Capítulo 46 - Decisiones y mundos privados

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Capítulo dedicado a Milita2002 y Srta_Vita que cumplen años hoy 

46 | Decisiones y mundos privados

Olivia Audevard

Martes, 21 de julio

Estoy tan frustrada que podría gritar, o incluso llorar.

De no ser porque el ordenador que he apoyado sobre las mantas no es mío, ya lo habría echado a un lado con molestia. Siento una gran impotencia por no poder hacer algo tan simple como cambiar la fecha de un envío. Claro que no se trata solo eso. No estoy bien, y no ha hecho falta una llamada de mi madre echándome la bronca por el mensaje sobre mis ausencias para hacer que me diera cuenta.

Dios... Estoy tan cansada.

Se me hace pesado incluso respirar mientras leo palabras que pierden el sentido ante mis ojos. Rendida, bajo un poco la pantalla del portátil y lo dejo sobre la mesilla. Después, me estiro entre las mantas para apoyar una mano sobre la espalda descubierta de Asher.

—Sé que estás despierto —digo con suavidad.

¿Delatará, mi tono, el cansancio emocional que siento? ¿O cómo me siento tan perdida y sola que encuentro en mi reflejo la figura de mi niñez; tan perdida, tan sola, tan necesitada de una mano amiga?

Muevo los dedos con lentitud sobre el largo de su columna y noto el sutil cambio de postura bajo mi toque. Él nunca lo corroborará, pero tengo la teoría que, esa zona, le provocan un fuerte cosquilleo.

—Asher —llamo ante su silencio—. Has estado quejándote del maratón de Star Wars que están haciendo en el salón hace menos de cinco minutos. Estás despierto.

Recuerdo sus comentarios con humor. Él tiene el sueño muy ligero y, llegadas las dos de la mañana, se ha quejado entre dientes como si no hubiera estado jugando a la PlayStation hasta diez minutos atrás. Se ha levantado con la intención de ir al salón a "solucionar el problema".

"No puedes hacer eso —he intervenido—. Tú mismo le has dicho a Ansel esta tarde que te parecía bien."

Aunque solo lo haya dicho porque se ha distraído vacilándome en cuanto ha visto la oportunidad. Asher se ha entretenido con eso desde que salimos del barco y Ansel cayó en la malinterpretación. Al salir de la fiesta, Ansel estaba viendo Tik Toks sentado en las escaleras. No estaba ebrio, sino cansado. Como cuando sales toda la noche y te sientas por fin en el transporte solo para sentir de golpe el cansancio de las últimas horas caer sobre ti. Así estaba él, con pesadez sobre sus hombros al devolverme la mirada.

No tardó en notar mi pintalabios (o la falta de él), pero probablemente harto del comportamiento tan distante de Asher, a él le ignoró.

"Ahora entiendo por qué has tardado tanto", sonrió Ansel hacia mí.

Asher, unos escalones por encima, bajó la mirada hacia nosotros y pude notar ese brillo casi pícaro que ardía al encontrar su oportunidad de vacilar a Ansel. No separó la mirada de mí cuando, con toda la indiferencia que alcanzó, dijo: "Estaba entretenida con Marcus, casi no consigo sacarla de allí".

Ansel no le miró lo suficiente como para notar que Asher se estaba refiriendo a su segundo nombre y eso se quedó en una "broma privada" entre nosotros que Ansel interpretó como el chico alemán.

Se le veía tan emocionado con eso, con una amplia sonrisa y hablando sobre haber arreglado su "interrupción" del otro día que no le corregí. Lo que podría haber pasado de largo fácilmente porque, quitando que se lo contó a todos por la mañana y me soltó guiños y codazos hablando del chico alemán, Ansel tienda a olvidarse rápido de las cosas.

La promesa de AsherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora