Capítulo 41 - Parte de la familia Bremen

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dRAMA TIME YEY

N/A: Si algo me gustaría transmitir con esta novela es que siempre hay dos versiones de cada historia y que la verdad está solo entre ello. Así que no saltemos a la yugular de Jayden (entenderéis esto pronto)

Y disfrutad, que hay un detalle importante *coff título coff* aquí : )

41 | "Parte de la familia Bremen"

Asher Bremen

Jueves, 16 de julio

Aburrido, respondo algunos mensajes y voy dejando otros en leído mientras esquivo a las personas que cruzan la alta valla verdosa para entrar al parque de Buttes-Chaumont. Tengo la bolsa de Vapiano en mi mano mientras espero a mi tío Bastian que, por el último mensaje que me ha mandado, estaba a "dos minutos" hace treinta.

Lo último que yo le he mandado ha sido una foto del cartel que dice "Rue Manin" que tengo detrás para que sepa en qué entrada del parque estoy.

No me sorprende que llegue tarde, tiende a hacerlo mucho, lo que me sorprende es que haya traído a su perro con él. Un mestizo de dos razas pequeñas que tira de la correa al verme, emocionado por venir a saludar aun cuando siempre he hecho lo posible por no caerle bien.

No me gustan los perros pequeños.

—¿Has traído al bicho? —pregunto en francés a mi tío.

El perro, de colores tierra y con el estómago completamente blanco, tira tanto que se levanta sobre las dos patas traseras para intentar llegar a mí. Me aparto antes de que toque mis pantalones.

—Quiero más a este bicho que a ti, respétale —dice mi tío al llegar.

Adoptó al perro como algo temporal cuando un compañero de trabajo le dijo que había encontrado a tres cachorros abandonados en Bois de Boulogne y, una vez pasaron dos semanas juntos, Bastian decidió que no quería volver a tener un apartamento vacío.

Pese a mis quejas, termino aceptando la correa del enano cuando mi tío me la ofrece y, aunque no le acaricio, tampoco me desagrada que siga danzando a mi alrededor en busca de atención. Con la correa del perro en una mano y la bolsa de comida en la otra, entramos al parque.

—¿Vas a decirme en qué lío te has metido ahora? —pregunta mi tío.

Le miro entre sorprendido y ofendido.

—¿Es que no puedo llamar a mi tío solo para verle porque estoy en la misma ciudad? —pregunto de vuelta—. Además, ambos sabemos que no soy yo el que ha estado insistiendo para quedar. Ella te ha pedido que me eches un ojo, ¿no?

Su perro, llamado Dmitri por un personaje del Battlefield, vuelve a tirar de la correa. Esta vez intenta alcanzar a un perro tres veces más grande que él que pasea cerca. Al no poder llegar a él, Dmitri empieza a ladrar como si estuviera amenazando al grande. Escondo mi sonrisa ante lo ridícula que me resulta su soberbia.

—¿Es que no puedo querer ver a mi sobrino? —pregunta mi tío antes de añadir—. Pero sí, tu madre lleva llamándome cada dos días desde que viniste. Deberías contestarle alguna vez, me está dejando sin horas libres con tanta llamada.

—Le contesto.

"De vez en cuando", añado en mi cabeza.

—Como sea, ¿vas a decirme por qué has querido llamarme o tengo que empezar a buscar en las bases de datos para saber qué has hecho? —pregunta.

La promesa de AsherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora