Capítulo 34

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Advertencia contenido +18

Amelie.

Después de ver salir a Thomas en la habitación no lo volví a ver más hasta después de una semana, me dieron una semana de reposo y ni siquiera había podido ir a trabajar a la empresa de Thomas. Recibí varios correos de Adele que me informaban que podía reincorporarme cuando mi doctor lo viera conveniente.

Según Héctor lo único que sabía Thomas es que había estado muy mal alimentada y que necesitaba recobrar fuerzas, le prohibí que le contara algo sobre mi embarazo, claramente se mostró muy en contra a mi decisión pero yo encuentro una mejor solución, primero Thomas y yo no tenemos ninguna relación, segundo, en cualquier momento esa mujer va querer aparecer en su vida y está más que claro que Thomas va a querernos dar la patada.

En cierto modo en el fondo sé que debo contárselo, que está en todo su derecho de saber sobre su hijo pero el miedo de que quiera abandonarlo a penas esa mujer aparezca crece en mi y no para, tengo miedo a que no lo acepte y nos abandone, miedo a que vuelva a pasar lo mismo de hace años. Miedo a quedarme sola de nuevo.

Sé que es injusto para el bebé que yo haya tomado está decisión pero es lo mejor para que ninguno de los dos salga lastimado.

En el hospital me recetaron demasiadas vitaminas y medicinas que debo tomar para cuidar de mi embarazo, nuevas dietas que por nada del mundo debo descuidar. Héctor viene a verme casi todos los días para supervisar que todo esté en orden, según él son órdenes de Thomas.

Hoy tengo que ir a trabajar con Adele y la verdad es que me encuentro nerviosa, me da terror que por algún motivo Thomas se entere de lo que oculto y sea peor.

El timbre de el apartamento suena y yo me restriego los ojos intentando hacer desaparecer el sueño que me abraza, me levanto de la cama y camino con lentitud hasta la puerta de la entrada para abrirla.

Me encuentro con un cartero que me extiende un sobre y se va como si nada, extrañada porque no me pidiera que firmara algo, cierro la puerta mientras intento abrir el sobre.

Después de varios intentos busco una tijera y corto el sobre, las manos me tiemblan a deducir de que puede tratarse este sobre pero solo ruego que esté equivocada.

Abro el sobre y saco una tarjeta, cierro los ojos con fuerza y levanto la cabeza. Esto no puede estar pasándome.

Poco a poco abro los ojos y me fijo en la tarjeta, es blanca con decoraciones doradas y rojas en los bordes, la letra es de una caligrafía delicada que reconozco como la de mi hermana. Al menos se tomó la molestia de escribir la invitación ella misma.

Te invitamos a está hermosa unión de Dean y Verónica.

17. 07. 2021

Te esperamos a las 12:00pm

Con mucho amor y cariño Verónica Richard.

Sin notarlo mis manos estaban hechas puños y estoy a punto de romper la tarjeta.

Respiro profundo intentando calmarme pero no lo logro, en un ataque de rabia y dolor destrozo la tarjeta en miles de pedacitos. ¿Cómo alguien puede ser tan escoria como para hacer esto y más sabiendo lo que pasó?

Faltan dos meses para la dichosa boda y estoy segura de que mi madre debe estar por llamarme para exigir mi asistencia a la unión de los dos demonios, si, los dos demonios, mi hermana no se salva.

Y efectivamente, veinte minutos después tengo a mi madre llamándome al teléfono, miro mientras el teléfono suena, intentando decidir si contestar o no. La última vez que hablé con mi madre las cosas no salieron muy bien y si mi instinto no falla ella me está llamando para hablar sobre la boda de Verónica.

Quédate Conmigo (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora