Capítulo 22

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Amelie.

Después de ese tenso abrazo con Thomas, nos sentamos en el sofá en completo silencio y sin movernos ni un solo centímetro. Yo estoy realmente incómoda con esta situación, mi cuerpo está en mi contra, estoy encendida hasta el último poro de mi piel, excitada como nunca pero también demasiado tensa como para hacer algo al respecto.

Al parecer Thomas está en la misma situación ya que fácilmente puedo notar que su pantalón está bastante abultado y él parece realmente incómodo, de verdad podría reírme de esta situación pero lo que acaba de pasar me tiene pensando en muchas cosas.

El comportamiento de James fue totalmente inesperado, jamás me espere que pudiera haber hecho algo así aunque nunca se termina de conocer a alguien, él siempre fue bueno conmigo y no me espere de él esto, además, sospecho que en este asunto hay algo que va más allá de lo que podría esperar.

—¿De qué conoces a James? —le pregunto a Thomas, creo que ya es momento de que me explique que sucede entre ellos, porque esa pelea parecía muy personal.

—Es complicado... y no quiero hablar de eso — responde con la voz ronca para luego endurecer su mandíbula y fruncir el ceño.

—Creo que me merezco una explicación —digo con voz firme pero empezando a molestarme.

Una sensación extraña se adueñó de mí, empecé a desconfía de Thomas y no es que antes confiara en él pero ahora quiero cuidarme de lo que el pueda llevar consigo. No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que Thomas trae muchos problemas encima, de esos que una vez te salpican, no hay manera de huir.

—Tal vez la merezcas pero yo no quiero explicártelo, es algo privado, tu y yo no somos nada como para yo confiarte algo de esa magnitud —dice y se levanta molesto en dirección a la puerta pero se detiene a escuchar mi voz.

—Si sales por esa puerta iré a buscar a James y estoy segura de que su versión es totalmente distinta a la tuya, es más me atrevería a decir que tu quedas como el malo de la historia —me levanto y cuando digo eso él se voltea con una expresión rabiosa en su rostro.

Por un momento me asusto cuando se acerca a mí tan rápido que ni siquiera me doy cuenta, nuestros rostros están tan cerca que si yo me muevo solo un centímetro estaríamos besándonos sin hacer mucho esfuerzo.

Suspiro intentando que mis pulmones se llenen de aire pero me doy cuenta de que fue mala elección ya que mi pecho está totalmente pegado al suyo, casi puedo sentir los latidos furiosos de su corazón.

—¿Crees que me importa ser el malo de la historia cariño? —se queda callado esperando mi respuesta pero mi voz no sale, mi cuerpo me traiciona de una manera horrible dejándome sin habla y siento como la respiración se me acelera—. No, no me importa en lo absoluto —me toma por la cintura y en menos de un segundo ya me tiene acorralada contra una pared de el recibidor—. ¿Y sabes qué? —se acerca mientras su otra mano se posa en mi nuca y levemente mueve mi cabeza hacia un lado dejando mi cuello al descubierto—. No me importa porque yo ya soy el malo de la historia cariño, siempre lo he sido.

Su respuesta no me sorprende, eso se nota, el simplemente no es un angelito. Además siempre he sido de las que le gustan los malos, no es una excusa para huir, pero no quiero meterme en problemas pero a lo mejor si el me contara algo, algo que me haga confiar en él. Hasta podría contarle lo que paso con Dean.

Dean.

Rápidamente aleje ese nombre de mi mente y decidí ser un poco atrevida.

—Suerte que a mi me gustan los malos de la historia, Thomas —digo seductoramente, me acerco a su cuello y dejo un leve pero candente beso en su mandíbula.

Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora