padre que está al lado de la chimenea, Louis opta por quedarse de pie y yo me siento en la silla de mi escritorio esperando a que mi madre abra la boca de una vez.

—Bueno Louis no esperaba que estuvieras para esta charla pero ya que estas me ahorras tener que repetírtelo —dice y cruza una pierna encima de otra, eso no es buena señal y el hecho de que ella se haya tomado la molestia de venir hasta aquí tampoco es buena señal—, ya que estamos quería pedirte Louis que recojas tus cosas de la casa, a ti Thomas, quería pedirte que dejes a tu hermano vivir contigo.

Me quedo de piedra al escuchar aquello, ¿de verdad está echando a Louis de casa?

—¿Para que me echas de casa?, ¿Acaso quieres vivir con el asqueroso de tu novio? —dice Louis alterado.

—Te voy a pedir que respetes a Eleuterio y creo que ya tienes edad suficiente para buscarte una vida, además ya no soporto tus niñerías de malcriado —dice y se levanta de la silla retando con la mirada a Louis.

Yo por mi parte me quedo mirado el espectáculo desde lejos, como dicen por ahí, me gusta ver el mundo arder mas no arder en él. Louis brota ira por todos los poros de su cuerpo y pienso que si papá estuviera aquí mamá no dejaría sin casa a Louis, cosa que me molesta ¿en serio prefiere a un gordo panzón que a Louis? La verdad es que no sabia cual es su aspecto pero su nombre no deja demasiado a la imaginación, volviendo al tema ¿de verdad mamá sería capaz de dejar a Louis en la calle?

Salgo de mis pensamientos cuando la oficina se llena de gritos de parte de mamá y Louis.

—¿¡En serio vas a echarme de casa por ponerle un condón usado a tu novio en su almohada!? —grita mi hermano y yo suelto una carcajada.

—¿De verdad le dejaste un condón usado? —digo con diversión lo que hace molestar a mamá.

—¡No te rías, lo que hizo me dejó en ridículo! —me grita y ellos se vuelven a adentrar en una pelea.

Pasa un largo rato donde ellos están peleando y yo sigo sin prestarles atención, bueno eso hasta que mamá decidió abrir su bocota.

—¡Eres igual de miserable que tu padre, menos mal que él ya está muerto y no tengo que soportarlo! —grita ella, cuando se da cuenta de lo que dijo en su cara se forma una mueca extraña, diría que era dolor pero conociéndola sé que a ella no le importa nada.

A Louis se le empañaron los ojos y vi como apretaba su mandíbula conteniendo la rabia, mamá se gira para mirarme pero yo evito su mirada y aprieto mi mandíbula para contener los insultos que se arremolinan en mi lengua.

Papá era el hombre más amable y generoso que yo conocía, aunque no pasaba mucho tiempo con nosotros siempre estaban sus acciones generosas, le gustaba ayudar a los servicios sociales a encontrarles familia a adolescentes y niños que fueron abusados, nos llevaba a visitar a los ancianos en un asilo y así puedo estar años recordando sus buenas acciones así que mi padre era todos menos un miserable.

Mamá siempre odio a papá por el hecho de que mis abuelos acordaron un matrimonio entre ellos, papá me contó que para ese entonces mamá estaba enamorada de un motociclista drogadicto que se la pasaba en un bar día y noche, entonces al enterarse mis abuelos de eso decidieron hablar con unos amigos —mis abuelos paternos— para acordar un matrimonio con entre sus hijos, cosa que a mi madre no le gustó, por eso decidió escaparse con su novio el cerdo, pero no llegaron muy lejos ya que cuando menos se lo esperaban mis abuelos la obligaron a casarse con mi padre y desde entonces ella siempre nos odio a papá, a Louis y a mí, en nuestra niñez siempre nos mandaba a nuestras habitaciones porque decía no soportarnos. Después con el tiempo Louis y yo nos acostumbramos a su actitud fría y distante pero todo empeoró con la muerte de mi padre, él nos dejó todo a nosotros y eso a ella le enfureció.

Recuerdo aquella vez que el abogado de papá nos visitó después  de su muerte, yo estaba dolido y no quería su dinero ni sus empresas yo solo lo quería a mi lado.

La cara de mamá cuando el abogado dijo que todo era para nosotros fue digna de fotografía, se levantó y gritó:

—¡Ese miserable malagradecido!, ¡Ojala se este pudriendo en el infierno por arruinar mi vida!

Después de aquello ella solo se dedico a buscar abogados que revocaran los últimos deseos de mi padre que al final no le sirvió de nada, pero ya está situación me está superando.

—Te voy a pedir una sola cosa mamá. Lárgate de mi apartamento y no vuelvas más a no ser que quieras pedir perdón, de no ser así solo lárgate antes de que llame a seguridad —digo dolido y molesto, toda mi vida iba de mal en peor y ella solo se dedica a echarle sal a la herida.

—¡Soy tu madre y merezco respeto! —me dice y se acerca muy rápido a mí.

—La memoria de mi padre también merece respeto y por eso no lo voy a repetir otra vez. Fuera. De. Mi. Vista. —espeto doy un golpe con la mano en escrito ganándome una bofetada de su parte, mi rostro pica y mi cuerpo arde en rabia.

—Eres igual que él, por eso vas a terminar solo porque personas tan miserables como tu padre se pudren en la soledad —dice y mira detrás de mí donde se encuentra Louis sollozando—, los dos van a acabar solos, solos y moribundos.

—Sola vas a acabar tú, yo al menos tengo a mi hermano no como tú que le entregaste tu hermana a un cerdo drogadicto —dice Louis e inmediatamente se da cuenta de su error, le prometimos a papá que nunca mencionaríamos nada al respecto y Louis acaba de romper su promesa debido a la rabia y el dolor, yo lo entiendo, yo también estoy perdiendo la cordura.

Cuando mamá estaba joven y quería entrar a la banda de motociclistas a la que pertenecía su novio el drogadicto, uno de los requisitos era entregarse sexualmente al líder de la banda pero mi madre ya no era virgen así que su única opción era mi tía, así que un día le tendió una trampa y el líder de la banda obligo a mi tía a tener relaciones sexuales para dejar entrar a mi mamá a la banda. Dos años después mi tía desapareció sin dejar rastro y todo quedó en el olvido.

—¿Cómo sabes tú eso? —espeta mamá mirando a Louis con los ojos abiertos como platos.

—Eso no importa solo quiero que salgas de mi vista porque si hablamos de miserables, tu eres la primera en la lista —espeto queriendo acabar ya con este teatro.

—¡Dime quien te dijo lo que le pasó a Elisa! —me ignora y le grita a Louis.

—¡Me lo dijo papá y ¿sabes qué?, me alegro de que me lo haya contado porque sé que el único monstruo eres tú, así que vete —le responde Louis.

—Si, acabemos ya con este circo, voy a llamar a Héctor —amenazo y ella se encamina a la puerta pero antes de salir se escucha la voz de Louis.

—Desearía que hubieras sido tú y no papá, desearía que el infarto lo hubieras sufrido tú y no papá.

Ella se voltea con los ojos llorosos y mira a Louis.

—Yo también lo desearía, no tendría que verte la cara más nunca —dice y sin más sale de la oficina.

Yo me siento en la silla orejera y me quedo viendo como la leña se quema con la llama de fuego roja, escucho como la puerta se cierra y me doy cuenta de que fue Louis que salió de la oficina.

Para cuando me doy cuenta ya pasaron horas y me pasé toda la tarde analizando la situación, hace una hora escuché a Louis llegar con sus maletas y meterse en la habitación de huéspedes.

Me levanto de la silla y salgo de la oficina buscando a Sophie, cuando entro a la cocina me la encuentro recostada en la encimera cocinando un pollo asado que por cierto huele muy bien y tiene buena pinta.

—Hola Sophie quería decirte algo... —digo pensando de que manera decirle que no debe dejar pasar a mi madre, se que ella siempre trabajó para mi madre y no se si va a tener la voluntad de pararle los pies.

—Sí dígame, señor Thomas —dice y agacha la cabeza para probar algo del pollo.

—Quiero decirte que de ahora en adelante mi madre tiene terminantemente prohibida la entrada en este pent-house, y habrá consecuencias para el que la deje entrar —digo rápidamente y ella alza la cabeza para mirarme.

—Entiendo señor Thomas, supongo que no le puedo dejar pasar —dice nerviosa.

—Así es, se la estrecha relación que tenías con ella pero es estrictamente necesario que no la dejes entrar.

—Señor puedo preguntar la razón por la cual le prohíbe la entrada a su hogar —me pregunta.

—Si puedes, y la razón es porque le faltó el respeto a la memoria de mi padre, eso para mi es sagrado y ella no le importó herirnos a Louis y a mí, entonces a mi no me importa prohibirle la entrada a mi hogar como tu lo llamas —digo y ella asiente manteniéndose en silencio.

—Bueno señor Thomas la cena estará lista en una media hora y se la dejaré servida antes de irme.

—Espero puedas comprender la situación y no me tomes rencor porque lo hago por el bien de la salud mental de mi hermano y la mía —digo y ella voltea a mirarme para quitarse su delantal, se apoya en la encimera otra vez.

—Créeme Thomas yo te entiendo, pero aún así se me hace difícil asimilar que ella haya podido lastimarlos aun ustedes siendo sus hijos, ya no la reconozco.

—Lamentó contradecirte Sophie pero ella siempre fue así con mi padre y con nosotros, para mi esto no es una novedad supongo que algún día tenía que pasar.

—Como dicen por ahí, nunca terminas de conocer a una persona ¿verdad? —dice y noto un tono de tristeza en su voz y en cierto modo la entiendo, ella consideraba a mi madre una buena amiga y me siento mal por ser yo quien le abre los ojos.

Pero por otro lado su frase empieza a dar vueltas en mi cabeza «Nunca terminas de conocer a una persona.»

—Exactamente Sophie —digo y ella solo asiente para luego salir de la cocina sin decir nada.

Rato después me dirijo al comedor y noto que todo está servido pero el lugar donde se supone que se tiene que sentar Louis está vacío, supongo que después de lo que pasó no tiene hambre y no es el único, yo tampoco tengo hambre pero justo ahora no tengo nada mejor que hacer así que me siento en uno de los lugares que está servido y ceno solo con pensamientos arremolinados en mi mente y lo último que esperaba que apareciera en mi mente lo hizo, ella apareció en mis pensamientos atormentándome más de lo que ya estaba atormentado.

Amelie...

No logro sacar de mi cabeza el verde de sus ojos, su retadora mirada...

Sacudo esos pensamientos de mi cabeza, justo ahora hay cosas más importantes en las que debo pensar además tengo que llamar a Héctor para saber si ya llamó a Jordan para investigar a Amelie, tengo un nudo en la garganta que no puedo deshacer así que opto por ir a mi oficina a atiborrarme de whisky hasta quedarme dormido.

Me siento al frente del fuego como horas atrás y me dedico a beber whisky hasta que me quedo dormido en la silla orejera.

«Nunca terminas de conocer a una persona.»

Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora