Capítulo 13

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Héctor.

Me las va a pagar, juro por mi honor que Thomas Hamilton Dorrance va a pagármelas. No se porque estoy haciendo esto, va en contra de todos mis principios pero tampoco pude negarme cuando Thomas me pidió el favor. Cuando me pidió que le dijera a Jordan que investigara a esa chica quise hacerlo yo mismo, no me gusta dejar el trabajo importante a manos de otro además que no confío en Jordan como Thomas.

Nunca había hecho esto, no era necesario ni siquiera con Valeria que muchas veces me vi tentado a hacerlo pero siempre desistí de la idea, y ahora me tienen vigilando a una chica que parece ser totalmente inofensiva.

Yo, Héctor Johnson vigilando a la mujer de otro, increíble.

Estoy en el restaurante en el que la mujer y el acompañante decidieron cenar, él hombre que la acompaña me parece ligeramente familiar, se que lo vi en alguna parte pero no logro recordar de dónde.

Parece que llevan bastante rato aquí, yo me retrasé por algunos asuntos que tenía que resolver con Valeria pero ya estoy aquí.

Me acerco a la mujer de la entrada para pedir una mesa.

—Hola linda —saludo a la mujer y ella parece molestarle mi conducta, pero como me gusta joder a la gente le pico un ojo de manera coqueta—. ¿Tienes mesa para mi? —pregunto.

—Si, por favor sígame —dice y juntos entramos al restaurante.

Me lleva a una de las mesas que están cerca de la mesa de la mujer que estoy vigilando. Minutos después ya me pedí un vino y algo de cenar a la cuenta de Thomas, si quiere que vigile a su chica tiene que pagar intereses.

El niega rotundamente que le gusta pero la semana pásame me llamaron de una floristería para confirmar un paga de un ramo de rosas, que supongo que se las habrá enviado a ella.

La mesera me trae el vino mientras yo me dedico a mirarlos mientras hablan, ella parece tensa e incómoda y él parece darse cuenta de eso porque cambia de tema.

Después de unos minutos la mujer que si mal no recuerdo se llama Amelie Richard, voltea sintiendo mi mirada en su nuca, yo no me molesto en disimular que los estoy mirando porque es justo lo que necesitó.

Si estuviera haciendo algo malo buscaría salir del restaurante y con las pintas que yo llevo ni siquiera debería tibia estar sentada en aquella silla.

Nuestras miradas de mantienen durante un largo rato hasta que el hombre le habla y ella deja de prestarme atención, les llevan la comida y ella parece estarse pasando de copas ya que sus mejillas están sonrosadas y de vez en cuando suelta una risita divertida.

El teléfono vibra en mi bolsillo y se quien es antes de verlo.

Thomas.

¿Qué tal?

Después me vienes con el cuento de que no te gusta, Thomas a mi no me engañas cariño.

Yo:

Bien, está con un hombre nada fuera de lo normal, parecen pasarlo bien. No te preocupes.

Le respondo eso para provocarlo y lo logro porque en menos de un minuto ya tengo un mensaje suyo.

Thomas:

¡¿CÓMO QUE CON UN HOMBRE?! ¡¿QUÉ HOMBRE?!

Lo dejo en visto un rato para hacerlo sufrir y vuelvo a fijar la mirada en la mesa de Amelie, se encuentran hablando tranquilamente la verdad es que los dos parecen inofensivos.

Mi teléfono suena unas tres veces más y decido ver qué dice el impaciente de Thomas.

Thomas:

Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora