Me despierto cuando escucho que tocan la puerta de mi habitación, Sophie entra a la sin esperar una respuesta y como siempre deja mi desayuno en la mesita de noche, después sale de la habitación sin decir nada.
Me levanto de la cama y entro al baño, me cepillo los dientes y me doy una ducha caliente, lo normal es tardar más de media hora bañándome pero hoy estoy impaciente por llegar a la empresa para terminar de firmar unos documentos sobre las acciones.
Salgo del baño y veo que mi cama ya está tendida, las cortinas están abiertas dejando que el sol entre por las ventanas.
Termino de vestirme y agarro mi teléfono para revisar las llamadas, si tengo algún mensaje de Adele con alguna reunión pendiente. Desbloqueo el teléfono y tengo tres correos pendientes.
De: Adele Jones.
Señor Hamilton recuerde que el señor Henry le espera en Editorial Symmetry a las 11:30 de la mañana para firmar los documentos.
Buenos días.
¡Mierda!
Solo faltan diez minutos para que sean las once y si quiero llegar a tiempo tengo que apurarme, no me gusta ser impuntual pero es que anoche estaba muy cansado después de la charla profunda con mi hermano.
Sin más abro el otro correo mientras me visto.
De: Henry Brown.
Señor Hamilton, buenos días le escribo para informarle que la señorita Richard se encargó de poner en condiciones la oficina que va a ser suya y que ya tengo en orden todos los documentos a la espera de que usted se presente y los firme.
Disculpe las molestias, que tenga buenos días.
Lo que había escuchado de este hombre es verdad, todo el mundo me decía que era pedante y pesado, difícil de tratar, pero eso último no es un impedimento para mí, estoy acostumbrado a tratar con personas como él y confirmé que todo lo que dicen es verdad.
Sin embargo, me asombro cuando vuelvo a leer la parte que dice que Amelie se encargó de ordenar mi oficina, todavía estoy molesto por lo que pasó ayer y pienso reprender su actitud, así que sin más respondo al correo de Henry.
Yo:
Gracias Henry ahora mismo voy saliendo para allá a firmar los documentos y quiero que le digas a Amelie que me espere en mi oficina, ya que después de que firme los documentos necesito hablar de un tema con ella.
Sin despedirme mando el mensaje, la rabia de ayer empieza a incrementar a medida que recuerdo lo que hizo, no se quien coño se cree para hacer eso, pero después de hablar con ella no le quedaran ganas de hacerlo más.
Abro el último correo que me queda por revisar.
De: Lucy Myers.
Hola Thomas, cuando quieras terminamos lo que tenemos pendiente.
Besos, Lucy.
Bueno me esperaba este mensaje y viniendo de ella más, sé que intentar acostarme con ella fue un error, como pude haber intentado tener algo con esta mujer por dios ¿dónde tenía la cabeza?, ni siquiera me molesto en responderle el mensaje.
Salgo del pent-house y me subo al ascensor, impaciente toco muchas veces el botón del estacionamiento privado y espero a que descienda. Ya en el estacionamiento me dispongo a mirar todos mis autos, los compré desde que mi padre me dejó la empresa y siento apego sentimental por todos ellos pero en especial uno que está estacionado en el fondo del estacionamiento, el coche de mi padre, un Rolls Royce negro mate, fue una guerra poder quedármelo ya que mamá quería venderlo y la verdad es que no se si esa hubiera sido una mejor opción ya que todavía no me atrevo a manejarlo.
Me subo a mi Aston Martin y lo pongo en marcha.
Le regalé unas vacaciones de una semana a Héctor —Mi jefe de seguridad y últimamente mi mejor amigo— lleva trabajando conmigo más de un año y estudiaba conmigo en la universidad, además de que formaba parte de mi grupo de amigos. Decidí que era hora de darle unas pequeñas vacaciones en España con todos los gastos pagados. A mis otros guardaespaldas y a mi chófer les di la semana libre, quería tener unos días de tranquilidad sin que nadie estuviera encima de mí, aunque esta semana no tiene nada de tranquila.
Cuando salgo del edificio mi teléfono comienza a vibrar, veo la pantalla y noto el nombre de Héctor, contesto y lo pongo en altavoz.
—¡Hola Thomas! ¿Cómo estás? —dice muy emocionado, me imagino que estará haciendo de las suyas con las españolas y suelto una carcajada.
—Héctor, todo bien y ¿cómo vas? —digo queriendo saber qué está haciendo.
—Si supieras Thomas deberías venir unos días a ver si encuentras a alguien que te quite el mal humor que llevas siempre y aquí las mujeres están para comérselas, quien sabe capaz y te enamoras —insinúa y yo me rio.
—Déjate de tonterías Héctor tengo muchas cosas que hacer como para irme de vacaciones.
—Y hablando de eso ¿Cómo van las empresas?
—Bueno... las cosas están complicadas y creo que Ethan tiene que ver con eso pero sabes que no puedo hacer mucho contra él y menos cuando mi madre lo protege como si fuera su hijo. Con lo de la nueva empresa espero que las cosas mejoren —dije, la última vez que había hablado de un proyecto de la empresa por teléfono me habían hackeado y todo el proyecto salió mal—. ¿Pero cuento contigo para cuando vuelvas no? —le pregunto para asegurarme.
—Claro Thomas sabes que cuentas conmigo siempre hermano.
—Y cambiando de tema ¿Cómo vas con Valeria? —le pregunto, quiero molestarlo y sé que el tema de Valeria lo altera. Ellos tienen una especie de relación tóxica, vuelven a estar juntos entonces Héctor le pone los cuernos y terminan, él la busca, le pide perdón ella lo perdona y así llevan dos años.
—Hombre que idiota eres, quieres hacerme molestar, pero no voy a darte el gusto Thomas... El otro día subió una foto a su Instagram con un hombre y eso me tiene mal, ya se va a enterar cuando vuelva —me carcajeo al escuchar aquello—. Bueno hermano te dejo, una rubia acaba de pasar al frente de mí y quiero conocerla.
—Nunca cambias ¿verdad?
—Ja, mira quien habla... bueno te dejo —y sin dejarme responder me cuelga.
(***)
Cuando llego a la empresa me dirijo directamente a la oficina de Henry, mientras camino por los pasillos de la empresa me doy cuenta de que el ambiente de trabajo que tienen aquí es alegre, los trabajadores hablan entre si y estoy seguro de que eso va a cambiar en el momento que termine de firmar los documentos, hay muchas cosas que pienso cambiar.
Llego al umbral de la puerta de la oficina de Henry y lo veo sentado revisando unos papeles, carraspeo para que se dé cuenta de mi presencia, y en cuanto se percata de que estaba en la puerta se levanta de su silla en un salto.
—Señor Hamilton, buenos días... —dice con un tono de inquietud.
—Buenos días, Henry... ¿Podríamos empezar a firmar los documentos? Tengo asuntos que atender y necesito que sea rápido —digo, quiero librarme de una vez de esto y necesito hablar con Amelie lo más pronto posible.
—Mm... si claro señor Hamilton sígame, iremos a la sala de juntas donde están los demás socios y el dueño de las acciones —se acerca a la puerta y sin más avanza por el pasillo.
Yo barro la oficina con la mirada y me doy cuenta de que está muy desordenado, hay papeles en el escritorio, envoltorios en el piso y hay una pequeña mancha blanca en la silla del escritorio, la verdad es que no se si quiero saber qué es eso.
Salgo de la oficina y empiezo a caminar detrás de Henry, en un momento mi mirada se encuentra con aquellos ojos verdes que se me hacen difíciles de ignorar, ella viene con unos libros y unas hojas en los brazos, su cabello castaño se encuentra en un moño desordenado dejando algunos mechones rebeldes sueltos, tengo que admitir que es muy hermosa, pero aun así no voy a permitir que vuelva a pasar lo que paso ayer y al acordarme me saca de quicio.
Ella se acerca y nuestras miradas no se apartan en ningún momento, necesito sacarla de mi vista, despierta en mí un deseo incontrolable y si no sale de mi vista en poco tiempo voy a terminar empotrándola contra la pared sin importar que todos nos estén mirando —contrólate, Thomas— me grito hacia mis adentros.
Está por desaparecer cuando Henry la llama.
—Amelie el señor Hamilton espera encontrarla en su oficina después de la reunión —dice y por un momento me molesta que hable por mí, así que decido hablar.
—Señorita Amelie espero encontrarla en mi oficina cuando salga de la reunión, necesito aclarar unos temas con usted —digo y volteo para mirarla, le dedico una de mis miradas más frías y la veo palidecer hasta un punto que creo que va a desmayarse.
—Esta bien señor Hamilton... lo espero en su oficina —dice firme y noto que se molesto pero me importa una mierda, me alarmo al notar que sus manos están temblando, me volteo y noto que todos los empleados se quedaron en silencio y mirándonos.
—¡A sus asuntos! —grito con voz firme y molesta, mi voz resuena en todo el lugar, los trabajadores rápidamente se concentran en sus asuntos y veo como Amelie se da media vuelta y se pierde por el pasillo.
Empiezo a caminar y veo que Henry se me queda mirando por mucho tiempo como intentando reprenderme con la mirada.
—¿Quieres una foto? Andando no tengo tiempo —sin decir nada empieza a caminar.
Llegamos a la sala de juntas todos nos están esperando y yo sin decir ni una palabra me siento en una de las sillas que están rodeando la larga mesa.
Y durante las siguientes dos horas me dedico a escuchar a Henry y a los demás socios.
(***)
Después de firmar los documentos, oficialmente la empresa es mía, estoy pensando en algunos cambios, pero voy a esperar para que sea todo más tranquilo.
Camino en dirección a mi nueva oficina pensando en que tengo que ver a Amelie, que, aunque quiero negarlo en mi está empezando a crecer un deseo hacia ella que sé que es peligroso.
Cuando llego a la oficina la veo ahí recostada de la pared, aún no se percata de mi presencia y yo me le quedo mirando esperando que se percate de mi, su delgado cuerpo estaba recostado de la pared y gritaba que lo poseyera, es evidente que me siento atraído por ella pero pienso ignorar ese hecho, además cualquier mujer puede satisfacerme y Amelie solo sería una más del ganado, sería una más para el ganado.
Decido no tentar más a mi autocontrol y carraspeo para que se de cuenta de mi presencia, ella da un pequeño salto y se separa de la pared.
—Siéntate por favor —mi voz sale ronca y da a entender de que lo que vamos a hablar es un tema serio.
—Claro... —murmura—. ¿En qué puedo ayudarte Thomas? —dice.
Ella se sienta y veo que su espalda está tensa, llego a la conclusión de que le incomoda mi presencia.
Me siento en la silla quedando al frente de ella, nuestros ojos conectan y decido que es momento de hablar.
—Tengo que hablar contigo sobre dos temas, quiero que sepas que de ahora en adelante yo soy tu jefe, si es verdad que Henry es tu jefe, pero si yo te llego a necesitar en algún momento tienes que estar disponible...—le digo y noto sus ojos reproche ella no quiere estar cerca de mí y yo voy a aprovecharme de eso para hacerla molestar.
Me remuevo en la silla y apoyo mis antebrazos en el escritorio, veo como sus ojos se pasean desde mis brazos, mi cuello y finalmente se posan en mis labios, sus pupilas se dilatan. Vaya veo que el deseo es mutuo.
—Primero que todo quiero que lleves mi agenda, voy a necesitar que me avises cada vez que tenga alguna reunión y que estés presente para que anotes los puntos importantes de lo que se trate en aquellas —digo y espero a que ella reaccione.
—Déjame ver si entendí, tu quieres que además de que ahora soy la secretaria de Henry quieres que me encargue de tus asuntos. ¿Es que acaso no puedes contratar a alguien para que lo haga? —espeta molesta y eso hizo que mi rabia empiece a crecer de nuevo.
Me molesta mucho que me cuestionen, ahora yo soy el dueño de esta empresa aunque a ella no le guste aquí ahora mando yo.
—Sí Amelie, si puedo contratar a alguien para que haga ese trabajo, pero lo vas a hacer tú, además no es como si no fuera a pagarte. Por otro lado, no voy a estar aquí todo el tiempo, como ya sabes tengo más empresas de las que encargarme.
—¿Y qué pasa si no quiero hacerlo? —replica indignada, lo estoy consiguiendo.
—De no ser así Amelie me temo que tendré que despedirte y los dos sabemos lo difícil que es encontrar trabajo —justo cuando las últimas palabras salen de mi boca ella abre los ojos como platos y su rostro se desfigura.
—¿Estas de broma no?
—No Amelie estoy hablando muy en serio.
Ella me fulmina con la mirada y en sus ojos puedo ver destellos de ira, pero yo decido simplemente pasar de ello para seguir hablando.
—Bueno creo que eso es todo, pero no olvides avisarme cuando ya tengas el asunto de la agenda resuelto.
Ella sin decir nada arrastra la silla y está se desliza por el piso haciendo que la oficina se llene con un estruendoso sonido que retumba entre las paredes, se levanta me dedica una mirada asesina y sin decir nada se dirige hacia al umbral de la puerta, su mano ya está por girar el pomo la puerta cuando recuerdo que tengo otro asunto que hablar con ella.
—Espera un momento... tengo que hablar de otro tema contigo —digo impasible intentando no demostrar lo que está pasando por mi cabeza, intentando retener recuerdos que no quiero que vuelvan y que al estar con ella salen a relucir. Ella se detiene, pero no se gira a mirarme lo que hace que mi sangre empiece a hervir, me levanto y camino hacia ella con pasos cautelosos pero seguros y para cuando me percato estoy tan cerca de ella que mi pecho roza su espalda, se que estoy por perder el control y dejarme llevar por el deseo pero confío en mi autocontrol y se que eso no va a pasar.
Esta vez no te me escapas Amelie...
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Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)
RomanceAmelie Richard es una chica que vivió un pasado que la hizo buscar un nuevo comienzo, un lugar donde no conociera a nadie y donde nadie la señalara, alejarse de aquella vergüenza que tanto la atormentaba y aunque ya han pasado cinco años para ella s...